María Jesús Quesada Martín dice en su tesis doctoral titulada “Daniel Zuloaga 1852-1921” que la Exposición de 1900 no cumplió con las expectativas de los amantes de la cerámica y que en este sentido resultó un fracaso.
Señala también que con el nº 1.126 aparece Daniel Zuloaga Boneta, de Segovia. Calle Juan Bravo nº 5, cerámica artística de alto y bajo relieve esmaltado, etc, “Fábrica la Segoviana” propiedad de D. Marcos Vargas. Dirigida por el Expositor.
Según esta investigadora Zuloaga no debió de presentar nada personal y la fábrica debió de llevar solamente muestras para revestimientos cerámicos. También dice que el ilustre ceramista no acompañó a los expedicionarios segovianos. Lo cual se confirma con la carta que éste remitió a Felipe Tejero, fechada el 27 de agosto, que dice entre otras cosas que acabo de recibir carta de Gregorio me dice que está muy contento y bien de dinero y que le gustan las francesas. Baya unos aprendices que saco. Carta en el archivo del Museo Zuloaga.
Conviene tener en cuenta que la exposición se inauguró el 15 de abril y se clausuró el 12 de noviembre. Gregorio Arnanz cumplió los 15 años el 14 de agosto, siete días después de su salida de Segovia.
Se puede pensar que entre las piezas cerámicas que estuvieran expuestas en “Le Grand Palais” hubiera alguna o varias en las que hubiera intervenido el pequeño ceramista. Y digo esto porque no toda la producción del taller salió de las dos solas manos de don Daniel.
El Palacio de España estuvo ubicado entre los de Mónaco y Alemania. Este edificio fue proyectado y dirigido por el arquitecto Sr. Uriarte y Velada. Fue de estilo renacentista con fuerte inspiración en la Universidad de Alcalá de Henares y el Alcázar de Toledo.
Una parte de este pabellón fue ocupada por una exposición retrospectiva de arte. Otra, estuvo destinada a recepciones y eventos oficiales. La Reina prestó sus magníficas colecciones de tapices de su palacio de Madrid y numerosos objetos de arte. El Gobierno envió por su parte, piezas raras de los Museos Nacionales, entre las que se encontraba el equipo de guerra del rey moro Boabdil.
El domingo 19 de agosto de 1900 el “Diario de Avisos de Segovia” dio cuenta de un curioso homenaje que transcribo seguidamente: El Diputado a Cortes por Santa María de Nieva, y distinguido amigo nuestro D .Raimundo Ruiz de la Torre, quien se encuentra en compañía de su primo, el ilustrado ingeniero de Caminos D. Agustín Ruiz, de regreso ambos de una excursión por algunos países del extranjero, ha obsequiado con un espléndido almuerzo en el “Grand Hotel del Boulevard des Capucines” a los obreros segovianos que actualmente visitan la exposición subvencionados por el Gobierno Español.
A esta fiesta segoviana, que ha tenido todos los caracteres de una fiesta de familia, concurrieron también D. Agustín Ruiz, y el arquitecto provincial don Felipe Sala.
Nosotros nos congratulamos de que en aquel gran certamen del mundo, tengan también su representación los elementos segovianos y aparezcan allí unidos por iguales aspiraciones e idénticos sentimientos, aplaudiendo sin reservas la delicada atención del Sr. Ruiz de la Torre, que ha sabido dar ocasión para que se sienten a una misma mesa los hijos de una patria común. (No soy capaz de imaginar el papel que aquellos antepasados nuestros harían en semejante hotel cumbre del lujo y de la ostentación).
Gregorio Arnanz contaba 50 años cuando nací yo que ahora cuento casi 89. Por lo tanto hay una diferencia generacional importante entre medias. Estos episodios parecen distantes pero no para mí evidentemente cercanos.
Aunque el relato protagoniza al grupo una buena parte de los datos salen de la información ofrecida por mi padre Gregorio. Así, por ejemplo, recuerdo haberle oído comentar la grata impresión que les produjo escuchar “La Marsellesa” interpretada por un gran número de bandas.
