El aura de Manuel Lozano continúa presente en cada rincón de la Plaza de Toros de Segovia. Aunque se marchó hace diez días, su figura sigue muy viva en el coso bicentenario. En la tarde de este domingo cada movimiento llevaba una importante carga emocional para tributar a quien fue el principal motor de la celebración de espectáculos taurinos en la ciudad del Acueducto durante más de seis décadas. Todo un genio, al que se reconoció con un emotivo minuto de silencio tras romper el paseíllo y al que los toreros Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante, ambos con un balance de dos orejas, y un rotundo y pleno Daniel Luque, con cuatro, contribuyeron al homenaje con una triple Puerta Grande. No faltó el reconocimiento de sus hermanos y sus sobrinos, Pablo y Luis Manuel -gestores ahora de la plaza-, quienes pusieron todo para que el festejo de San Pedro, con el que además volvieron los toros a la ciudad castellana tres años después, contara con la calidad y el nivel argumental que siempre ponía Manolo en su Segovia. Reminiscencia al último bohemio del mundo del toro. Tarde triunfalista en la que el envío de la casa Alcurrucén resultó noble, pero soso y justo de raza como denominador común.

Abrió la tarde un ejemplar acapachado, bajo y corto de manos, que resultó un tanto frío de salida y apenas se empleó en varas. Perera dejó un variado quite en el que combinó chicuelinas, gaoneras y tafalleras; y después brindó a la familia Lozano en memoria de Manuel. El animal desarrolló nobleza y celo en la medida muleta del torero de Puebla del Prior. El astado humilló con clase aunque sin transmisión y Perera dejó dos largas tandas con suma suavidad de importante repercusión en los tendidos, antes de que el toro mostrara evidencias de estar justo de raza. Espadazo efectivo y oreja.
Completó lote con otro astado noble, aunque justo de raza. Perera firmó una actuación de hondura y profundidad ante un ejemplar sin fuerza. Faena de largometraje, variada, con solvencia, capacidad y seguridad, que abrochó con un toreo de cercanías con las manoletinas enclavadas en el albero segoviano. Despachó con una estocada de efecto fulminante y sumó otro trofeo a su cuenta particular.

La falta de casta del segundo toro de la tarde marcó la primera actuación de Talavante. Abanto en los primeros tercios, el animal continuó con su mansedumbre en la muleta. Emoción nula y sosería extrema, en un trasteo largo que no terminó de coger vuelo. Lo mejor, además de un par de banderillas de Álvaro Montes, fue la rúbrica con la espada de Talavante. El público, muy respetuoso en todo momento, reconoció el esfuerzo del torero con una ovación.
Sorteó en segundo lugar un toro castaño chorreado, brocho y bajo de agujas que fue noble, como sus hermanos, pero sin emoción. La noche fue cayendo sobre la capital segoviana y la falta de transmisión del astado dejó el trasteo en detalles, sin terminar de despegar. Parado y con la cara a media altura, Talavante apenas tuvo opción a lucimiento pese a desplegar voluntad y realizar un esfuerzo para no irse de vacío. Remató de un certero espadazo y el público reclamó los dos trofeos, que fueron concedidos por la Presidencia.

ROTUNDIDAD DE LUQUE
La tarde entró en una vorágine de sosería tras salir al ruedo el tercero, que fue devuelto por un sobrero del mismo hierro que también presentó signos de acalambramiento y un comportamiento manso. Sin señales de raza alguna, pero con la suerte de caer en manos de un torero capaz. Le puso corazón Luque al asunto y consiguió que un astado sin un atisbo de casta terminara embistiendo. Firme y seguro, el sevillano logró tandas de mucha rotundidad y levantó la tarde. Un cierre por luquecinas disparó los “olés” en los tendidos y la efectividad con el estoque le llevó a asegurarse la salida en hombros con dos orejas.
Ya de noche por completo, Luque cerró el homenaje a Lozano con una actuación de mucho temple ante un terciado astado de Alcurrucén. Con suavidad y delicadeza, mimó en las telas a un ejemplar justo de fuerzas pero de buena condición. El diestro de Gerena se abandonó al natural, dejando los pases más sentidos de toda la tarde. El torero de la capacidad también es de la simiente del arte. Repertorios diferentes que le colocan en el escalafón como unos de los espadas más completos de la primera línea. El respetable estuvo con él y firmó la faena más relevante para coronar su tarde con otro espadazo y apuntarse dos orejas más. Plenitud de Luque, en su particular idilio con Segovia y la provincia.
Ficha
Plaza de Toros de Segovia. Tradicional corrida de toros de San Pedro. Homenaje a Manuel Lozano. Alrededor de dos tercios de entrada. Toros de Alcurrucén (tercero bis), nobles y justos de raza en líneas generales.
Miguel Ángel Perera, oreja y oreja.
Alejandro Talavante, ovación y dos orejas.
Daniel Luque, dos orejas y dos orejas.
