El Adelantado de Segovia
jueves, 20 noviembre 2025
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN
El Adelantado de Segovia

El sentido moral

por Javier Gómez Darmendrail
6 de septiembre de 2025
en Tribuna
JAVIER GOMEN DARMENDRAIL
Compartir en FacebookCompartir en XCompartir en WhatsApp

Luis Mester

¡Aquellos trenes de vapor!

LA UE Y EL INDULTO A PUIGDEMONT

Alexis Carrel tiene una excelente frase para meditar: “El sentido moral es de gran importancia. Cuando desaparece de una nación, toda la estructura social va hacia el derrumbe”. Se trata de una advertencia severa, casi profética, sobre los fundamentos invisibles pero esenciales que sostienen a una sociedad. Carrel, médico y pensador profundamente influido por la ciencia, no escribe aquí como moralista, sino como observador de las consecuencias prácticas de la descomposición ética. Su mensaje es claro: sin sentido moral, no hay tejido social que aguante, por muy brillante que sea la economía o muy sólidas las instituciones.

Vivimos en una época en la que tendemos a medir la solidez de una sociedad por indicadores tangibles: el PIB, la renta per cápita, el nivel de infraestructuras, el grado de desarrollo tecnológico. Pero Carrel nos recuerda algo incómodo: una sociedad puede tener todo eso y, sin embargo, colapsar si pierde su sentido moral. Lo que une a los ciudadanos no es sólo la ley, ni el mercado, ni el interés común, sino una convicción compartida de lo que está bien y lo que está mal.

El sentido moral —no como dogma, sino como brújula compartida— permite la confianza, la cooperación espontánea, el sacrificio por el bien común. Cuando eso desaparece, incluso las mejores leyes se vuelven papel mojado, y la convivencia se convierte en un campo de batalla de intereses desenfrenados.

Carrel apunta también, aunque no lo diga de forma explícita, al peligro del relativismo moral descontrolado. Cuando todo se justifica, cuando toda conducta puede ser defendida en nombre de la libertad individual, cuando se pierde la noción de “lo justo” como algo más alto que la conveniencia personal, entonces la sociedad deja de ser una comunidad y se convierte en una suma de individuos en competencia.

Esta erosión del sentido moral no siempre ocurre de golpe; a menudo se infiltra lentamente, disfrazada de modernidad, de tolerancia o de pluralismo. Pero llega un momento en que sus consecuencias son palpables: corrupción sin vergüenza, impunidad normalizada, mentira sistemática, banalización de la violencia, descomposición de la familia, cinismo político, desprecio por el mérito, y una apatía creciente entre los ciudadanos.

Carrel no habla de religión ni de moral impuesta por un poder externo. Habla de moral interiorizada, aquella que cada persona lleva consigo y que permite que la sociedad funcione sin necesidad de vigilancia constante. Una moral que actúa incluso cuando nadie está mirando.

 

Un sistema jurídico puede establecer normas, pero no puede generar virtud. Puede castigar la transgresión, pero no crear conciencia. Por eso, cuando el sentido moral desaparece de una nación, las leyes —por muchas que haya— ya no bastan. Se multiplican los controles, los reglamentos, las fiscalizaciones… pero todo eso es síntoma de que la cohesión espontánea ha fallado.

El derrumbe del que habla Carrel no es necesariamente espectacular. Puede darse como una decadencia lenta, una caída en la mediocridad, una pérdida de empuje, una sociedad que deja de creer en sí misma y se entrega al nihilismo o al hedonismo sin rumbo. Una nación sin sentido moral sigue existiendo, pero como un cuerpo sin alma.

Hoy, esta frase resuena con fuerza. Vemos cómo en muchas sociedades desarrolladas crecen la desconfianza, la polarización, la frivolidad moral. La corrupción ya no escandaliza, la mentira se profesionaliza, la pereza cívica se normaliza, lo inmoral se convierte en una nueva moralidad. ¿Y qué nos queda si no hay un núcleo ético que sostenga el edificio común?

Por eso, Carrel —un hombre que también escribió con inquietud sobre el destino espiritual del hombre moderno— parece estar diciéndonos: cuidad la conciencia moral de vuestra nación como se cuida el corazón de un cuerpo. Porque si eso deja de latir, todo lo demás se apaga.

Compartir en Facebook122Compartir en X76Compartir en WhatsApp
El Adelantado de Segovia

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

  • Publicidad
  • Política de cookies
  • Política de privacidad
  • KIOSKOyMÁS
  • Guía de empresas

No Result
View All Result
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda