El Aula de San Quirce ha acogido la conferencia del académico de número de la Real Academia Española (RAE), Pedro Álvarez de Miranda, titulada Antonio Machado y la Academia Española: un episodio de sus años segovianos. Invitado por la Real Academia de San Quirce, el catedrático y lexicógrafo desentrañó las vicisitudes de la elección de Antonio Machado como académico en 1927 y los motivos por los que nunca llegó a ingresar formalmente en la RAE. Presentado por el profesor José Luis Mora, la ponencia se enmarca en los actos conmemorativos del 150º aniversario del nacimiento del poeta.
Álvarez de Miranda, con erudición y cercanía, subrayó la relación del poeta con Segovia, donde residió algo más de doce años, y su influencia en la vida cultural de la ciudad. El conferenciante puso el foco en dos aspectos: la elección de Machado como académico y su discurso de ingreso inacabado, texto que refleja su profundidad filosófica y literaria. Machado fue elegido académico de la Española el 24 de marzo de 1927, cuando era catedrático de Francés en el Instituto General y Técnico de Segovia. Su candidatura, promovida por Azorín, Ricardo León y Armando Palacio Valdés, superó a la de Niceto Alcalá Zamora en un contexto marcado por la dictadura de Primo de Rivera. Álvarez de Miranda también presentó un documento inédito de diciembre de 1926, hallado en el archivo de la RAE, en el que figuras segovianas como Julián Santos Blanc o Antonio Ballesteros, solicitaban la admisión de Machado. Aunque no seguía el procedimiento oficial, el escrito pone de manifiesto el apoyo local al poeta.
Desmontando mitos, Álvarez de Miranda descartó que razones políticas impidieran el ingreso de Machado en la RAE. El motivo principal fue que no terminó su discurso de ingreso, necesario para ser académico de número. En el texto, al que solo dio cierto impulso tras el advenimiento de la II República, Machado expresó su escepticismo: «No creo poseer las dotes específicas del académico. No soy humanista, ni filólogo, ni erudito. Ando muy flojo de latín porque me lo hizo aborrecer un mal maestro…». El discurso aborda el conflicto entre el subjetivismo romántico y el objetivismo vanguardista, pero quedó incompleto, posiblemente debido a la introspección filosófica del poeta y a su desinterés por las formalidades.
«Le agradezco su felicitación por mi nombramiento de académico. Es un honor al cual no aspiré nunca. Casi me atrevería a decir que aspiré a no tenerlo nunca, pero Dios da pañuelo a quien no tiene nariz», dijo en carta al poeta a Miguel de Unamuno.
