Aunque la calle Real se haya convertido en los últimos años en un espacio cosmopolita, lleno de franquicias donde se vende la misma ropa que en las tiendas de moda de Nueva York, París o Milán, al llegar a la Plaza de San Martín, la mera visión de Ángel Román, el último fotógrafo minutero en activo, transporta al paseante a otra época, lejana. “Llevo 73 años trabajando en la calle, pasando frío y calor”, decía ayer, a modo de resumen de su vida. Román, que ha imprimido personalidad a la esquina donde habitualmente se coloca con su vieja cámara, es una reliquia a conservar. Su oficio, el de minutero, estuvo al borde de la desaparición, pero ahora resurge, al amparo de teatralizaciones vintage.
Segovia, por obra y arte de ‘Segovia Foto’ empezó a organizar hace media docena de años un encuentro de fotógrafos minuteros. La iniciativa, “única en el mundo”, como ayer se encargó de recalcar su director, Javier Salcedo, pretende rendir homenaje a quienes han hecho de este oficio, surgido poco después del nacimiento de la fotografía, su forma de vida.
En su sexta edición, se espera la presencia en Segovia de Adolfo, de Torrelavega; del alicantino José Luis; de Ángel, de Vigo; y de una pareja de Barcelona, Jacobo y Eva, los dos componentes de ‘Tiempo y Luz’. Mañana domingo, en la Plaza Mayor, a eso de las 13,30, se hará entrega de un galardón a uno de ellos. ¿A quién?. “Es sorpresa”, indicó Salcedo, quien espera una alta afluencia de público, para ver, en vivo y en directo, cómo se hacían las fotos de forma artesanal. “Lo importante —decía ayer Román, a modo de lección— es el revelador y el fijador; una de mis fotos dura perfectamente cien años”. La foto digital manda hoy pero, a lo visto, la tradicional tiene todavía mucho que decir.