Ediciones de Arte. Laborde y Labayen. Tolosa. Acuarelas de Landi Sorondo.
Esta imagen que vemos es la portada de una carpetilla de tarjetas postales de motivos segovianos que los editores Laborde Labayen imprimieron en Tolosa reproduciendo unas acuarelas pintadas por el artista tolosarra Carlos Landi Sorondo. El arte español había recibido señales del postimpresionismo y cuando se pintaban paisajes urbanos, aun sin haberse liberado totalmente del complejo del parecido, pasó a hacerlo con líneas y volúmenes que se apoyaban, acaso, en artistas como Cézanne y Toulouse Lautrec, cuando no buscando la propia originalidad.

Carlos Landi Sorondo. Plaza del Azoguejo. Segovia. Firma en ángulo inferior derecho C. Landi Sorondo.
El autor de estas acuarelas fue un excelente pintor, grabador e ilustrador vasco nacido en Tolosa (Guipúzcoa), el año 1896. Pero aquí, Segovia inspira, no voy a tratar de su dilatada carrera artística, murió a los 80 años, sino a ofrecer unos breves comentarios sobre un curioso trabajo suyo de juventud, realizado durante algún viaje a Segovia del que no tenemos otros datos. Consiste dicho trabajo en unas acuarelas que acabaron, algo poco frecuente, imprimiéndose como tarjetas postales. La primera de ellas es esta vista del Acueducto tomada desde la plaza del Azoguejo, por la que se mueven varias personas, animales y un par de carros.

Carlos Landi Sorondo. Puerta de San Andrés o del Socorro (Segovia). Col. Juan Pedro Velasco Sayago.
Carlos Landi Sorondo se inició en la pintura estudiando en Madrid con profesores como Cecilio Pla. Posteriormente, deseando ampliar sus conocimientos, viajó a Francia y a Bélgica, donde completó su formación con prácticas de grabado en la academia libre de la Grand Chaumiére, de París, y en la Real Academia de Pintura y Bellas Artes, de Gante. Solo su primera etapa, en la que se acercó a Segovia, nos interesa. La Puerta de San Andrés o del Socorro, la antigua Puerta Fuerte, fue otra de sus acuarelas, impresa como tarje postal.

Carlos Landi Sorondo. Catedral de Segovia. Firma en ángulo inferior derecho C Landi Sorondo.
El joven artista tolosarra pintó series de acuarelas de San Sebastián, El Escorial, Toledo y Segovia. ¿Cuándo? Juan Pedro Velasco, el único que hasta ahora ha escrito sobre la serie segoviana -Acueducto2.com- señaló en su día que han de datar de los años veinte o incluso antes, coincidiendo con la etapa de sus estudios en Madrid. Las ciudades del interior de la península debieron sorprenderle con la sobriedad de sus paisajes, pero también con la belleza de sus monumentales edificios.

Carlos Landi Sorondo. Plaza de Medina del Campo (Segovia). Firma en el ángulo inferior izquierdo Landi Sorondo.
Aunque no conocemos datos precisos sobre la fecha de ejecución de las acuarelas, la propuesta de Juan Pedro Velasco encuentra apoyo en algunos detalles de las mismas. Un ejemplo se encuentra en ésta que representa la Plaza de Medina del Campo, que se extiende sobre dos alturas. La inferior tenía como ornato una fuente con leones y un grupo escultórico formado por dos niños que sujetan un pez. El año 1921, la fuente fue desplazada y colocada en la altura superior para dejar sitio al monumento dedicado aquel mismo año al comunero Juan Bravo. En la acuarela la fuente sigue abajo, prueba de que se pintó antes de 1921.

