Cuando escribo estas líneas, 10 de los corrientes, el santoral cristiano celebra la festividad de los santos Pascario, Apolonio, Amalberga y San Cristóbal de Licia.
Los profesionales de la carretera, y cuántos, más o menos habitualmente, nos ponemos al volante de un vehículo, tenemos por santo patrón, intercesor y guía a San Cristóbal, el hombrachón de más de dos metros de estatura, que cargaba sobre sus hombros a quienes habían de vadear la peligrosa corriente de un gran río, y que en cierta ocasión notó que el niño que portaba pesaba más de lo usual, y al llegar a la orilla le dijo que era el Niño Jesús, el Dios creador del mundo, y por ello la tan pesada carga, y desde entonces el porteador, de Reprobus, pasó a llamarse Cristóbal, Cristóforo, “portador de Cristo”.
Sin embargo, por condicionamientos laborales, los profesionales de la conducción por carretera celebran la fiesta patronal el sábado 12, teniendo los habituales festivos actos de Santa Misa en honor del santo, bendición y desfile de vehículos con concurso de engalanamiento de éstos, comida de hermandad y posterior fiesta social y familiar, con entrega de premios de los concursos.
Hoy quiero homenajear al santo patrón Cristóbal, protector, consejero y guía de cuantos más o menos habitualmente frecuentamos la carretera, pero también rendir pleitesía al cuerpo de la Guardia Civil en todas sus justas y necesarias facetas, pero muy especialmente en su sección del tráfico, pues no son espías, ni jueces, ni inspectores, son ayuda material y anímica de los usuarios de la circulación vial.
Y como mejor agradecimiento a este abnegado, necesario y ejemplar cuerpo hoy lo hago personalizado en la agente que en su día dio noticia la prensa, uno de tantos casos que acaecen cada día en cada lugar, el de la joven agente Laura Barriga, que se detuvo ante un accidente en que un herido tenía amputado un brazo y sangraba abundantemente. No lo dudó un instante, pues los segundos eran vitales; se quitó el ceñidor de su uniforme y con él realizó un torniquete que cortó la hemorragia, en tanto llegaban las urgencias médicas avisadas. Al hablar del suceso, sin darlo importancia, dice “solo pensaba en salvarle la vida”. Se me viene a la memoria el lamentable caso del propietario del coche que no quiso cederlo para traslado de un obrero que cayó de un andamio, resultando herido grave, y pocos días más tarde fallecía él en accidente con su lujoso y bien cuidado coche.
De mi vida profesional docente, se me quedó grabada la cancioncilla que las niñas saltando a la comba, decían “viva la media naranja,/ viva la naranja entera,/ viva la Guardia Civil,/ que va por la carretera”, aquellas parejas que con soles y heladas, brillante tricornio acharolado y capotes zarandeados por el viento, a ambos lados de carreteras y senderos daban seguridad al viandante.
Pues feliz jornada patronal a todos los profesionales del transporte por carretera, con especiales deseos para mis hijos, agentes y empresarios del transporte, y feliz viaje a todos los usuarios de la circulación vial, recomendando prudencia en la vacacional etapa veraniega.
¡Viva San Cristóbal! “Viva la Guardia Civil y su abnegada y arriesgada sección de Tráfico!
