A comienzo del último tercio del siglo XIX llega a Nava de la Asunción el joven maestro D. Julián Arévalo Barrero con grandes inquietudes por la enseñanza de los niños y por las condiciones en que ejercían el magisterio la mayoría de los maestros, como así lo demuestra en las Navidades de 1871 con la publicación de un artículo en el periódico liberal “El Eresma”, fundado por el abogado Juan Rivas Orozco, en el cual exponía la mala situación del Magisterio en la provincia de Segovia tanto en lo referente a las malas condiciones de las escuelas como a la pésima situación económica de los maestros. Entre otras cosas decía:
“Sí, honrados Ayuntamientos, en vuestra mano está remediar tamaños males. Si es verdad que el Gobierno debe proteger y vigilar a la Primera Instrucción, también es cierto que los pueblos tocan muy de cerca las fatales consecuencias de la ignorancia; y como consecuencia legítima, nadie más interesados en la ilustración de los mismos. Tienen a su disposición suficientes medios para cubrir las atenciones de instrucción primaria sin ser gravoso al vecindario. Si en muchos pueblos están desatendidas dichas obligaciones es más por falta de voluntad que por falta de recursos para ello.”
Cómo estaría la situación en la provincia cuando él mismo tenía que desempeñar la docencia para un número elevadísimo de niños en una Escuela Unitaria desde su llegada al pueblo en 1868, además de impartir clases de adultos, cuando en el mismo artículo reconocía que había Ayuntamientos que atendían estas necesidades con gran esmero como era el caso de La Nava, al frente del cual se encontraba D. Anastasio López que siempre ponía por delante las necesidades de instrucción primaria a otras cuestiones. Así decía:
“A estos excepcionales Ayuntamientos pertenece el muy honrado de Nava de la Asunción, en cuya Villa tengo el honor de residir. Hace tres años que soy maestro de la misma y en este tiempo he tenido lugar de ver la conducta observada por el Ayuntamiento respecto a las cargas de instrucción primaria”.

En las mismas condiciones que D. Julián ejercía el magisterio con las niñas la acreditada maestra Dª Celestina Toledano. Ambos lucharon incansablemente por conseguir unas nuevas escuelas ya que las actuales no reunían las mínimas condiciones para ejercer la docencia con un número tan elevado de niñas y niños, en torno a 300 potenciales alumnos entre ambos sexos que evidentemente no todos asistían a la escuela ya que las condiciones económicas que venían determinadas por ser la población eminentemente del sector agrícola hacía que los niños participaran en la labores del campo para ahorrar mano de obra y así contribuir a la economía familiar.
No fue hasta la segunda mitad de la década de 1880 cuando se empiezan a dar los primeros pasos para su construcción y aprovechando la edificación del nuevo Ayuntamiento se decide construir dos escuelas, una de niñas y otra de niños, en los bajos del nuevo edificio consistorial. Estas obras fueron realizadas por el contratista y humilde hijo de Nava D. Mariano González Conde y afincado en Madrid que el día de la inauguración del Ayuntamiento junto con las Escuelas, con una capacidad en torno a los 130 o 140 alumnos cada una de las aulas de niños y niñas, el 13 de noviembre de 1893, se ofrece según sus palabras a “costear de su bolsillo particular el sostenimiento de una escuela de adultos”, palabras que fueron muy aplaudidas.
En este mismo acto de inauguración y después de veinticinco años en el pueblo persiguiendo la modernización de la labor docente el laborioso e inteligente maestro D. Julián Arévalo, que goza de una acreditada y justa reputación, da las gracias en un brillante discurso donde no faltan las menciones a las nuevas doctrinas pedagógicas, ensalzando las excelencias de la escuela rural, bajo el doble concepto de educadora e instructiva.

En otro lugar de la provincia, Carbonero el Mayor, y en una situación de precariedad semejante a la ya descrita de Nava tenemos al maestro D. Zacarías Casado Martín que ejerció el magisterio de forma eficaz y con grandes esperanzas de poder acabar con esta problemática. Su labor se vio interrumpida por la oferta tan generosa que le hizo la Sociedad “Electro Nava-Caucense” para ejercer de Director Gerente de la misma al finalizar el año 1908, por lo cual tuvo que pedir una excedencia de un año y prorrogable, para más tarde pedir una excedencia ilimitada y de esta forma instalarse en Nava de la Asunción donde pasó el resto de su vida junto a su familia que casualidades de la vida resulta ser cuñado de D. Julián Arévalo al ser las mujeres de ambos, Ana María y Juana Sanz González, hermanas. Mientras desarrolla su actividad como Gerente participa en el gobierno del municipio, comenzando con la colaboración en el Juzgado Municipal de la mano del médico titular D. Rafael Santos Temiño, para una vez jubilado dar el salto a la Alcaldía de La Nava en 1923 y desde ella acometer la decisión de construir unas nuevas escuelas dada la gran demanda de niños y niñas existente en el pueblo y sin perder de vista su experiencia como maestro en Carbonero.

La decisión de construir el nuevo Grupo Escolar con seis grados, tres de niños y otros tres de niñas, con una capacidad para 270 alumnos se tomó en 1925, siendo construida por el contratista de la Nava D. Carlos Rodríguez Arévalo y siendo inaugurada, con el nombre de “Alfonso XIII”, el domingo 16 de junio de 1929, fecha en la cual estaban ejerciendo la docencia en el pueblo la maestra Dª Mª del Pilar Arenal Baz segunda esposa del médico Rafael Santos que no llegó a utilizar las nuevas instalaciones al pedir el traslado a Segovia, siendo sustituida por Elisa Martín Mateos; al frente de la escuela de niños se encontraba el maestro D. Mariano Galicia Vara que fue nombrado Director interino del Grupo Escolar. Al acto de inauguración aparte de las autoridades civiles y religiosas participaron el inspector provincial de Primera Enseñanza don Antonio Ballesteros y su homóloga doña María de la Paz Alfaya López la cual tuvo unas palabras de agradecimiento a la Corporación Municipal presidida por el señor alcalde don Zacarías Casado y compuesta entre otros por los señores concejales don Gregorio García Segovia y don Martín Encinas García, por el gran interés puesto en la realización de esta magnífica obra para la eficaz labor educadora. El señor alcalde no pudo tomar la palabra por encontrarse indispuesto y su discurso es leído por el niño de ocho años Segundo García de Santos que previamente había recitado una poesía titulada “¿Qué es la escuela?” del maestro y opositor mejicano a la dictadura de Porfirio Díaz, José Felipe Valle Medina recientemente fallecido. En él, el señor Casado expone cómo surgió la idea de dotar a Nava de la Asunción de un centro escolar que estuviera en consonancia con la importancia del pueblo para poder desarrollar los ideales de la escuela nueva imperante en esos momentos en línea con las ideas pedagógicas de la Institución Libre de Enseñanza de inspiración krausista.
El señor Zacarías Casado apenas pudo ver la implantación de estas ideas en el nuevo Grupo Escolar ya que solo sobrevivió año y medio a su puesta en funcionamiento falleciendo en enero de 1931 a sus 71 años de edad. El Grupo Escolar comenzó su andadura el 14 de enero de 1930 con la asistencia de la nueva corporación municipal presidida por D. Gregorio García Segovia junto a otras autoridades y los respectivos maestros, de las respectivas escuelas graduadas, cada uno acompañando a sus alumnos.
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Continúa el domingo 3 de agosto.
