El Almería logró ayer un meritorio y sufrido empate ante el Real Madrid que, de cualquier modo, sirve de poco a ambos, ya que el equipo andaluz sigue en puestos de descenso y el de la capital de España entregó al Barcelona el título honorífico de campeón de invierno antes de que el bloque azulgrana jugara (y ganara).
Un tanto del delantero argentino Leo Ulloa en el ecuador de la segunda parte castigó la poca eficacia e intensidad del conjunto ‘merengue’, que, con la salida del francés Karim Benzema en sustitución del brasileño Kaká, ganó en profundidad y, al menos, pudo elaborar el gol de la igualada, anotado por Esteban Granero.
Los locales aguantaron el 0-0 inicial en el primer acto con un fútbol defensivo con el que consiguieron neutralizar las acometidas continuas del adversario, que era el poseedor claro del balón. El guardameta Diego Alves, brillante, también contribuyó a que saltara la sorpresa.
Los pupilos de José Luis Oltra se agarraron al contragolpe como el único arma para batir a Íker Casillas. Tuvieron más éxito no dejando pensar a los contrincantes, que, no obstante, amenazaron de forma rápida, pese a que Mesut Özil no llegó por muy poco a un balón en profundidad que le sirvió Kaká, titular en detrimento de Benzema, en lo que constituyó la sorpresa principal de la alineación de José Mourinho. También impactó la suplencia de Ricardo Carvalho, quien dejó su puesto en la zaga a Raúl Albiol.
Con el paso de los minutos, se vio que las ocasiones las monopolizaban los visitantes, pero el arquero anfitrión se empeñaba en impedir la diana. Cristiano Ronaldo, Kaká y Xabi Alonso fueron frustrados por él.
Los rojiblancos, sin cometer fallos graves, preferían apostar por el conservadurismo, porque asumían que una pérdida de pelota en una zona peligrosa del campo resultaría letal.
Después del descanso no hubo excesivas variaciones en el guión. Eso sí, el Almería logró que el Madrid no generara tantas oportunidades como hasta entonces.
La confianza de la escuadra andaluza aumentó al comprobar que el rival no marcaba, y, asumiendo un cierto riesgo, adelantó un poco las líneas.
La táctica trajo beneficios sin tardar. Un pase de Albert Crusat le llegó a Pablo Piatti, quien chocó con Sergio Ramos y le dejó el balón muerto a Ulloa, que no perdonó a Casillas.
De repente, y sin esperarlo, el Madrid se vio con el marcador en contra, circunstancia que provocó una reacción inmediata del técnico José Mourinho.
Con Benzema y Granero sobre el campo, los blancos se volcaron sobre la meta adversaria, pero Alves no cedía. Tras una enorme insistencia, el canterano acabó con su resistencia gracias a una asistencia del galo.
En el descuento, Cristiano Ronaldo lanzó una falta al larguero para completar la frustración del Real Madrid.
