Cada vez que se celebran unas elecciones generales se somete a evaluación el funcionamiento del sistema electoral. Tres catedráticos de Derecho Constitucional acudieron ayer a Segovia para ofrecer en una mesa redonda un análisis del proceso vivido en torno a la jornada del 20 de noviembre y dieron una calificación positiva del funcionamiento del sistema español. “Es muy fiable”, “funciona bien” y “su estado es saludable” dijeron con variados argumentos Paloma Biglino Campos, Rosario García Mahamut y Ricardo Chueca Rodríguez, que intervinieron en la Escuela de Magisterio ante un público integrado por alumnos y profesores de centros del campus de la Universidad de Valladolid, con protagonismo de los estudiantes de Derecho y de los del Programa Interuniversitario de la Experiencia.
El profesor Chueca Rodríguez indicó que en el proceso que se sigue en España para traducir la voluntad de los ciudadanos en escaños se registra un “ajuste cada vez más preciso” entre la normativa electoral, el comportamiento de los electores y el de los agentes políticos. La eficacia del modelo español que Chueca Rodríguez elogió tiene, en su opinión, aún más valor en el contexto europeo actual donde hay países cuyos sistemas representativos “no son capaces de crear una alternativa política, como son los casos griego e italiano que han tenido que recurrir a Gobiernos que no responden a mayorías parlamentarias”. “Es tranquilizador saber —dijo— que ante el mismo problema tenemos un sistema representativo sólido y potente”.
Unos minutos antes de comenzar la sesión del Observatorio electoral, el profesor Chueca Rodríguez indicó a esta redacción que “en España no tenemos votantes para listas abiertas” e indicó que distintas investigaciones muestran que el debate recurrente sobre el modelo de elección de candidatos, —listas abiertas, cerradas o desbloqueadas— no responde a una necesidad real. “El deseo de listas abiertas es extremadamente minoritario”, dijo Chueca. Sus compañeras en la mesa de debate, Paloma Biglino Campos y Rosario García Mahamut, centraron parte de sus intervenciones en revisar las consecuencias prácticas de la reforma de enero de 2011 de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General, como la reducción del número de candidaturas presentadas, —la mitad que en las anteriores generales— y del número de votos emitidos por emigrantes, —solo ha votado el 10 % del censo de residentes ausentes (CERA)—.
Paloma Biglino explicó que la aplicación del voto rogado, que obliga a quienes viven en el extranjero a comunicar personalmente su voluntad de ejercer su derecho de sufragio, si bien ha reducido la participación, contribuye a evitar prácticas fraudulentas. “Es má restrictivo pero intenta garantizar la pureza del sistema electoral”, dijo. Por su parte, Rosario García Mahamut, vocal de la Junta Electoral Central, afirmó contundente que “el voto por correo llegó perfectamente a tiempo”.
