La señera calle Daoiz encierra la historia de Segovia, también bajo tierra. Soterrado, oculto bajo su firme de adoquín, discurre el viejo canal del Acueducto, que partía de la antigua plazuela de las arquetas. Por Daoiz corren también las mercedes de agua, las desviaciones secundarias del canal madre que llevaban el agua hasta las casas del barrio de las Canonjías, viviendas refinadas, con todas las comodidades para sus inquilinos, lo que serían los chalets del siglo XII. El barrio de las Canonjías se originó a comienzos del siglo XII como consecuencia de la donación por parte del concejo de la ciudad al obispo y a la antigua catedral de Santa María —que se encontraba frente al Alcázar— de los terrenos sobre los que se asienta, desde la iglesia de San Andrés hasta el Alcázar. En él residieron los canónigos hasta la destrucción de la catedral de Santa María durante la Guerra de las Comunidades, en 1521.
Aunque es conocida la existencia del canal y de sus mercedes, los expertos desconocen con precisión la profundidad a la que discurren estas canalizaciones por la calle Daoiz. “Este espacio no se ha removido en los últimos tiempos, sabemos que el canal madre y las mercedes pasan por ahí, pero no a qué profundidad exactamente”, explicaba ayer la concejala de Turismo y Patrimonio Histórico, Claudia de Santos.
Saber a qué profundidad se encuentran los restos arqueológicos en la calle Daoiz, sea el canal del Acueducto u otros tesoros que se pudieran hallar — “No sabemos lo que nos deparará el destino”, dijo ayer De Santos— se antoja como una información previa fundamental para acometer las futuras obras de reurbanización de la calle.
En este sentido, el Ayuntamiento proyecta realizar hasta tres catas arqueológicas para recabar información y perfilar el proyecto de reurbanización de la calle. El objetivo es precisar la profundidad a la que deben incorporarse las canalizaciones de servicios —gas, electricidad y telefonía— para que no dañen o pongan en riesgo los restos arqueológicos que conserva la calle bajo tierra.
Ayer comenzaron los trabajos para la primera de las tres catas arqueológicas. En todos los casos, los trabajos se realizarán de forma manual, tanto la retirada de los adoquines, como la propia excavación. La cautela obedece al interés por no dañar posibles restos. La primera cata arqueológica se realiza desde ayer en el tramo de la calle Daoiz más próximo a la plazuela de Juan Guas. El punto elegido para la segunda se localiza a la altura de la Travesía de las Canonjías. Y la tercera se realizará en el espacio comprendido entre el ábside de la iglesia de San Andrés y la entrada a la calle Adolfo Sandoval.
La realización de las catas arqueológicas no impedirán la entrada a las viviendas ni el tránsito de personas por la calle Daoiz, aunque sí afectarán a la circulación. Ya ayer la calle quedó cortada al tráfico de vehículos desde la Plaza de la Merced hasta el Alcázar. Desde la Plaza Mayor un cartel y varios agentes policiales impedían el acceso del tráfico rodado hacia la calle Marqués del Arco, salvo para residentes y trabajadores. No obstante, para facilitar lo más posible la circulación, la calle Marqués del Arco y la Plaza de la Merced —donde ayer se permitía aparcar— han quedado de doble sentido, con prioridad de paso para el tráfico que se dirija hacia la Plaza Mayor.
3 fases
Una vez realizadas las catas, el Ayuntamiento concluirá la redacción del proyecto de reurbanización de un amplio tramo, desde la Plaza Mayor hasta la Plaza de Juan Guas —junto al Alcázar—; que incluye las calles Marqués del Arco, la Plaza de la Merced y la calle Daoiz. La obra se dividirá en tres fases: La primera se centrará en Marqués del Arco— de la Plaza Mayor hasta la altura de la calle Desamparados—; una segunda fase desde este último punto hasta la iglesia de San Andrés; y una tercera que se centrará en la calle Daoiz. El proyecto ya está perfilado, al menos de la estética que se dotará a este tramo.
