El sector del vino ha crecido en los últimos cinco años un 40% en Castilla y León, siendo uno de los más estratégicos de la comunidad y generando no solo riqueza económica, con una facturación que alcanza los 1.000 millones anuales, sino humana ya que con sus más de 750 bodegas da empleo a 33.000 personas, algo que ayuda a fijar población en el entorno rural y que contribuye a paliar la despoblación.
Castilla y León fue la tercera comunidad productora de vino en 2024/2025, con un moderado aumento del 7,1% sobre el año anterior según datos de la Federación Española de enología de Enología, gracias en parte a provincias como Valladolid o Burgos que lideran el ranking en número de bodegas con 367 y 250 respectivamente. Sin embargo, la producción es limitada y no alcanza el volumen ni la fama de otras regiones vitivinícolas españolas.
A pesar de los números positivos de la comunidad, la provincia de Segovia no es una gran productora de vino, pero “poco a poco las zonas tradicionales donde históricamente se ha producido uva van demostrando la calidad de la materia prima transformada en buenos vinos”, apunta Javier Herrero, gerente de Herrero Bodegas.
Vinos que nacen de proyectos autóctonos, pequeñas bodegas, que producen caldos de calidad, a menudo de forma artesanal, con variedades como tempranillo o syrah para tintos y verdejo o sauvignon para blancos. Aunque el clima y el suelo de Segovia, con su altitud y condiciones extremas, favorecen más otros cultivos o la ganadería, el sector del vino está creciendo y aprovechando estas condiciones climáticas y geológicas para sacar adelante caldos de calidad cada vez más apreciados dentro y fuera de España.
La provincia cuenta con cerca de una veintena de bodegas que se reparten entre la denominación de origen Ribera del Duero, la denominación de origen Valtiendas, la denominación de origen Rueda y la indicación geográfica protegida vino de la tierra de Castilla y León.
Rueda y Ribera
En la zona noroeste de Segovia es donde se localiza la denominación de origen de Rueda, la zona de mayor producción de toda la provincia y la que cuenta con más número de bodegas bajo su paraguas, ocho en total.
Una de ellas es la que dirige Javier Herrero, bodegas Herrero, desde 2011 en el corazón de Nieva. “Para nosotros estar dentro de la DO Rueda es algo positivo” asegura el director ya que “una denominación de origen te representa en un mercado muy competitivo y particularmente la de Rueda es la más importante de vinos blancos de España” concluye.
Un mercado fluctuante debido a la inestabilidad climática que marca las campañas vinícolas. “Las heladas de abril castigaron mucho el viñedo y aunque luego el verano fue bastante estable ya se había perdido parte de la producción “así habla Herrero de la campaña 2024, que parece cambiar sus perspectivas para 2025 “este año, después de la primavera tan lluviosa esperamos recuperar gran parte de la producción anual” añadiendo que “al haber salvado las heladas en 2025 la cosecha va a ser buena”.
A pesar de las expectativas “hasta que la cosecha no está dentro de la bodega no se puede cuantificar claramente la cantidad y la calidad” .
Igual de cambiante ha sido en las últimas décadas la manera de producir. Si ancestralmente se llevaban a cabo procesos naturales que permitían ganar en calidad respetando la materia prima, esto se vio alterado con la inclusión de la tecnología que en un primer momento se tradujo en elaboraciones mucho más artificiales para poco a poco, retornar a una producción mucho más natural “con la garantía que ofrecían los vinos más intervenidos, salvaguardando las calidades de la uva”, explica Herrero.
Por su parte en la zona noreste se ubica una pequeña parcela de la denominación de origen Ribera del Duero a la que pertenecen únicamente dos bodegas segovianas: Valdrinal que se asienta en Aldehorno y Severino Sanz en Montejo de la Vega de la Serrazuela. Esta última define a esta DO como una “de las más potentes del país”, por lo que formar parte de ella “es un privilegio y una responsabilidad”, apuntan desde la bodega, quienes se han ido adaptando a la “evolución en el gusto del consumidor”. Desde Severino Sanz observan una mayor demanda de vinos blancos y rosados, algo que lejos de ser un hándicap “abre nuevas oportunidades creativas” que trabajan diferentes caldos haciendo uso de las variedades locales como el albillo mayor o el verdejo, uvas por derecho de la provincia.

100% segoviana
También en el noreste de la provincia se encuentra la DO Valtiendas, nacida en 2007, que comparte zona de vides con la de Ribera del Duero. Valtiendas no solo es la región vinícola más alta de Europa, con una media de 930 metros, también es la única de las tres denominaciones de origen de la provincia 100% segoviana, lo que otorga un carácter único a sus vinos. Está situada en el Páramo de Corcos, una zona inafectable por el cambio climático que permite mantener los contrastes de los vinos más ligeros, de mayor acidez, con carácter definido.
Con una producción media de 40.000 botellas al año, está formada por 6 bodegas que bajo su paraguas producen un vino de alta calidad en su mayoría hechos con uva de la variedad tempranillo, aunque en los últimos tiempos se estén investigando otras como cabernet-souvignon, garnacha o godello.
La última de las certificaciones que se encuentran en Segovia es la IGP Vinos de la Tierra de Castilla y León. Nace con la intención de apoyar bodegueros, bodegas y vinos de calidad que no se encuentran amparados en ninguna D.O, reconociendo la calidad y origen geográfico de estos. Esta IGP, similar en categoría a una Denominación de Origen Protegida (DOP), permite a las bodegas comercializar sus vinos con una etiqueta de calidad.
