Tal y como estaba previsto desde hace meses, ETA emitió ayer el esperado comunicado en el que, sin rendición, ni entrega de armas, ni arrepentimiento, dice declarar un «alto el fuego permanente y de carácter general, que puede ser verificado por la comunidad internacional». Con la carga de retórica pseudorevolucionaria habitual, la banda asesina, que cumple casi milimétricamente con el calendario filtrado en su día por Interior, condiciona además esta nueva supuesta tregua a una negociación política, con la independencia del País Vasco como objetivo irrenunciable.
Por supuesto, tal ejercicio de demagogia, huérfano de prueba tangible alguna, no mereció la más mínima credibilidad por parte de los partidos democráticos, que advirtieron de que se trata de una nueva mentira de los terroristas, cuya única pretensión es facilitar a sus lacayos de Batasuna la participación en las elecciones de mayo para así lograr fondos públicos con los que financiar a sus pistoleros.
Por si alguien tuviera la tentación de caer en la trampa de ETA, baste con recordar que la anunciada ayer es la quinta tregua total del entramado criminal, que asimismo decretó otros cinco parones parciales a lo largo de su historia.
De igual modo, es necesario hacer hincapié en el hecho de que, entre la última declaración de alto el fuego, realizada en marzo de 2006, y el comunicado de ayer, la banda ha matado a 12 personas.
Quizá de ahí que ni siquiera los asesinos, que han continuado sin descanso con sus actividades ilícitas en Francia y España, con reiteradas campañas de cobro del impuesto revolucionario, crean en su buena fe, ya que la tregua, lejos de ser incondicional, se supedita al utópico logro de acuerdos en relación con «la autodeterminación, el derecho a decidir e incluso la independencia» en el ámbito del «núcleo del conflicto político» y que «resuelva las claves de la territorialidad y el derecho de autodeterminación y a decidir».
La banda asegura «coincidir» con lo expresado tanto en la Declaración de Bruselas, en la que los mediadores internacionales le pidieron un alto el fuego permanente y verificable a finales de marzo y con la declaración de Guernica del 25 septiembre en la que Batasuna, EA y Aralar le solicitaran que ese alto el fuego fuese unilateral, un término que ni siquiera aparece en el comunicado.
Lo que sí se proclama es que «todas las partes deben comprometerse a respetar los acuerdos alcanzados por la ciudadanía vasca, estableciendo las garantías y mecanismos necesarios para su implementación».
En caso contrario, es decir, si el Estado no se pliega a tales exigencias, aunque no se diga expresamente, resulta sencillo deducir, que, ETA volvería a matar.
Ya en el terreno del folclore terrorista, hay que reseñar, que un individuo encapuchado fue el protagonista del vídeo en el que se da a conocer la nueva estratagema de los asesinos. La cita fue editada en euskera y castellano, y en ella aparecen tres miembros de la banda, aunque solo el citado portavoz, situado en el centro, es quien toma la palabra. Los etarras, que visten ropa negra, incluidos guantes y boina, con un anagrama de la banda en el pecho, cubren su rostro con pañuelos blancos
La grabación dura dos minutos y 19 segundos, y finaliza con los miembros de ETA con el puño izquierdo en alto coreando los manidos lemas «Gora Euskal Herria Askatuta! Gora Euskal Herria Sozialista! Jo ta ke independentzia eta sozialismoa lortu arte!».
Tras conocer el nuevo pronunciamiento de los asesinos, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, informaron personalmente al rey sin que trascendiera el contenido de la conversación.
Lo cierto es que poca sorpresa pudo manifestar el monarca, puesto que el comunicado era considerado inminente desde la primavera pasada, cuando los abertzales daban por hecho que se conocería antes del verano. La fecha se pospuso luego para finales de octubre y finalmente para algún momento cercano al Año Nuevo, como así ha sucedido.
Tal cumplimiento de un guión diseñado sin duda por la cúpula de la banda asesina no hace sino reforzar la evidencia de que se trata de una maniobra destinada a despejar el camino de Batasuna para su retorno a las instituciones y a las consiguientes subvenciones públicas que ello conlleva.
Ese proceso electoral del brazo político de ETA comenzó a finales de 2009, con la aprobación del documento Zutik Euskal Herria (Euskal Herria en pie). A partir de ahí, el 24 de abril se pidió «un nuevo proceso de negociación», y a ETA un alto el fuego «permanente». El 20 de junio, Batasuna y EA escenificaban su alianza al apostar por vías «exclusivamente pacíficas, políticas y democráticas». Tras el verano, el 25 de septiembre Batasuna, EA y Aralar pedían de nuevo en Guernica un alto el fuego a la banda, en este caso, «permanente, unilateral y verificable».
La nota conocida ayer pone pues fin al primer acto de ese sainete y abre la puerta a un posible gesto del Gobierno permitinedo a los terroristas estar presentes en los comicios.