El hálito y el “inmenso legado literario y humano” de Miguel Delibes, “una de las figuras más universales de la lengua española” en palabras del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, resuena desde este viernes en el Palacio del Licenciado Butrón, sede de la anhelada Casa Delibes.
Quince años después de su muerte, y tras innumerables vaivenes administrativos en la búsqueda de la ubicación ideal para tan deseado proyecto, el inolvidable autor de ‘El camino’ ha encontrado por fin su sexta y definitiva casa en la ciudad de su vida, Valladolid, donde a partir de ahora se exhibirán alrededor de 10.000 enseres y objetos personales del escritor.
En un emotivo discurso, en nombre de todos los descendientes de Miguel Delibes y Ángeles de Castro, el primogénito de la familia, Miguel Delibes de Castro, fue tajante al subrayar que “Delibes debe ser de todos” y que “su casa debe estar a disposición de todo el mundo que lo admira y quiere”. “Él vivió en sus personajes, como dijo al recibir el Premio Cervantes, y su casa es la de ellos”, sentenció. Sí reconoció en sus primeras palabras que toda la familia vive este momento “como ocurre en cada cambio de domicilio: cargados de ilusión, plenos de expectativas, pero también con incertidumbre por saber si habremos acertado al mudarnos”.
Tras repasar todos los domicilios donde vivió el escritor, desde su nacimiento en la Acera de Recoletos, hasta su traslado siendo aún lactante a la calle Colmenares, para pasar luego por Filipinos, Paseo de Zorrilla y Dos de Mayo, donde murió. “Cada domicilio era el destilado de los anteriores, y en todas partes flotaba el recuerdo y la imagen de Ángeles, la señora de rojo sobre fondo gris. Las casas más recientes aportan más rescoldo que las antiguas. Esta sexta casa hereda sobre todo la última, pero muestra cosas de todas las anteriores”, resumió antes de agradecer la “voluntad, tenacidad y esfuerzo de la Junta, en concreto de la Consejería de Cultura, para sacar este proyecto adelante.
Miguel Delibes de Castro reconoció además que la familia, “junto a la innegable y gran alegría por la inauguración, experimenta un cierto desconsuelo rayano en la tristeza, puesto que “durante quince años su casa permaneció tal y como él la dejó, y desmantelar sus habitaciones ha sido como arrancar la postilla de una herida que ha vuelto a sangrar”. “Los Delibes experimentamos hoy, ante el desabrigo de las viejas habitaciones de la casa de Dos de Mayo, una dolencia de melancolía por la ausencia del aire de su viento. Hemos accedido a compartirlo muy a sabiendas, plenamente convencidos de lo que hacíamos”, añadió antes de aplaudir que el trabajo de la Junta en los dos últimos años haya permitido abrir la casa museo “en un tiempo récord para cómo funciona la administración”.
