Imagine un lugar con mucha luz. Lleno de grandes ventanas con unas impresionantes vistas a la ciudad de Segovia. A la derecha, dos pianos de cola. A la izquierda, tres alumnos: Isabel, Hortensia y Alberto, que esperan la llegada de Manuel, su maestro. Esta situación puede vivirse en el Casino de La Unión, situado en la Calle Real, junto a la Plaza de San Martín, y se trata de una de las clases que forman parte del III Curso Internacional de Música `Ciudad de Segovia´.
A partir de las doce de la mañana y hasta el próximo domingo, los dedos de estos futuros pianistas tocarán las melodías de Chopin y de Albéniz, de Granados y de Turina.
Todo ello es fruto del esfuerzo de Manuel Tévar, compositor que lleva más de veinte años en el mundo de la música. Desde los 15, la pedagogía musical ha formado parte de su vida y sólo cree en un método: aquel en el que se obtienen buenos resultados. Su ideología pedagógica va dirigida a sus alumnos, y ello le lleva a estar implicado en un proyecto educativo personal diferente, “la base es abrir ventanas a los que están aprendiendo para resolver sus dificultades”, explica Tévar mientras corrige la postura a una de las alumnas.
Hortensia Hierro tiene 17 años y lleva 9 estudiando piano; Alberto Coiduras tiene 14 años y lleva 2 años estudiando este instrumento; Isabel San Martín es la más mayor. Tiene 19 años y lleva 13 en el mundo del piano.
Los tres son de Madrid y han venido a Segovia a formar parte de la tercera edición de este curso. Cualquiera podría definir la música como un hobby. Pero estos alumnos no lo ven así. “Ellos lo ven como una futura profesión. Y eso, a los profesores, nos motiva aún más”, asegura Tévar. El compromiso de todos y cada uno de los docentes es inmenso, hecho que agrada a todo el que acude a aprender.
Traspasando fronteras
Alrededor de 40 minutos por alumno para corregir posturas, sonidos, notas, dirigir su respiración, sus muñecas, sus dedos… Y todo con un único objetivo: abrir caminos para que ellos mismos puedan resolver sus problemas musicales y aprendan, mientras observan, a hacerlo. “Lo vemos como algo realmente necesario, como una especie de fórum pedagógico; nos interesa la interrelación y estamos a punto de conseguirla”.
El año que viene está previsto que cuatro alumnos de Estados Unidos participen en el curso. “Los profesores que tenemos dan clase en todas las partes del mundo. Ya era hora de que este curso traspasara las fronteras”.
Además del piano, los instrumentos de cuerda y la música de cámara completan este amplio y novedoso ciclo, que da muestra de la riqueza cultural que tanta falta hace a las ciudades. Todo un ejemplo de cómo la música habla cultura.
El resultado de una semana de esfuerzo y dedicación podrá contemplarse el sábado día 24 en San Juan de los Caballeros a las ocho y cuarto y a las doce y media en el Patio del Colegio de Arquitectos. Actuaciones, ambas, enmarcadas dentro del XXXV Festival de Segovia.
