Morante, su torero, le tributó un inicio de faena sentado en el estribo traído de otra época en su Toledo, justo el día en que dijo adiós. La tradicional corrida del Corpus recordó la figura de un hombre sabio curtido a base tertulias infinitas y con un carisma innato, en un 19 de junio de 2025, que quedará grabado en el seno de uno de los linajes más relevantes del mundo taurino. La historia de Manuel Lozano (Alameda de la Sagra, Toledo, 1930), ‘Manolo’ en los callejones de las plazas de toros, es la de un niño que soñó con ser torero y, aunque lo consiguió a los 40 años de una manera insólita y un tanto exótica en Tánger (Marruecos), acabó siendo un personaje clave en el desarrollo del panorama taurino durante más de siete décadas. Con una visión privilegiada y una alta dosis de empatía, escribió su particular historia entre la picaresca y el romanticismo de una persona entrañable. Un alma libre, criado al auspicio de su abuelo y sus tías, dentro de una familia en la que fue el primero de cinco hermanos, Pablo, Eduardo, Concha y José Luis, todos ellos vinculados al toro. Un bohemio por convicción.
Un hombre querido, que dirigió la carrera de más de 40 diestros y gestionó más de 40 cosos entre España y América. Entre sus toreros, Morante, y entre las plazas de toros, la de Segovia. El inmueble de la carretera de La Granja fue su ilusión y, tras torear en torno al año 1960, llegó a convertirse en propietario. Todo empieza, cuando actuó como novillero en esta plaza, una ocasión que le sirvió para entablar relación con Ricardo Alonso, quien junto con Tomás Velasco gestionaba los espectáculos culturales de la ciudad. Llevaban los cines ‘Cervantes’ y ‘Sirenas’, el Teatro ‘Juan Bravo’, la sala de fiestas ‘Las Vegas’ -próxima al Acueducto-, y el arrendamiento de la Plaza de Toros. Dado el ímpetu y las ganas de Lozano, Alonso le ofreció hacerse cargo de las contrataciones de toreros y la compra de toros para Segovia. Tras unos años desempeñando esas funciones, en 1963 entró a formar parte de la gestión con un presupuesto para contratar ganaderías y espadas del 70%, mientras que el otro 30% lo llevaban Alonso y Velascbo para pagar impuestos, publicidad, médicos, veterinarios…

Como gestor, el primer cartel que dio en Segovia estuvo definido por Andrés Hernando, Curro Girón y su hermano, Pablo Lozano ‘La muleta de Castilla’. Después, en 1969 adquirió cerca del 75% de la propiedad de la plaza con Sebastián Palomo Linares, y con los dueños del Hotel ‘Victoria’, Adolfo y Gaspar, que llevaban un 25%. Desde entonces, las máximas figuras siempre tuvieron cabida en los carteles de San Juan y San Pedro; lo que llevó a poner a Segovia en un lugar privilegiado en el calendario taurino. Desde el segoviano Andrés Hernando, ídolo en la provincia, a Manuel Benítez ‘El Cordobés’ y Santiago Martín ‘El Viti’, pasando por Antonio Chenel ‘Antoñete’, Curro Romero, Ortega Cano, Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’, César Rincón, Enrique Ponce, José Miguel Arroyo ‘Joselito’, José Tomás, Julián López ‘El Juli’ o Morante de la Puebla, entre otros.
En una entrevista concedida en 2022 a El Adelantado de Segovia, recordaba que la mejor tarde que dio “no fue en San Pedro; fue en septiembre. Me ayudó mucho César Montalvo, que tenía una empresa publicitaria y era concejal, y quiso dar una corrida para la fiesta de La Fuencisla. Los toreros fueron Santiago Martín ‘El Viti’, Andrés Hernando y Gabriel de la Casa y este último indultó un toro de la ganadería de Amelia Pérez Tabernero. Además, ningún toro se fue con las orejas puestas al desolladero. Se llenó y hubo mucha gente de los pueblos gracias en parte a la Diputación, que llevó a los ayuntamientos hasta 2.000 entradas -entonces la plaza contaba con 5.700 localidades-“.
Lozano siempre defendió que “el presupuesto municipal para fiestas debe ser plural y acoger los gustos de todos los vecinos. No se puede discriminar a los toros del resto de festejos del programa de Ferias”. En esa línea, el empresario mantuvo siempre un especial vínculo con Segovia y dar toros siempre fue su prioridad. Hasta en sus últimos días, trabajó para dejar el terreno en buenas manos para que la ciudad no se quede sin festejos taurinos. Ahora, el futuro de la bicentenaria Plaza de Toros de Segovia queda encomendado a sus sobrinos, Pablo y Luis Manuel Lozano, que, bajo la empresa Hermanos Lozano Perea, han asumido la gestión para recuperar los toros en la tradicional fecha de San Pedro, el 29 de junio. «Trabajaremos más si cabe para rendir homenaje a mi tío en su Segovia», destaca Luis Manuel. Experiencia y conocimiento para que la ciudad vuelva a contar con corridas en sus fiestas. Para la ocasión, se anuncian tres diestros de primer nivel como Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante y Daniel Luque, con toros de la casa Lozano de Alcurrucén. Un marco de categoría para brindar un especial homenaje a Manolo.

LA CASA DE LOS REYES
Si la Plaza de Toros de Segovia fue la ilusión de Manuel Lozano; la Casa de los Reyes fue su empeño. Y es que este inmueble lindaba con las paredes exteriores de la Plaza por la zona de la Puerta Grande y en su día llegó a albergar las estancias de los monarcas en la ciudad. Esta edificación desapareció hace más de un siglo y la intención de Lozano era recuperar la estructura, después de que una sentencia de 2006 declarara el derecho a reconstruirla. Una idea que mantuvo para revitalizar el coso segoviano y en la que llegó a plantear un hotel con 70 habitaciones y sus espacios comunes. Por otro lado, para dotar de actividad a la Plaza también propuso la celebración de bodas y eventos; así como actuaciones musicales. El último acontecimiento taurino que se dio en el coso bajo su beneplácito fue el 21 de abril de 2024, con un tentadero para los alumnos de la Escuela Taurina Provincial de Segovia y una exhibición de recortes. El homenaje a un hombre que tanto dio a una ciudad queda ahora en manos de los segovianos.
