El pasado domingo, 27 de julio, el grupo de andariegos de la asociación ‘Taller Cultural de Fuentepelayo’ llevó a cabo una nueva edición de su tradicional programa denominado ‘Naturaleza y Patrimonio’. Este tipo de actividades medioambientales se llevan desarrollando en la localidad segoviana durante treinta y ocho años consecutivos y cuentan con la coordinación técnica de la asociación anteriormente referida, con el patrocinio de la Fundación Caja Cega / Cajaviva y la colaboración del Ayuntamiento de Fuentepelayo.
La expedición, compuesta por una treintena de participantes, partió del pueblo en autobús a primeras horas de la mañana dirigiendo la ruta hacia la localidad serrana de Rascafría. Llegados a este pueblo, los senderistas enfilaron una ruta por el valle del río Lozoya para descubrir la flora más característica de la zona. En esta materia hay que destacar la amplia información ofrecida por el experto José Carlos Fernanz.
Especial atención mereció la visita del frondoso Bosque Finlandés de Rascafría, un lugar con el encanto de los cuentos, y que recibe este nombre por el gran parecido que presenta con las espesuras escandinavas. En este paisaje se esconde una antigua cabaña usada como sauna y un lago sobre el que se encuentra un muelle olvidado.
En la faceta patrimonial de la zona, la atención se centró en primer lugar en el denominado Puente del Perdón. Se llama así debido a la leyenda por la cual las personas que eran merecedoras de ser llevadas a juicio se les juzgaba en este puente. Si el detenido recibía el perdón, podrían cruzar hacia el otro lado, si no era así, se hacía justicia en la Casa de la Horca (también vista por los senderistas del Taller Cultural). Tal y como ya se ha convertido en costumbre, el grupo de senderistas se hizo la típica foto en la mitad del propio puente para guardarla para la posteridad.
Siguiendo con el patrimonio, en esta zona, no podía faltar la visita pormenorizada del Monasterio del Paular. La historia de dicho Monasterio se puede agrupar en torno a tres fases o ejes históricos. El Paular-Cartuja (1390-1835); el Paular desamortizado (1835-1954) y el Paular recuperado para la vida monástica (1954 hasta hoy en día).
Antes de dar por finalizada la presente jornada, la expedición compartió un almuerzo campestre en una zona a Rascafría.
“Y ya con el cansancio apoderándose de los participantes en la actividad y con la alegría plasmada en sus semblantes por haber pasado una jornada inolvidable tocaba enfilar el puerto de Cotos y el de Navacerrada para regresar a Fuentepelayo”, tal y como concluyeron.
