Es probable que muchos de nuestros lectores no sepan dónde se encuentra exactamente Cabezuela. Yo tampoco lo sabía hasta que me ilustró Google Maps: entre Cantalejo y Pedraza. Lo que sí sé a ciencia cierta es que estos días andan alborotados en el ayuntamiento, los mozos preparan las peñas, los viejos esperan con ganas a los que se fueron, y todos viven la ilusión contagiosa de las fiestas patronales. Y este año son de aúpa.
El arranque tiene algo de rito iniciático. Este jueves a las cuatro de la tarde, los niños estrenan el territorio: juegos, carreras, gritos, ese júbilo salvaje que recuerda a los mayores por qué un pueblo con niños sigue siendo un pueblo y no un geriátrico con código postal. A las siete, la primera rebolada de peñas: la charanga Gurugú pone el tono, que es decir la pólvora musical que alimenta las tripas y hace que los vasos de plástico no se vacíen jamás. Ya a las once de la noche, el desfile de peñas: la Reina y sus Damas, proclamadas entre aplausos y vítores, se convierten en epicentro de un teatro popular que tiene tanto de liturgia antigua como de comedia de enredo. El pregón corre a cargo de Mª Eugenia Martín de Santos, farmacéutica local con más años en Cabezuela que el Cristo de la Santa Cruz. Media hora después, la orquesta Sonido hace lo suyo: poner a bailar hasta al más cojo. Y ya, en la madrugada, cuando algunos creen que se ha acabado, la charanga Gurugú vuelve a emboscar la noche con otra rebolada. Son las cinco de la mañana. El que no esté borracho está perdido.
La mañana empieza con pólvora y astas. El tradicional encierro mixto, que para los paletos de ciudad es el que mezcla caballos con corredores, recuerda que aquí las fiestas llevan la marca de lo taurino como un tatuaje en la piel. La adrenalina huele a buey sudado y a miedo bien entendido: el miedo que hace que otro corra más deprisa y que luego cuente la hazaña en el bar.

Al mediodía llega el baile vermú con la charanga Sarao. El vino blanco se sirve en vasos de tubo y algunas madres miran de reojo a los hijos, que a esas horas ya hacen su primera cata de la vida adulta. A las seis, concurso de recortes: toros de Marco García, de Tudela de Duero, Valladolid. La cosa se pone seria. La plaza se convierte en escuela de valor, de bravuconería y de esa gimnasia nacional que consiste en arrimarse al cuerno sin que te arranque la femoral. Los socios de las peñas, mientras tanto, mastican bocadillos repartidos como bendiciones. Y por la noche, a las once y media, el grupo Alquimia pone verbena: luces de neón, acordeones eléctricos, parejas que bailan como si no hubiera mañana y otras que lo hacen deseando que el trance pase pronto.
Vuelve el encierro el sábado. El que corrió el viernes repite ya más seguro, y el que no lo hizo se lanza ahora para demostrar que la hombría no se hereda, se practica.
A las doce, almuerzo popular en la Vega. Después, vermú con la charanga Chicuelina y, a las tres, los experimentos con gaseosa: minisifonada para los pequeños y sifonada mayor para los adultos, en la Plaza Mayor. Espectáculo líquido que confirma que la alegría del pueblo entra por la boca y sale en forma de carcajada.
A las seis, becerrada. Los chavales de las escuelas taurinas se la juegan ante las reses de Marco García. Y por la noche, otra verbena, esta vez con el grupo Vía Libre. La plaza se convierte en un mar de cuerpos sudorosos, y la música, en un puente que une a la juventud con la veteranía.
El último día tiene un tono distinto. Menos pólvora, más solemnidad. A la una y cuarto, misa en honor al Santo Cristo del Humilladero. La Reina y las Damas, esta vez, no son musas del desenfreno sino damas de procesión. Los dulzaineros locales acompañan y el aire se llena de ese sonido arcaico que parece invocar a los antepasados.
Después, vermú con El Meneíto. Últimos brindis, últimas bromas, último pulso a la resaca. Y a las cinco y media, procesión y ofrenda al Cristo. Quintos, peñas, Reina y Damas: toda la jerarquía festiva desfilando con el mismo respeto con que, la víspera, bebían en la Plaza Mayor. Y así, entre incienso, música y pasos solemnes, se cierra la fiesta. Una fiesta de pueblo consigue que por unos días la comunidad recuerde quién es y que la vida, aunque breve y siempre acechada por la rutina, todavía sepa a vino, a música y a pólvora.

PROGRAMACIÓN 2025
Jueves 11 de septiembre
16.00 horas. Fiesta infantil, con juegos diversos.
19.00 horas. Rebolada por las peñas amenizada por la charanga Gurugú. Organiza. Asociación de Peñas de Cabezuela.
23.00 horas. Desfile de peñas, proclamación de Reina y Damas, y pregón inaugural a cargo de Mª Eugenia Martín de Santos, farmacéutica de Cabezuela.
23.30 horas. Velada popular amenizada por la orquesta Sonido.
05.00 horas. Rebolada por las peñas amenizada por la charanga Gurugú. Organiza. Asociación de Peñas de Cabezuela.
Viernes 12 de septiembre
10.00 horas. Tradicional encierro mixto.
14.30 horas. Baile vermú amenizado por la charanga Sarao.
18.00 horas. Concurso de recortes, con reses de la ganadería de Marco García de Tudela de Duero (Valladolid). La Asociación de Peñas repartirá un bocadillo a los socios.
23.30 horas. Verbena a cargo del grupo musical Alquimia.

Sábado 13 de septiembre
10.00 horas. Tradicional encierro mixto.
12.00 horas. Almuerzo popular en la Vega. Ticket incluido en el abono taurino.
14.00 horas. Baile vermú amenizado por la charanga Chicuelina.
15.00 horas. Minisifonada para los más pequeños.
15.30 horas. Sifonada para los mayores en la Plaza Mayor. Organiza Asociación de Peñas de Cabezuela y Centro Cultural de Cabezuela.
18.00 horas. Gran becerrada en la plaza de toros con reses de la ganadería de Marco García de Tudela de Duero (Valladolid) a cargo de los novilleros de las escuelas taurinas de Palencia, Cataluña, Salamanca y Camas.
Alejandro Chavarri, de Escuela Taurina de Palencia.
Marcos Adame, de Escuela Taurina de Cataluña.
Pedro Caminero, de Escuela Taurina de Salamanca.
Martín Mendoza, de Escuela Taurina de Camas.
23.30 horas. Verbena a cargo del grupo musical Vía Libre.
Domingo 14 de septiembre
13.15 horas. Santa misa en honor al Santo Cristo del Humilladero.
Acompañamiento de la Reina y Damas con música a cargo de los dulzaineros locales.
14.30 horas. Baile vermú amenizado por la charanga El Meneíto. Organiza la Asociación de Peñas de Cabezuela.
17.30 horas. Procesión y ofrenda al Santo Cristo del Humilladero, con presencia de los Quintos y de la Reina y Damas de las Fiestas.
