La editorial independiente segoviana La Uña Rota ha publicado el sorprendente y actual alegato que Alessandro Manzoni redactó a mediados del siglo XIX, un texto prologado por el escritor Isaac Rosa, premio Rómulo Gallegos y Ojo Crítico por su novela “El vano ayer”, y traducido al castellano por Marta Pino Moreno, traductora, ente otros libros, de “Cartas a Lou”, de Apollinaire (Editorial Acantilado).
La obra que presenta La Uña Rota tuvo su origen en una carta que el autor, Alessandro Manzoni, comienza a redactar a su admirado Goethe en 1827. Lo que hubiesen sido unas páginas con distintas ideas “sobre la materia de las opiniones históricas”, acabará dando forma, tres años después, a un breve y sustancioso alegato contra las obras mixtas de historia y ficción.
En definitiva, lo que el lector descubrirá en estas páginas es un ensayo único, que ofrece una reflexión crítica sobre la novela histórica, analizada con rigor y lucidez implacables. Un género en auge en el siglo XIX, gracias a autores como Walter Scott, por entonces novelista de moda, y a cuya difusión había contribuido el propio Manzoni con “Los novios”. Pero pronto cambió de parecer, y después de haber producido sus frutos artísticos más maduros en sus dos tragedias históricas y en la citada “Los novios”, llegaría a renegar de los géneros que mezclan historia e invención.
En esta obra, Manzoni lleva hasta sus últimas consecuencias el principio de que el escritor debe asumir como argumento lo verdadero. Entendiendo la novela histórica no como un desnudo informe cronológico de vicisitudes, sino como análisis de una sociedad y sus múltiples aspectos en un tiempo concreto.
Dividido en dos partes, la primera dedicada exclusivamente a la novela histórica, y la segunda a los géneros en los que la historia tiene cabida, como la tragedia y la epopeya, el lector descubrirá cómo, a contracorriente, Manzoni concibe un discurso que aún hoy conserva toda su vigencia y que encaja de lleno en un debate contemporáneo que, en definitiva, trata de la verdad en un mundo cercado por la ficción, el simulacro y lo virtual.
Según la editorial, una lectura del texto de Manzoni descubrirá al lector su “sorprendente actualidad por lo razonado y contundente de sus argumentos, que le harán plantearse el auge que la llamada novela histórica y otros subgéneros viven hoy en día”.
Y eso que, como se lamenta Isaac Rosa en el prólogo del libro, “frente al tipo de novela histórica que podía representar el propio Manzoni, y que tuvo notables continuadores, finalmente ha triunfado la versión popular, el folletín a lo Dumas, aunque las aventuras de éste parecen alta literatura frente a la novela histórica que hoy triunfa en ventas y repercusión”.
El lector, tanto a favor de novelas históricas como los reacios y, porqué no, los propios escritores, tienen aquí una excelente oportunidad de reflexionar con las tesis “extemporáneas y desatendidas” que Manzoni plantea. Un escritor admirado por autores tan dispares y de época diversa como Sciascia, Chateaubriand, Umberto Eco y Edgar Allan Poe, y sobre el que Goethe dijo que su obra “nos ayuda a desarrollar buenas ideas”.
Manzoni (Milán, 1785 – Milán, 1873), nieto del filósofo y jurista Cesare Beccaria, está considerado un clásico de la literatura mundial, y sentó las bases de la narrativa moderna en Italia, influyendo sobre muchos novelistas posteriores. En 1819 publica su primera tragedia, “El Conde de Carmañola”, muy polémica y criticada por la ruptura de todas las convenciones clásicas, y de la que Goethe se erigió en defensor. En 1820 Manzoni lee “Ivanhoe”, de Walter Scott, que le hace reflexionar sobre la novela histórica. Al año siguiente muere Napoleón, y Manzoni le dedica la oda “El 5 de mayo”, traducida al alemán por Goethe.
Tras sucesivas revisiones, publica “Los novios”, en 1827, obra que consagra definitivamente al autor, y que ha sido considerada la precursora de la novela italiana. Justo después empezaría a redactar una reflexión “de carácter explosivo” contra la novela histórica. En 1842, publica “Historia de la columna infame”, precedente de la llamada ‘nonfiction novel’, donde pone en práctica las ideas desarrolladas en su alegato contra la novela histórica.
Los últimos años de Manzoni están marcados por la desgracia, enviudó por dos veces, perdió a su madre y de sus nueve hijos sólo dos le sobrevivieron. Muere en 1873, y en el aniversario de su muerte, se estrena la Misa de Réquiem compuesta ex profeso por su compatriota Verdi.
