El Papa Francisco hizo un llamamiento a “conquistar” la paz en el mundo, durante el ángelus pronunciado con motivo del primer día del año nuevo y la solemnidad de Santa María Madre de Dios. Así, recalcó que la paz debe ser tanto “cultivada” como “conquistada”. “Esto da lugar a una verdadera lucha, un comportamiento espiritual que tiene lugar en nuestro corazón”, aseveró el pontífice.
Además, advirtió de que la indiferencia es la enemiga de la paz, porque hace pensar “sólo en uno mismo, crea barreras, sospechas, miedos y cierres”. Por ello, Francisco invitó a los fieles a abrir los corazones para que se “despierte la atención por el prójimo”.
El Papa indicó que con el año nuevo “no cambiará todo” porque muchos problemas “permanecerán también mañana” pero subrayó que Dios está “enamorado del hombre” y jamás se cansa de intentar renovarle.
Durante su catequesis, enmarcada en la cuadragésimo novena Jornada Mundial de la Paz, cuyo lema de este 2016 es ‘Vence la indiferencia y conquista la paz’,advirtió de que la lluvia continúa de noticias hace que la gente se distraiga de la realidad y por tanto de lo que le ocurre a los demás.
Por ello, Francisco llamó a los fieles a realizar un cambio en profundidad “con paciencia y amor” y avisó de que Dios “no promete cambios con la varita mágica”. “Dios pide entrar con delicadeza en nuestra vida, como la lluvia en la tierra para dar un fruto”, señaló en este sentido.
Del mismo modo, el Papa invitó a entender la plenitud de los tiempos desde la fe, ya que “donde no puede llegar la razón de los filósofos ni los acuerdos de la política, llega la fuerza de la fe que lleva la gracia del Evangelio de Cristo, y que siempre es capaz de abrir nuevos caminos a la razón y a los acuerdos”. Francisco, que renovó su llamamiento a “vencer la indiferencia que impide la solidaridad y salir de la falsa neutralidad que obstaculiza el compartir”, explicó que “la plenitud de los tiempos no se define desde una perspectiva geopolítica”.
“Se necesita, pues, otra interpretación, que entienda la plenitud desde el punto de vista de Dios. Para la humanidad, la plenitud de los tiempos tiene lugar en el momento en el que Dios establece que ha llegado la hora de cumplir la promesa que había hecho. Por tanto, no es la historia la que decide el nacimiento de Cristo; es más bien su venida en el mundo la que permite a la historia alcanzar su plenitud”, añadió el sumo pontífice.
Francisco constató en su homilía que la que venida de Dios al mundo “contrasta siempre con la dramática experiencia histórica”. Así, reveló que cada día se encuentran “signos opuestos, negativos”, que hacen creer que Dios está ausente. “La plenitud de los tiempos parece desmoronarse ante la multitud de formas de injusticia y de violencia que hieren cada día a la humanidad”, subrayó.
Por ello, el Papa se preguntó “cómo es posible que perdure la opresión del hombre contra el hombre, que la arrogancia del más fuerte continúe humillando al más débil, arrinconándolo en los márgenes más miserables del mundo”. A continuación, se cuestionó “hasta cuándo la maldad humana seguirá sembrando la tierra de violencia y odio, que provocan tantas víctimas inocentes”. “¿Cómo puede ser éste un tiempo de plenitud, si ante nuestros ojos muchos hombres, mujeres y niños siguen huyendo de la guerra, del hambre, de la persecución, dispuestos a arriesgar su vida con tal de que se respeten sus derechos fundamentales?”, inquirió ante miles de fieles.
Sin embargo, Francisco aseveró que a pesar de todo ello “nada puede contra el océano de misericordia que inunda nuestro mundo”. El Papa llamó a los fieles a cooperar con Dios “en la construcción de un mundo más justo y fraterno, en el que todas las personas y todas las criaturas puedan vivir en paz, en la armonía de la creación originaria de Dios”.
Finalmente, recordó la figura de la Madre Virgen María, que definió como “icono de la paz”. El Papa llamó a seguir su ejemplo y “captar el sentido de los acontecimientos” que afectan personalmente a cada uno, a sus familias, a sus países y “al mundo entero”.