También les llamó la atención la gran noria de 100 metros de diámetro y 800 toneladas de metal desde la que se podía contemplar la exposición, aunque no tanto como desde las terrazas de la Torre Eiffel. La acera rodante a dos velocidades también produjo su correspondiente cota de admiración.
Finalizo este pequeño ramillete con un suceso que les ocurrió deambulando por París. Un grupo de nativos les dijo al pasar: “pauvre espagnol”, probablemente por la decadencia de España. Entonces, uno de los del grupo segoviano sacó una navaja del bolsillo y enfrentándose a ellos les dijo: “¡Yo pobre español ¿por qué?” Los franceses salieron corriendo.
En la guía que se les dio en San Sebastián y que fue publicada en el mes de julio, aparecen ya los nombres de los expedicionarios españoles bajo el epígrafe “Ministerio de agricultura, industria y comercio” En el puesto número 217 aparece Toribio García, escultor, (Segovia); 218 Mariano Tomé, maquinista impresor (ídem); 219 Manuel Gómez García, albañil (ídem); 220 Gregorio Arnanz Rodríguez, alfarero (ídem); 221 Lope Tablada Maeso, pintor (ídem).
La lista general es de 229 participantes. El primero es Francisco Álvarez Lloret, marmolista (Almería) y el último Vicente Pascual Herrero, tallista (Valladolid).
El joven viajero se trajo también un cuadernillo con cuarenta fotografías en cuya cubierta puede leerse “Exposición de París.- Album souvenir”. Y otro titulado “Versalles&Trianon” con una inscripción en la contracubierta que dice: Recuerdo de un viaje que hicimos desde París a Versalles en agosto de 1900. G.A.
Cabe destacar que, así como existe una abundante información sobre la salida de los obreros de Segovia, apenas la hay de su regreso.. Sí acaso, un pequeño suelto en el “Diario de Avisos de Segovia” del viernes 31 de Septiembre de 1900 cuya fecha está equivocada porque debió de ser 31 de agosto. Dice así: Los obreros españoles.- Ayer tarde recibimos el siguiente telegrama.- San Sebastián 30 11´15 mañana. “Diario de Avisos” Segovia.- Los obreros españoles salimos ocho y media mañana. Tomé Leyva.
Y aquí acaba todo, excepto en una de las crónicas de “Domingo a Domingo” de fecha 2 de septiembre de 1900 en la que, después de bromear con su barbero, Pepe Rodao, hace la alusión siguiente:
–Pues hable usted de los obreros segovianos.
-Eso merece capítulo aparte.
-Dicen que han aprovechado el tiempo.
-No lo dudo, se trata de cinco obreros, a cual más laborioso, y habrán sacado fruto de su viaje.
-Desde el momento que pisaron la capital francesa, estuvieron consagrados a la Exposición.
-¡Y tanto! Como que la noche de su llegada ya estuvieron “expuestos” a coger una pulmonía. Les instalaron casi al aire libre…
-¿De modo que otra instalación mala? ¡Son tantas las que ha hecho España en aquel gran certamen!
-Así nos tomarán el pelo las demás naciones.
-Como yo se lo he tomado a usted, pero en el buen sentido de la palabra, porque ya he terminado…
De aquí mi alusión a la dignidad discutible de la participación española a que me refería en el tercer párrafo de mi primer artículo.
Pongo, no obstante, como colofón de esta historia el escrito que los expedicionarios segovianos dirigieron al Presidente de la Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País:
Los que suscriben, Obreros segovianos designados por la esclarecida Sociedad que V. tan dignamente preside pº (sic) ir a estudiar las nobles profesiones del Arte y el Trabajo en la Exposición universal de París tienen el alto honor, de vuelta ya en sus hogares, de remitir a V, su entusiasta y caluroso saludo, haciendo constar al mismo tiempo su eterno agradecimiento y su incondicional adhesión a esa dignísima Sociedad a quien tanto debe el laborioso y honrado pueblo Segoviano. Segovia. 3 de septiembre de 1900. Y firman los cinco interesados.
______
- Documentación conservada en el Archivo Municipal de Segovia
Carlos Arnanz (Académico Honorario de San Quirce)
