El pasado sábado, Noelia Herrero, tuvo que pedir a los vecinos de su pueblo que se encerrarán en sus casas porque el producto que se estaba usando en la fumigación de una finca colindante con Fuente el Olmo de Íscar les estaba intoxicando. Ese día, cuatro personas tuvieron que acudir a Urgencias con distintos síntomas: tos, dificultad para respirar, irritación en los ojos, erupciones cutáneas y dolor de cabeza. Síntomas menores, pero preocupaciones mayores.
Tras la vuelta a una relativa calma, el domingo Herrero empezó a pedir explicaciones y responsabilidades. “El Seprona dice que si la fumigación está autorizada no pueden hacer nada. Voy a ir a pedir explicaciones a la Delegación Territorial. ¿Quién ha autorizado eso? No vale cualquier cosa”, se lamentaba la primera edil.
No hizo falta que se acercará a Segovia, Segovia se acercó a ella. “A las ocho ya me estaba sonando el teléfono y a las diez ya había en el pueblo ingenieros y técnicos tomando muestras, midiendo la distancia entre la última casa del pueblo y la finca…”.
Sorprendida por la celeridad, la alcaldesa fuenteolmera estaba ayer “más tranquila”, pero igual de reivindicativa que el domingo. “Algo no se ha hecho bien. Yo no soy química y no lo sé. No sé si hacia viento o si la fumigación no se hizo correctamente; yo lo que sé es que un pueblo entero se intoxicó en mayor o menor medida porque algo no se hizo bien”, relata Herrero, que solo busca su tranquilidad y la de los vecinos que representa. “Las autoridades tienen que hacer cumplir las leyes, si existen unas normas para este tipo de tratamiento, deben cumplirse. Yo lo único que quiero es que esto no vuelva a pasar. Esa es mi guerra, que mis vecinos vivan tranquilos y en paz”, concluye.
Algo más de experiencia para saber lo qué pasó el sábado tiene Juan Carlos Álvarez, el que fuera alcalde de Coca y senador por el PP, es el agente medioambiental que llegó a Fuente el Olmo de Íscar junto a dos guardias civiles cuando la alcaldesa llamó al 112.
“Cuando llegué era de noche, pero vi que había polvo en el ambiente. Me picaban los ojos y la nariz. Fui a buscar a la alcaldesa y vimos que el polvo venía de una finca que está pegada al pueblo, pertenece al término municipal de Coca pero llega hasta la primera casa del pueblo, y por las luces vimos que un tractor estaba trabajando”, explica Álvarez.
“Nos acercamos, por el camino vi en el suelo las estacas con los carteles que avisaban del peligro. En ese momento, ya no podía aguantar fuera del coche. Hasta cuatro veces salí para hacer una foto al cartel para ver lo que ponía porque era de noche. El tractor estaba a 150 metros de nosotros y casi no podía ver por la irritación de los ojos”, explica Álvarez, que fue el que tuvo síntomas más fuertes de las cuatro personas que fueron atendidas en Urgencias. “Sobre todo problemas oculares, pero también dolor en la espalda y en los pulmones y molestias intestinales”, detalla. “Hoy -por ayer- ya estoy mejor, pero el miedo de no saber qué efectos a largo plazo puede tener estar expuesto a un producto tan tóxico no se lo deseo a nadie”.
“El Instituto Nacional de Toxicología está haciendo un seguimiento a las cuatro personas que fuimos atendidos. Unos en el Hospital de Medina y otros en su centro de salud”, confiesa.
Prohibido de noche
A expensas de lo que determine la investigación, desde su experiencia y como testigo directo, Álvarez tiene claro lo que pasó el sábado. “ Yo creo que la fumigación era legal, tenía toda la documentación en regla, pero no se cumplieron algunas de las indicaciones que se exigen para usar el Metan Sodio. Era de noche, y no está permitido; hace falta un mínimo de humedad en la tierra para hacer el tratamiento, y si el sábado se levantaba polvo es porque la tierra estaba seca; no se puede usar a 125 metros de distancia del casco urbano, y allí la separación la marca un camino público”.
