España centró ayer la reunión ordinaria del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), celebrada en Barcelona, donde el presidente del organismo, Mario Draghi, reconoció que el país «está haciendo muchos esfuerzos en reformas en un tiempo muy breve». Además, expresó su confianza en que el Ejecutivo de Rajoy adoptará las medidas necesarias, tanto en el ámbito de la consolidación fiscal como en el de la reforma del sector financiero. También, el banquero italiano aseguró que entiende «perfectamente» la rabia juvenil en el país siempre y cuando no se conviertan en actos violentos.
Dragui afirmó que se debe «reconocer este esfuerzo significativo» y que, tras haber avanzado en el ámbito fiscal, España debe perseverar en esta vía, que ha visto esencial para lograr mejoras.
Al preguntarle por el papel del organismo internacional para ayudar a la recuperación económica, el dirigente del BCE insistió en que las inyecciones de liquidez necesitan tiempo para ver cómo ese dinero se propaga en la economía real y llega al crédito, pero que sin estas inyecciones «habría sido mucho peor».
Además, respecto a la necesidad de combinar ajustes con medidas de impulso de fortalecimiento, aseveró: «No hay contradicción entre crecimiento económico y consolidación fiscal, porque una de las bases es la estabilidad presupuestaria».
Asimismo, opinó que el crecimiento tiene que volver a ganar peso en la agenda europea, aunque en la reunión no se trataron nuevas fórmulas políticas a tomar en el futuro.
El economista defendido un pacto de crecimiento en Europa a largo plazo para poner en marcha medidas que puedan estimular al sector privado para que cree empleo, así como para recortar los gastos corrientes del sector público, en vez de reducir inversiones en infraestructuras y aumentar impuestos.
Draghi argumentó que «a veces los países se encuentran en situaciones de emergencia en las que tienen que aplicar lo más fácil, pero casi siempre se puede corregir a medio plazo».
Así, apoyó las decisiones que están tomando España e Italia, y añadió que el saneamiento fiscal en general en Europa «está siendo sustancial y se está reconociendo insuficientemente».
Lo cierto es que Draghi mostró «plena confianza» en que el Gobierno de España tomará las acciones necesarias, tanto en el frente fiscal como en el financiero, aunque evitó valorar medidas concretas, como el banco malo, hasta que no se concreten.
De todas formas, auguró que las determinaciones que tome el país «se harán con celeridad y transparencia, igual que en los otros Estados europeos», y que la trayectoria actual del Estado es buena.
También, el banquero italiano aseguró que entiende «perfectamente» la rabia que sienten las personas afectadas por las medidas de austeridad, especialmente los jóvenes, en países como España, siempre y cuando no se conviertan en actos violentos.
A su juicio, la mejor respuesta de los gobernantes ante esta indignación es garantizar que las resoluciones que se apliquen sean las correctas y estar convencidos de que son acertadas: «Ser claros, ser sinceros; con uno mismo y con los demás».
Al tratar el tema de la situación macroeconómica, Draghi, señaló que preveía que la inflación de la zona euro se mantendrá por encima del 2% durante el resto del año para situarse por debajo de este umbral a principios de 2013, mientras que espera una «recuperación gradual» de la actividad a lo largo de todo el ejercicio.
Mientras tanto, y aunque al cierre de esta edición no había trascendido a los medios el resultado de la conversación, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tenía previsto mantener una reunión con el responsable del organismo para trasladarle las medidas que está adoptando el Ejecutivo en España y su visión de la política económica.
