Iglesia de San Nicolás. Pedro Pérez de Castro. Acuarela. 1875. Museo del Torreón de Lozoya. Pedro Pérez de Castro, uno de los introductores de la acuarela en España, fue un asiduo visitante de Segovia, ya que durante años vino a veranear a la Granja de San Ildefonso. Sus pinturas de tema segoviano son, en algunos casos, un inestimable documento del estado en que se hallaba la ciudad en su momento: pintó la Puerta de San Martín antes de su derribo, la iglesia de San Román antes de su demolición, el Alcázar con sus muros semiderruidos por el incendio que arrasó artesonados y techumbres… Y, atento acaso a la que temía pudiera ser destrucción próxima, pintó también iglesias de los arrabales y del recinto amurallado, como San Nicolás, ésta desde un punto de vista que, por ser el más espectacular, otros artistas seguirían después.

Iglesia de San Nicolás (Segovia). Foto Laurent. Ca. 1880. Esta fotografía tomada desde un punto de vista próximo al que había elegido Pérez de Castro, fue incluida por el editor M. Seguí, de Barcelona, en su obra España Artística y Monumental (1917-1925) que se promocionaba así: “Viaje instructivo y reseña histórica de todas las bellezas arquitectónicas, antiguas y modernas de la península”. Y la que sigue es la descripción que hace de la iglesia segoviana: “Otro de los templos de estilo bizantino que conserva Segovia es este que vemos de San Nicolás, el cual domina el almenado muro y sus torres y la alameda que sigue en anfiteatro las vueltas de la pendiente y la vega del Eresma. Aunque reducida, esta iglesia presenta dos ábsides bizantinos, cada uno con su ventana, y sobre el menor, que por dentro forma la sacristía, elévase escasamente la torre abriendo dos arcos a los cuatro vientos”. Bizantino decían del románico en ese momento.

Iglesia de San Nicolás. Sello PRO SEGOVIA. 1937. Según parece, en situaciones difíciles los Ayuntamientos recibían autorización para estampar sellos que se unían a documentos municipales o a otros como recarga, produciendo ingresos que se aplicaban a paliar los daños que esas situaciones producían. Segovia imprimió uno de esos sellos en plena guerra civil. No lo adornó con un acueducto o un alcázar, sino con una viñeta que reproducía la cabecera de la iglesia de San Nicolás y las casas aledañas. Me pregunto por el motivo de esta elección y supongo que pudo ser por valorar una de las propiedades municipales, ya que tras la reordenación parroquial de mediados del siglo XIX la iglesia pasó a ser propiedad del Ayuntamiento, dedicada a escuela de primeras letras, a biblioteca de la Universidad Popular y a Escuela de Teatro, función que cumple en la actualidad.

Iglesia de San Nicolás. Manuel Bernardo. 1943. Es la portada del folleto Segovia monumental, posiblemente desconocidos, folleto y dibujo, para la mayoría de quienes esto lean. La guerra quedó atrás y ya había quienes pensaban que el turismo podía ser un factor de despegue, así que se editó un folleto en castellano y francés, eligiendo para hacerlo atractivo una portada curiosa. ¿Motivo? La iglesia de San Nicolás que el autor del dibujo, Manuel Bernardo, recreó con imaginación hasta tal punto que uno no sabe si es San Nicolás o un híbrido que se une a la Trinidad, al convento de las Dominicas y a la Torre de Hércules que se asoma por las almenas de la Puerta del Socorro. Lo importante era mostrar al mundo que una Segovia con escasos medios podía presumir de sus monumentos y de sus bellezas. Y que merecía una visita. El folleto se imprimió en la Imprenta Herranz, ubicada en un sótano de la Plaza Mayor.

Cuesta de San Bartolomé. Agustín Albalat. Óleo,1950. A aumentar el pintoresquismo de este rincón segoviano, un poco apartado de las calles más transitadas, contribuyen su emplazamiento al final de una cuesta y el caserío que rodeaba la iglesia por dos de sus lados. Supo verlo el valenciano Agustín Albalat, que vino en el año 1950 al Curso de Pintura de Segovia y que nos dejó este bello lienzo del frente de cuesta con el caserío que lo cerraba. Albalat murió joven, pero tuvo tiempo de llevar a Valencia las novedades de la abstracción. De los olmos que se plantaron en la cuesta por los años finales del siglo XVIII apenas quedan unos desmedrados ejemplares aislados.

Calle del barrio de San Nicolás. Dibujo. Claire Brucker. 1950. Una vista más fácil de identificar que la que nos dejó Albalat es la dibujada por la artista norteamericana Claire Brucker, que vino a los Cursos de Pintura los años 1950 y 1951. Se colocó un tanto retirada, a levante de la iglesia, no para contemplar ésta sino para mejor ver la calle. A la izquierda están el ábside lateral y la torre del templo románico. A la derecha, las casas con sus balcones y tejados. La belleza del dibujo y las facilidades que ofrecía a la hora de la reproducción fueron apreciadas por los rectores de los cursos, que lo eligieron para hacer publicidad de la residencia.

San Nicolás. Dibujo. Castellano. 1950. Es este un dibujo magistral de alguien que no siguió dedicándose al arte. Investigando en los archivos puedes topar con hechos desconcertantes. Los asistentes al curso de pintores tenían la obligación de dejar una obra y, entre las donaciones, en el archivo de San Quirce encontré dos dibujos con la firma de Castellano. Uno, San Nicolás con la fecha 17/8/51 y otro con San Justo. Además, en un sobre que contenía las fotografías de los cuadros de aquel año había una de un lienzo suyo bastante solanesco titulado Procesión en Segovia. ¿Qué hay en ello de desconcertante? Que el nombre del artista no se halla registrado en las actas publicadas del curso ni en fichas y demás papeles consultados. ¿Cadena de despistes o damnatio memoriae? El dibujo, original tanto en su concepción como en su realización, habla de un artista con personalidad.

San Nicolás. Manuel Bernardo. Dibujo. 1952. El dibujo que Manuel Bernardo hizo para el folleto Segovia monumental le gustó a Carlos Martín Crespo, autor de uno de esos libros sobre Segovia escritos a partir de vivencias, con conocimiento y cariño, Crónicas del Segovia viejo, publicado en 1952. Y como le gustó lo que Manuel Bernardo había hecho, le pidió hiciera una portada, que el dibujante preparó con una versión próxima a la que ya había hecho, reduciendo el ábside de la nave central, equilibrando la composición con las casitas puestas al lado derecho y añadiendo el escudo de Segovia y una clépsidra -reloj de arena- alegoría del tiempo ido.
—
* Supernumerario de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce
porunasegoviamasverde.worpress.com
