A juzgar por los resultados económicos registrados en los ocho primeros meses del año, es evidente de que el viento ha cambiado levemente de dirección y vuelve a soplar de manera beneficiosa para España. Y es que déficit público sumó 49.207 millones entre enero y agosto, lo que supone el 4,80% del Producto Interior Bruto (PIB), aunque la cifra se eleva a 51.981 millones (5,07%) si se tienen en cuenta las ayudas financieras, según avanzó ayer la secretaria de Estado de Presupuestos, Marta Fernández Currás.
La cantidad incluye los datos del Estado, la Seguridad Social y las comunidades autónomas, pero no los de las corporaciones locales, que están teniendo un comportamiento superavitario y que, según Currás, previsiblemente, mejorarán la suma global.
La secretaria de Estado aseguró que el balance avala el «firme compromiso» del Gobierno con la consolidación fiscal y acreditan que el Ejecutivo va en la senda «correcta» de cara al cumplimiento de los objetivos de déficit. «Las previsiones del Gabinete se van a cumplir», dijo, tras asegurar que el compromiso con la consolidación fiscal es «firme».
Al desglosar la cifra, se observa que la Administración Central registró un déficit de 39.188 millones de euros hasta agosto (3,82% del PIB). En concreto, el Estado tuvo un débito de 40.052 millones (3,9% del PIB) y los organismos de la Administración Central un superávit de 864 millones (el 0,08% del PIB). Según Currás, las cifras demuestran que el Estado «va mejor que el año pasado».
Por su parte, las regiones apuntaron una deuda de 8.135 millones, 0,79% del PIB, una cifra muy similar a la anotada el mes anterior. Según Hacienda, todas las autonomías están realizando un gran esfuerzo de consolidación y presentan una evolución coherente con el objetivo de estabilidad presupuestaria, por lo que es previsible que cumplan su objetivo global (1,3%).
En concreto, tres regiones terminaron el octavo mes del año con superávit: Asturias (0,34%), Baleares (0,29%) y La Rioja (0,04%), mientras que Canarias cerró prácticamente en equilibrio (-0,11%).
En cambio, Navarra (-2,55%), Murcia (-1,43%) y Cataluña (-1,06%) se apuntaron las cifras más negativas, seguidas de Aragón (-0,94%), Madrid (-0,91%), Extremadura (-0,86%), Castilla-La Mancha (-0,84%), Comunidad Valenciana (-0,76%), Andalucía (-0,75%), Galicia (-0,74%), País Vasco (-0,69%), Castilla y León (-0,54%) y Cantabria (-0,36%).
La Seguridad Social, por su parte, cerró el octavo mes del año con un descubierto de 1.884 millones de euros, lo que representa un 0,18% del PIB, cifra también compatible con su objetivo anual del 1,40%. El débito, según Hacienda, se debe al incremento del número de pensiones y al descenso de cotizaciones.
Asimismo, el Gobierno avanzó la ejecución presupuestaria del Estado hasta septiembre, que arroja un déficit en contabilidad nacional de 36.709 millones, el 3,58% del PIB. El resultado, según el Ejecutivo, coincide con la del mismo mes de 2012 y representa 3.343 millones menos que en agosto de este año.
La cifra del descubierto es consecuencia de unos ingresos de 89.429 millones de euros en los nueve primeros meses, un 7,2% más, y de unos gastos de 126.138 millones, un 4,8% más. En términos de caja, que tiene en cuenta los ingresos y gastos realizados, el déficit fue de 41.760 millones de euros, el 4,07% del PIB.
Retorno al crecimiento
La senda de la recuperación fue confirmada ayer la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, hay motivos para dejar atrás el pesimismo y mirar de frente hacia el futuro. La número dos del Ejecutivo aseguró que la radiografía de la economía española en la actualidad presenta una sintomatología de «inminente retorno al crecimiento». Lo dijo durante la clausura en Jerez de la Frontera (Cádiz) del XVI Congreso Nacional de la Empresa Familiar, donde «no se habló de rescate, sino de recuperación» y donde se presentaron datos que constatan que «hemos abandonado la recesión más larga de toda la democracia».
La vicepresidenta subrayó que los cambios que se están produciendo «son fruto de un soplo del viento favorable», sino del esfuerzo de todos los españoles», que «no están cayendo en saco roto».
Sáenz de Santamaría hizo una llamada a «la prudencia» y a ser conscientes de que la recuperación es aún «débil». Por ello, «no podemos dormirnos en los laureles ni confiarnos en que las cosas empiezan a ser de otra manera», por lo que «hay que culminar el programa de reformas» emprendido por Mariano Rajoy
Es gracias a esas decisiones que las cosas empiezan a cambiar y en Europa «nadie duda hoy de que somos un socio fiable y un país que merece confiar en sí mismo. Nos hemos ganado a pulso el reconocimiento de nuestros socios europeos, de las instituciones económicas internacionales» y los resultados «empiezan a verse en nuestra economía», subrayó.
La mandataria popular, que hizo hincapié en el «encomiable esfuerzo» realizado por las empresas familiares españolas, consideró que una de las cosas que «todos» deben aprender de esta crisis» es que «el esfuerzo reformista tiene que mantenerse de por vida», ya que, a su entender, solo los Estados que son capaces de hacer reformas en tiempos de crisis y también de bonanza son capaces luego de «hacer frente a cualquier turbulencia» y «anticiparse al más mínimo elemento de debilidad» que vea en su economía.
Tras subrayar el elogiable esfuerzo realizado por las firmas familiares nacionales, una tarea en la que, según ella, «tiene que mirarse cualquier Gobierno responsable», la vicepresidenta sostuvo que hoy España es un país «que se mira a sí mismo de forma diferente a hace solo un año», cuando la prima de riesgo se situaba en «más de 450 puntos básicos» y el rescate era «el destino inminente de nuestra economía». Así, según insistió, España ha dejado de ser «un foco de incertidumbre» y hemos dejado de proyectar dudas sobre nuestra solvencia «para asegurarnos un acceso mas asequible a los mercados».