Un cúmulo de “supuestos” incumplimientos a los que se unió la naturaleza. “Al ser de noche, no había corrientes térmicas ascendentes que dispersarán el polvo que provocaba el tractor. Ese polvo llevaba el fitosanitario en suspensión y fue arrastrado hasta el pueblo por un viento ligero que había”, explica el agente de medioambiente.
¿Tan peligroso es el Metam Sodio? A juzgar por los carteles con calaveras y fémures cruzados que lo anuncian, sí. Pero hay más razones de peso. Lo cierto es que su uso está prohibido en Europa, solo se puede utilizar solicitándolo y como un tratamiento excepcional.
El Metam Sodio es un fitosanitario utilizado para preparar la tierra para recibir nuevas siembras o transplantes, plantones de fresa en este caso. Fitosanitario muy tóxico que está sujeto a serias restricciones. En el mismo tractor que el sábado realizaba las labores de fumigación en Fuente el Olmo de Íscar se podían leer sus características y peligros.
Las personas que operen con él deben estar inscritas en el Registro Oficial de Productores y Operadores de Medios de Defensa Fitosanitaria (ROP) y autorizadas para aplicar productos que sean o generen gases tóxicos, muy tóxicos o mortales. Un profesional que además debe respetar ciertas indicaciones.
Antes de tratar el terreno con Metam Sodio es necesario analizar el suelo y confirmar la presencia de organismos nocivos. Solo si no hay otro tratamiento posible se permite el uso de este fitosanitario.
Todo lo relacionado con el uso, almacenamiento, transporte y aplicación del Metam Sodio está regulado, y las personas que están en contacto con él deben estar identificadas y registradas, además, su aplicación debe ser autorizada por la Comunidad Autónoma. Los distribuidores, incluso, deben comunicar a la autoridad competente el stock de los productos que contengan Metam Sodio.
La aplicación del Metam Sodio debe ser mediante inyección al suelo, sin diluir, o mediante riego por goteo, diluido. En los dos casos, después de su aplicación deberá sellarse la superficie tratada mediante un sellado mecánico o colocando una película de plástico impermeable a los gases.
El domingo, Noelia Herrero, alcaldesa de Fuente el Olmo de Íscar, reconocía que en otras ocasiones se cubría con plástico el terreno; el sábado, no. Según Álvarez, el tractor utilizaba el sellado mecánico, es decir, aplastaba la tierra una vez fumigada, lo que haría innecesarios los plásticos.
El sellado se mantendrá durante 21 días y antes de sembrar o transplantar hay que realizar pruebas para confirmar la ausencia en el suelo de todo residuo tóxico.
Su toxicidad exige que en su aplicación se evite la contaminación de aguas y daños en cultivos colindantes y se debe evitar su mezcla con otros productos.
El operador que aplique el producto deberá llevar guantes y botas de goma resistentes a los productos químicos, protección ocular o facial, un respirador purificador de aire, preferiblemente de cara completa.
Quince días después de la aplicación, para entrar en el terreno, los requisitos son similares, solo se sustituye el respirador por una máscara facial con filtro de carbón activado. Un norma de difícil cumplimiento cuando la finca y el pueblo solo están separados por un camino.
No es la primera vez
De lo delicado de la aplicación de Metam Sodio es conocedor el Seprona, que vigila que se haga correctamente. En febrero de 2024, en estas mismas páginas se informaba de que una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil junto a inspectores del Servicio Territorial de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Segovia sorprendieron a un agricultor en Mozoncillo aplicando Metam Sodio irregularmente en un terreno dedicado al cultivo de fresas.
El tractorista no tenía la acreditación necesaria para fumigar, el producto no estaba identificado y se almacenaba sin la seguridad requerida por su peligrosidad. La empresa fue denunciada.
