El Adelantado de Segovia
viernes, 21 noviembre 2025
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN
El Adelantado de Segovia

El 5% frente al 0,7%

No soy muy de Sánchez. Me pone negro la prepotencia con la que habla y el desprecio que muestra con los que no son “progresistas” como él quiere, pero estoy muy de acuerdo en la actitud que tuvo en la reciente cumbre de la OTAN.

por Jesús Fco. Riaza (*)
13 de julio de 2025
en Opinion
JESUS FCO. RIAZA
Compartir en FacebookCompartir en XCompartir en WhatsApp

Luis Mester

¡Aquellos trenes de vapor!

LA UE Y EL INDULTO A PUIGDEMONT

No soy muy de Sánchez. Me pone negro la prepotencia con la que habla y el desprecio que muestra con los que no son “progresistas” como él quiere, pero estoy muy de acuerdo en la actitud que tuvo en la reciente cumbre de la OTAN.

No soy muy de Sánchez, porque es un tipo narcisista y arrogante y se parece mucho más a Trump de lo que desearía, pero me ha parecido valiente al decir en voz alta lo que la mayor parte de los asistentes a la cumbre pensaban –delatados por sus gestos y sus rostros- y nadie se atrevió a decir. No hay más que mirar a Meloni que, en la foto final mientras Sánchez marca distancias, intenta que nadie la vea y casi lo consigue porque es pequeñita.

No soy de Sánchez, pero a mí me hubiera abochornado mucho más que nuestro presidente se hubiera mostrado como el perrito faldero de Trump, como hizo Mark Rute, el secretario general de la Alianza Atlántica. Cuando escuchas las familiaridades en el trato, se siente vegüenza ajena y son la muestra de la ñoñería y la necedad que gobierna el mundo. Ninguno de los presidentes parecía darse cuenta de que cuanto más adulaban al americano, más crecía su ego y el desprecio por los aduladores.

No soy muy de Sánchez y no tengo la menor idea de si hay que destinar el 5% a defensa pero sí veo que el desequilibrio entre lo dedicado a armar a los países pobres es, al menos, cinco veces más de lo que se dedica al desarrollo. Eso me lleva a pensar que a nuestro presidente puede que no le falten razones.

Y que conste que no soy de Sánchez porque cualquier persona con sentido común y un poco de dignidad hubiera dimitido después de lo que está pasando en su partido, pero lo soy menos de un presidente que viene a Europa y se permite insultar y despreciar a la Unión Europea sin que nadie le pare los pies, dialécticamente claro. Porque ha venido a amenazar y chantajear para que el gasto en armamento sea a las empresas que le han aupado a la presidencia y a quienes tiene que devolver el favor. En el fondo, de eso es de lo que se trata, “no es nada personal, son sólo negocios” decía el mafioso de “El padrino”.

No, no soy de Sánchez, pero lamento que lo dejaran tan solo. Y en esa soledad se incluye a los dirigentes del Partido Popular que debieran haber apoyado esa actitud. Claro que el propio presidente es posible que la despreciase con sus habituales tópicos que resultan más ridículos que ofensivos.

Y el no ser de Sánchez, no es que no me preocupen los vientos de guerra que soplan por todas partes. La situación social, económica y política de hoy no tiene nada que ver con los albores de la Primera Guerra Mundial, pero hay un preocupante vínculo con aquella etapa: la incompetencia, necedad y nacionalismo de los dirigentes políticos. Aquella pandilla de dirigentes entre los que apenas se podía encontrar a alguien con altura de miras y sensatez, llevó al mundo al desatre. Así que hoy, cuando miramos a los que gobiernan las naciones, solo encontramos mediocres, narcisistas o, lo que es peor, psicópatas desalmados.

Y mientras los participantes en la cumbre de la OTAN se ponían de acuerdo rápidamente para aumentar el gasto en defensa, excepto nuestro digno presidente, en Sevilla, donde se ha celebrado otra cumbre mucho más importante, pero menos publicitada, en la que se planteaba qué medidas se pueden tomar para ayudar al desarrollo, no ha habido forma de ponerse de acuerdo en nada. Por supuesto el rico matón no ha venido.

Las propuestas eran sencillas pero difíciles de conseguir. Porque se trata de reducir la deuda externa a cambio de inversiones en proyectos sociales, controlar la corrupción de los países en desarrollo, gravar a las grandes fortunas, eliminar los paraísos fiscales y mejorar la competitividad. Nada menos.

Más fácil era el viejo compromiso de dedicar al desarrollo el 0,7% del PIB. Solo Noruega, Suecia, Dinamarca y Luxemburgo lo cumplen a pesar de llevar aprobado desde 1970. España se ha propuesto hacerlo ¡para el 2030!

Y lo cierto es que el mejor antídoto contra la guerra no es el rearme sino el desarrollo. Como recientemente dijo el Papa León XIV, “las armas no resuelven los problemas sino que los aumentan” y añadió: “alejémonos de las visiones maniqueas típicas de los relatos violentos, que dividen el mundo en buenos y malos”.

Compartir en Facebook122Compartir en X76Compartir en WhatsApp
El Adelantado de Segovia

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

  • Publicidad
  • Política de cookies
  • Política de privacidad
  • KIOSKOyMÁS
  • Guía de empresas

No Result
View All Result
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda