Mi amigo desde la infancia, mi compañero en la lucha por Segovia, se ha ido en silencio.
Siempre fue discreto, pero entusiasta porque nuestra cuna ocupara el digno lugar que le correspondía.
Ingeniero de Montes, amaba y cuidaba los Pinares de Valsain y El Espinar guadarrameños, pero igualmente las matas del llano.
Fue un impulsor del AVE, la alta velocidad comunicativa por Segovia, tan necesaria para los miles de hijas e hijos de esta Tierra que laboran en Madrid.
Fue un editor eficaz y responsable de la prensa, impulsando El Adelantado de Segovia, como periódico imprescindible y que había fundado su abuelo, Cano de Rueda a principio del siglo XX y que luego llevara, con mano maestra su tío Luis, que tanto impulsó la buena y puntual comunicación al ámbito rural, como un servicio imprescindible para la convivencia y nos abrió el horizonte a los inquietos e imberbes aprendices de plumillas.
Carlos Herranz Cano, mi amigo, Marqués de Lozoya consorte, ya descansa en su Segovia amada y bien servida por él. De repente todo se queda quieto en la memoria, cuando se acerca la hora del olvido. Esa hora que nace con la muerte de lo que amas. Ha muerto un hombre bueno de nuestro entorno. Se ha ido en silencio y con la conformidad de quien siempre ha sido cabal, cumplidor y servidor. En el ínterin de pocos días nos ha dejado no un vacío, sino una ausencia que no se puede suplir. Ello nos hace brotar las lágrimas de dicha por haber tenido la ocasión de convivir con él sabiendo que su existencia ha sido un ejemplo de la dignidad del ser humano colmado.
No lo tuvo fácil, pero supo saltar el foso que protegía su fortaleza. Tal vez practicando lo que defendía como miembro de la Junta Protectora del Alcázar segoviano.
No lo tuvo fácil, pero su tesón- fui testigo de ello- su bonhomía, su entrega, la capacidad y la calidad de sus afectos nos elevaron a todos.
CARLOS: YA ESTÁS EN EL SITIO DE LOS ELEGIDOS, NOS HAS ENSEÑADO EL VALOR DE LA AMISTAD, LA GENEROSIDAD, LA TOLERANCIA, NOS QUEDA EL CONSUELO DE TU RECUERDO.