Carlos Landi Sorondo. Torre de San Esteban (Segovia). Firma en ángulo inferior izquierdo Landi Sorondo.
Al regresar a Guipúzcoa, el artista presentó sus acuarelas a los editores tolosarras Laborde y Labayen quienes, entre 1925 y 1930, imprimieron una serie de carpetas con tarjetas postales para la que titularon Colección de Arte. España monumental. La dedicada a Toledo consta de veinte tarjetas y la de Segovia, de diez. Algunas como esta de la torre de San Esteban, muy llamativas. Destaca la altura de la que para el menorquín José María Quadrado, cuando la historia del arte se hallaba en sus balbuceos, era la reina de las torres bizantinas de España. Su remate barroco se había incendiado y la torre se hundió poco después. Al ser restaurada se colocó esta pirámide de pizarra.

Carlos Landi Sorondo. Plaza del Obispado (Segovia). Firma en ángulo inferior derecho Landi Sorondo.
La plaza de San Esteban de Segovia es tan desigual como pintoresca y en ella destacan dos edificios tan singulares como diferentes. Uno está construido con piedra caliza, es románico y vertical mientras que el otro se ha levantado con granito, es renacentista y horizontal. A veces no se entiende muy bien que, uniendo elementos tan distintos, la iglesia de San Esteban y el Palacio Episcopal, salga algo tan armónico. En uno de sus laterales tiene varias casas modestas a las que otorgan un carácter especial las cúpulas y crestería de la catedral que aparecen más allá de sus tejados. No había automóviles, únicamente un carro.

Carlos Landi Sorondo. Alcázar de Segovia. Firma en ángulo inferior derecho C Landi Sorondo.
El Alcázar de Segovia, levantado sobre arriscada punta caliza que soporta la ciudad de Segovia, forma otra bella estampa que un pintor, viajero en busca de vistas que fijar con sus pinceles, no podía dejar de pintar. Muy conseguido el contraste entre dos colores, el rosado amarillento de las piedras y el verde de las hojas de los chopos que, lanzados al cielo, emulan la trayectoria de los chapiteles que rematan las torres de la fortaleza.

Carlos Landi Sorondo. Monasterio del Parral (Segovia). Firma en ángulo inferior izquierdo Landi Sorondo.
El monasterio de Santa María del Parral o Monasterio del Parral, a secas, es una joya arquitectónica perdida entre las arboledas del Eresma. Hacia 1920, cuando Landi Sorondo debió hacer su viaje o excursión a Segovia, todavía no se habían iniciado en él las obras que habrían de reparar los daños que en la gran fábrica enriqueña había causado el abandono originado por la exclaustración decimonónica, pero seguía siendo un edificio notable por sus dimensiones, sus volúmenes y su alta torre coronada con crestería plateresca.

Carlos Landi Sorondo. Casa del Condestable don Álvaro de Luna (Segovia).
Esta casa, para los segovianos del ayer lejano, la de don Álvaro de Luna, para los de un ayer próximo, la de los Rueda y para los de hoy, la del italiano Canata, por la portada románica que da a la calle de Escuderos, por su situación y por su espectacular patio, siempre atrajo miradas. Fue mansión de familias nobles; luego, fragmentada, de familias modestas y hoy de un italiano que la ha restaurado con gusto. Landi Sorondo la pintó cuando se hallaba en el momento de mayor decadencia, aunque plena de encanto, que no queda menguado por el error de los impresores que, al imprimir la tarjeta, colocaron las planchas del revés.

Carlos Landi Sorondo. Arco de la Fuencisla (Segovia). Firma en ángulo inferior izquierdo C Landi Sorondo.
Para entrar o para salir, ese arco era puerta en la carretera de Castilla, construido, levantado y labrado en 1714 junto a un puente medieval que unía esa carretera con el acceso al lazareto. Viendo esta acuarela, resuelta con el empleo de sienas y verdes, me viene a la memoria una frase del escritor José Martínez Ruiz, «Azorin», en alusión al inseparable contacto que se hace perceptible en muchos espacios de Segovia entre arte y naturaleza: «En ninguna ciudad española se da como en Segovia tan perfecto concierto entre la vieja piedra dorada y la hoja verde lozana». Carretera entonces para caballerías de reposado paso: burro llevando a la mujer y mulo, no tan identificable, tirando del carro.
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* Supernumerario de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce
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