Dentro del juego de réplicas y contrarréplicas que están desarrollando en los últimos tiempos los principales partidos en relación a Sortu y a los terroristas, al lehendakari Patxi López le tocó ayer ofrecer una versión más del Gobierno vasco. Esta vez no sorprendió a nadie como el pasado miércoles, y siguió adoptando el discurso de perfil bajo y huyendo de toda polémica, al declarar que «ETA está derrotada» porque, a su juicio, la banda es perfectamente consciente de que «nunca va a conseguir nada con la violencia».
Aunque reconoció que todavía queda un tiempo para que se asiente en el País Vasco la libertad «definitivamente», el político portugalujo se mostró absolutamente convencido de que «los demócratas hemos ganado».
Posiblemente, y para no volver a meter la pata, el dirigente socialista no aceptó preguntas de los periodistas ni antes ni después del acto en el que recibió, junto al popular Antonio Basagoiti, el Premio a las Libertades Rafael del Riego en Tuña (Asturias).
En su discurso , López comentó que el galardón debía de ser, en realidad, para todos los vascos que han aguantado «sin retroceder un milímetro», y que han contribuido a dejar atrás «tiempos de división y enfrentamiento». Así, incidió en que Euskadi ya no es hoy un «foco de crispación», y que son muchas las cosas que están cambiando «para bien».
De este modo, quiso poner en valor el pacto de Gobierno entre PSOE y PP en el País Vasco -su secretario general, Iñaki Oyarzábal, opinó el pasado miércoles que la situación del mismo era «mala»-, porque, comentó, demuestra que partidos «bien distintos» son capaces de ponerse de acuerdo para defender «lo fundamental, que es la libertad de todos».
Por su parte, el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, pidió al PNV «que no dé ninguna lección» sobre cuáles son las «medidas eficaces y decentes», en referencia a la proposición no de ley en el Parlamento de Vitoria que registró el pasado jueves referida al futuro de Sortu.
La respuesta desde Sabin Etxea no se hizo esperar. Así, el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, criticó «la perruna sumisión» del lehendakari a sus socios preferentes, cada vez que «se atreve a levantar el dedo para sugerir una iniciativa» que a los populares les parece sacrílega». Además, recalcó que «las humillaciones derivadas de la pepedependencia» es «el muy alto coste» que el PSE-EE tiene que pagar por dar «la llave» al PP «para poner y quitar lehendakaris».
Mientras en Sortu aguardan con impaciencia el dictamen del Supremo -confían en estar el 22 de mayo-, el portavoz de la izquierda abertzale Txelui Moreno, el mismo que hace una semana exigió a la Policía que no torturara a los miembros del comando Otazua y que dejara de arrestar etarras, criticó que el Estado «pida un salto mortal» para la legalización de Sortu y, cuando esta formación lo da, con unos estatutos que «cumplen la ley», le exige que «éste sea con tirabuzón», lo que «no es serio».
Parafraseando a López, a 500 ó 1.000 kilómetros de distancia, el vicepresidente Rubalcaba hizo un llamamiento para «evitar discrepancias», ya que «no ayudan y dan bazas a quien no hay que dárselas». Para la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, no hay duda de que su partido ha sido clave para que los batasunos no se cuelen «por la puerta de atrás».
