Yo diría que el hombre, desde su aparición en a Tierra, siempre ha tenido deseos de viajar, sólo o en comunidad, porque ya los libros de la Biblia hablan de viajes trashumantes en masas, por voluntad propia o decisiones de sus jefes, políticos o religiosos. Siempre se ha querido conocer nuevas tierras, nuevos espacios hacia los que se viajaba por iniciativa propia, por lo que el hombre, ya inteligente, se veía en la necesidad de planificar sus viajes hacia cualquier punto del Planeta. Esto no dejaba de crear grandes problemas por la carencia, en la mayoría de los casos, de las noticias concretas hacia el lugar donde querían orientar la aventura, y los planos orientadores correspondientes, por lo que en aquellos tiempos emprender un viaje, generalmente por mar, suponía un auténtico interrogante.
Sabido es que, en el curso de los años, los ingleses siempre han sido muy aficionados a los viajes, por guerras, por aventura, por intentos de conquista…por lo que no hay que extrañar que fuera un inglés, Thomás Cook, el primer hombre, que se conoce, en organizar un viaje colectivo en tren, en 1841, para un grupo de personas, se dice que querían asistir en una ciudad cercana, a una reunión anti alcohol. Y a partir de entonces, Cook volvió a organizar viajes colectivos en tren y barco, creando así la primera agencia de viajes. Años después, en 1887, el norteamericano Walter T. Brownell comenzó a organizar viajes en tren y barco para personas que querían asistir a la Exposición Universal de París de 1880, lo que sí representaba también una aventura e, imagino, una respetable cantidad de dinero.
Por supuesto que la llegada de aviones y líneas aéreas constituyeron un importantísimo capítulo para el tema de viajes.
A medida que pasaba el tiempo y la gente quería más y más viajes, fueron surgiendo a partir de 1950 las agencias de viajes, que constituyeron una muy importante aportación a la industria del turismo, que a su vez iba creciendo con rapidez.
En consecuencia, las agencias de viajes son hoy prácticamente esenciales y necesarias, porque sigue habiendo muchas personas que prefieren organizar sus viajes personalmente, en lo que las agencias ayudarán a contar con pasajes y billetes de todo tipo, y la contratación de los hoteles necesarios y de la categoría preferida por el cliente.
Personalmente he preferido siempre los viajes colectivos, aunque no dejo de tener en mi haber alguno personal y de muy larga distancia, pero he preferido viajar con los organizados de prensa turística, de prensa automovilística o de organizaciones deportivas, a las que he pertenecido en buen número y desde hace muchos años.
Viajar la pareja en compañía de otras, de amigo,s siempre ha representado un aliciente y un motivo de estrechar mayores amistades de prácticamente todas las regiones españolas, lo que ha representado también llegar muy de cerca al temperamento de los oriundos de cualquier comunidad, y sobre todo en tiempos en que aún estos disparates de un bando y otro y de una lengua y otra tuvieron tanta importancia como ocurre en estos días.
En la capital desde antaño hemos tenido agencias de viajes a nuestra disposición, algunas de ellas surgidas por iniciativa de promotores locales, y asimismo otras varias que actúan como delegaciones o corresponsalías de agencias nacionales e internacionales.
También por diversas localidades de la provincia han abierto sus establecimientos similares, por lo que se puede decir que en este tema estamos a la orden del día. Y lo bueno del caso es que todas las agencias suelen estar a tope, especialmente en semanas clave para viajar, estaciones del año o celebraciones festivas.
