El escritor y comentarista taurino Domingo de Guzmán cerró el XXVII Ciclo Taurino-Cultural de la peña «El Espontáneo» cuyas cinco convocatorias han tenido lugar en Palacio de Mansilla de la ciudad de Segovia.Pasaron por el estrado Enrique Amat, escritor y comentarista taurino, David Mora, matador de toros, Ramón Gutierrez, ganadero de bravo, Williams Cárdenas, presidente de la Asociación Internacional Taurina y el referido Domingo de Guzmán. Este informador fue el presentador-moderador del ciclo.
Domingo de Guzmán basó su conferencia sobre el momento actual de la fiesta. En su alocución pintó muy negro el panorama, afirmando que los enemigos tienen mala fe y fuerza para desacreditar el espectáculo taurino basando sus criterios en lo cruento y sin razón, según su particular aserto.
“La fiesta de toros vive sus momentos más delicados de su historia”, afirmó. “A este paso, va a ser difícil que la fiesta sobreviva. Existe una trilogía que voy a desgranar. El primer punto, sociológico. Ahora es un espectáculo minoritario. No se oye hablar de toros lo suficiente en medios ciudadanos. Es un espectáculo tremendamente caro. En los pueblos es donde se aprecia mejor el momento actual. Los llenos de Las Ventas, Bilbao o Pamplona son ficticios. Es la fiesta social mayormente que la taurina. El segundo punto lo fijo en las ganaderías. En este sentido, el campo bravo nunca reportó beneficios. Los ganaderos mantenian sus respectivas ganaderías por un prurito de afición y en algunos casos romanticismo. Era como si dijéramos la corona de un gran patrimonio agrícola. Se crian más toros que los que la demanda exije, de ahí el déficit. Existe un abanico de encastes muy amplio”.
“El tercer punto, la decadencia de la fiesta”. Y comentó: “Ahí se puede afirmar que esa decadencia parte de hace mucho tiempo. En el siglo XIX el espectáculo se basaba en el valor del torero, en el máximo riesgo y en la estocada. Belmonte llegó para variar los conceptos. Predominio de la estética desconocida hasta entonces. Luego comenzó una cierta decadencia generacional de toreros, se rebaja el nervio de los toros, dejando de ser un toro asesino a pasar a un toro colaborador. En la actualidad las faenas en muchos casos resultan anodinas, los festejos aburridos, al animal se la quitado el instinto agresivo. Para ver un espectáculo, digamos más íntegro, hay que ir a ver a José Tomás, porque el descafeinado toreo de Cayetano, Jesulín, Paquirri o el Cordobés, sólo convencen a los espectadores ocasionales, no a los aficionados. Pero José Tomás también entra en el juego de la especulación, ya que únicamente lidia toros de cuatro seleccionadas por él, ganaderías”.
“Opino que la única solución es la que aplican en Francia con una afición que tiene presencia y peso. Allí en todas sus plazas se ofrecen espectáculos dignos, íntegros. Nos están dando una contínua lección. Cierto que en Madrid se pueden ver corridas de verdad, con toros de verdad y a veces con toreros de verdad, como la corrida del 1 de cotubre en el mano a mano entre Fandiño y Mora. En el entramado taurino se hicieron multimillonarias cinco familias aprovechando los tiempos de esplendor económico y de mayor afluencia a las plazas. ¿ Quienes son esasa familias?. Pues las muy conocidas de Balañá, Canorea, los Lozano y las dos ramas de los Chopera. Sobre las denominadas corridas duras, éstas a mi juicio no existen. Ya me dirán que juego deslucido y bajo de casta ofrecen toros de Miura, Pablo Romero o Samuel Flores, si en plazas como las de Bilbao, por ejemplo, observas un deterioro físico en las reses realmente lamentable”.
Coloquio sustancioso con preguntas muy directas y respuesta muy responsables por parte del conferenciante, altamente documentado en la materia. Nicolás Pascual, presidente de la peña taurina «El Espontáneo» cerró el ciclo con palabras de agradecimiento y deseos de que se pueda convocar el vigésimo octavo ciclo. Se cenó en La Taurina donde le fue entregado el correspondiente óleo de Tablada al quinto y último conferenciante de este recién celebrado XXVII Ciclo Taurino-Cultural de la peña El Espontáneo.
