La Dirección General de Tráfico (DGT) ha renunciado al objetivo que se había planteado de instalar 2.000 radares en las carreteras hasta el final de legislatura, porque «no puede haber un crecimiento infinito», según señaló su director, Pere Navarro, quien cifró entre 150 y 200 los que se podrían colocar cada l año hasta 2012..
Actualmente hay 520 detectores fijos, principalmente en las autopistas y autovías, por lo que para alcanzar el número perseguido se necesitarían ocho años.
Navarro se refirió a este asunto en un desayuno informativo al que asistieron representantes de diversos sectores relacionados con la circulación, y en el que fue presentado por el portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, con quien comenzó la tramitación del carné por puntos.
Ese límite del número de localizadores tendría que estar vinculado a la longitud de la red viaria, al número de kilómetros de carretera, una proporción que ahora están analizando los expertos que aconsejan que el incremento se haga «poco a poco, con cierta lentitud para poderlo ir asumiendo».
No se puede continuar poniendo radares «indefinidamente», a juicio del responsable de Tráfico, quien se inclinó por la idea de fijar ese límite y, en un momento dado, si se necesita en un determinado lugar, habría que retirarlo de otro.
Esos detectores fijos, según Navarro, se tienen que instalar para justificar su inversión en carreteras principales con una cierta intensidad circulatoria, por encima de los 6.000 vehículos, de ahí que lo aconsejable sea que la Guardia Civil los coloque móviles en muchas calzadas secundarias.
En las previsiones de Tráfico, según Navarro, no está la de aumentar los ingresos por sanciones, una vez que entre en vigor en su totalidad la reforma del procedimiento sancionador, que «no aumenta las multas», y el montante de las mismas seguirá siendo destinado a financiar programas y actuaciones de prevención de accidentes, «no para subvencionar víctimas, propiamente dicho».
«Tenemos un problema con la bebida», sostuvo, y precisó que el año pasado se detectaron unas 102.000 alcoholemias y se abrieron 17.000 diligencias.
Navarro zanjó el debate sobre un eventual aumento de los límites de velocidad en autopistas y autovías, y señaló a países tan avanzados en seguridad vial como Suecia, Holanda y Gran Bretaña, donde se circula entre los 111 y los 120 kilómetros por hora.
Según él, en la DGT están satisfechos con la Justicia, que ha visto multiplicar sus procedimientos a raíz de la reforma del Código Penal, y está convencido de que «ahora se cumple la normativa» y que se ha producido un cambio de los conductores «hacia comportamientos más seguros».
