Suma diez años, y poco a poco ha ido creciendo con la intención de convertirse en una cita obligada en el calendario deportivo de los segovianos. La Legua Universitaria cumplió en la mañana de ayer una década de vida, y lo hizo con un aumento en la participación en la prueba de los mayores, y la pena de haber coincidido en la fecha con una de las finales escolares de atletismo en pista, lo que restó jóvenes deportistas a la actividad no competitiva que el Grupo de Investigación del Deporte Escolar tenía programada. Pese a ello, no se puede obviar el esfuerzo de la organización en conseguir que la carrera tenga en cada edición menos puntos débiles.
Tres centenares de atletas tomaron parte en la Legua, que presentaba un recorrido de 5.562 metros de lo más exigente, algo normal teniendo en cuenta que, por la especial ubicación del Campus universitario, en la plaza Alto de los Leones, transcurra por donde transcurra el recorrido, éste no puede escaparse de los desniveles, y la opción de descender hacia el Acueducto, atravesar el el paseo Santo Domingo, ascender por la zona de La Hontanilla y atravesar la avenida Fernández Ladreda para ascender de nuevo hasta el Campus, con la línea de meta situada en el mismo patio de la universidad, parece el trazado más vistoso.
Con puntualidad británica se dio la salida a la prueba competitiva, que de nuevo fue dominada por Jesús Pardo. El atleta segoviano, que viste los colores del Vino de Toro, revalidó el triunfo que consiguió en la pasada edición, y lo hizo con mucha autoridad, ya que se presentó totalmente solo en la meta, marcando un gran registro de 20’06, lo que le dio tiempo más que de sobra para recuperar el aliento mientras esperaba la llegada del resto de corredores.
La segunda plaza estuvo mucho más disputada, ya que Iván Gilmartín equivocó el recorrido en los metros finales, y pese a que lo intentó en el sprint, cedió el puesto a José Andrés Miguel, con José Manuel Puentes en la cuarta posición, muy cerca del podio. Ana Blanco fue la primera en la categoría femenina, con Marina Peinador como la primera alumna clasificada.
Tras los ganadores finales fueron presentándose en el “María Zambrano” el resto de deportistas que apostaron por pasar la mañana del domingo haciendo deporte, y contribuyendo con los tres euros de su inscripción a ayudar a la Cruz Roja en sus actividades. Una buena forma de continuar por el camino del arraigo en la sociedad segoviana.