Bióloga especializada en Zoología, divulgadora y comunicadora medioambiental, Gloria Molina tiene una conexión muy especial con la naturaleza, sobre todo con la del entorno de Segovia. Por eso, desde las Aulas de la Naturaleza de Revenga, cuyo proyecto dirige, se dedica a hacer llegar a vecinos y visitantes la importancia de mantener nuestros ecosistemas. Molina también es presidenta de la Asociación para la Divulgación Medioambiental, Proyectos de Naturaleza y Ecoturismo (AUNATUR), desde donde reivindica la importancia para la naturaleza de su gran pasión, las aves, especialmente los vencejos, que en Segovia ya son famosos por sobrevolar los arcos del Acueducto durante la primavera y parte del verano. A ellos se dedica el Festival de Vencejos, que este fin de semana celebraba su segunda edición gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento de Segovia y AUNATUR
—La colonia de vencejos de Segovia es una de las más importantes de Europa, ¿qué papel desempeñan en la ciudad?
—Así es. La especie que tenemos aquí, que forma esta colonia tan espectacular en el acueducto, es el Vencejo Común, cuyo nombre científico es Apus Apus, y puede que sea una, si no la mayor colonia en Europa, porque ese tamaño es tremendo y espectacular. En realidad todos los vencejos son los que llamamos insecticidas naturales, puesto que aparte de tener una adaptación extrema al vuelo, que eso es una cosa fantástica de su vida, su dieta es estrictamente insectívora. Junto con las golondrinas y con los aviones comunes, son los que muy cariñosamente llamamos los tres mosquiteros o las tres aves mosquiteras, pues por una convergencia evolutiva tienen la misma dieta y comen insectos voladores, mosquitos que sean transmisores de enfermedades como el virus del Nilo o el mosquito tigre, enfermedades que están llegando con mucha violencia en algunos sitios. Eso es una de las mayores beneficios que tienen para nosotros estas aves. Aparte de su papel como controladoras de plagas, estas aves también son indicadores de la calidad ambiental de la ciudad, por lo que su presencia se vuelve todavía más imprescindible.
—Aparte de estos beneficios, ¿qué los hace tan especiales?
— No solamente es el beneficio que tenemos de esa dieta tan estricta, sino que pasan gran parte de su vida volando sin parar. Ellos no se posan como otras aves, como los gorriones u otras aves que conocemos. No se posan nunca. Durante su año, su ciclo, en un año están nueve meses volando sin parar y luego los tres meses que pasan aquí en España solo se detienen para hacer su ciclo reproductor, buscar el nido, poner huevos, cuidar a su prole y marcharse. Pero lo asombroso también es que los vencejos jóvenes hasta que se hacen adultos y pueden llegar a reproducirse, los tres primeros años de vida hasta que pueden poner huevos, no se posan nunca. Solo en situaciones puntuales, si les pilla una tormenta se agarran a una pared vertical y ahí se protegen. Es una de las poquísimas veces que ellos pueden tocar algo físico, pero todo el resto de su vida, nueve meses, incluso diez, la pasan volando sin ningún problema. Al año habitualmente, en su viaje migratorio de nuestra península a África, incluso llegan a Sudáfrica, hacen como unos 20.000 kilómetros al año. Para unas aves que pesan 40 gramos, es algo sorprendente.
—En la web de la asociación se indican soluciones y buenas prácticas para evitar daños a los vencejos en la rehabilitación de edificios ya que estas aves están protegidas por ley, ¿que dice esta legislación?
— Es la Ley 42/2007, del 13 de diciembre, la Ley de Patrimonio y Biodiversidad. En esta ley se protege a una serie de aves que están incluidas en un listado de especies protegidas y en la que se dice que no se puede destruir las colonias ni nidos, ni pollos, ni individuos. No se puede ni siquiera molestarles en cualquier época del año, estén criando o no. Esto quiere decir, concretamente, y dirigido a los vencejos, las golondrinas y a los aviones comunes, que estas prácticas que se hacían y que se siguen haciendo lamentablemente, por ejemplo, con los nidos de avión común, esos nidos hecho con bolitas de barro que generalmente se ven en las ventanas, y que la gente quita a palazos y a escobazos porque ensucian, ya no está permitido. No se justifica que se quite en mitad de un ciclo reproductor y que se mate a esos pollos. Seprona puede hacer la denuncia y antes eran administrativas, pero ahora han pasado a ser penales. Las denuncias pueden ir desde 3.000 euros incluso a 300.000. Es lógico que a lo mejor en verano se quiera rehabilitar el tejado en una casa de pueblo, pero hay que tener cuidado porque pueden tener colonias de vencejos o murciélagos, otros de los insecticidas naturales. Si desaparecen, se nos va toda la biodiversidad y depende la salud humana y social de la biodiversidad que tengamos en las ciudades.
— ¿Qué ocurre si no queda más remedio que retirar alguno de esos nidos?
—Si es necesario quitar o destruir o hacer algo con estos nidos tanto de avión común como de golondrina o vencejo, obligatoriamente deben tener una autorización especial, en este caso sería de la Junta de Castilla y León, pero con argumentos y con sensatez, no simplemente por el hecho de que ensucian el suelo. Eso no tiene ningún argumento, ni científico, ni de salud. Ese es el problema que tenemos, la destrucción de colonias y de hábitats para estas tres aves. Y eso es lo que reivindicamos.
—Esto en cuanto a edificios comunes, pero ¿qué ocurre cuando los nidos se encuentran en edificios históricos?
—Las administraciones son cada vez más conscientes de que deben ir cambiando ya que la sociedad se lo demanda y se van adaptando lentamente, aunque aún queda mucho por hacer. En este caso patrimonio sí lo cumple a la hora de crear planes como el de las Áreas Históricas de Segovia (PEAHIS), que lleva aparejado hacer un informe previo de biodiversidad de los edificios. Cuando limpian el acueducto, lo hacen en épocas donde ellos no están, o si hay que hacer algo en la muralla se dejan huecos especialmente para que puedan habitar los vencejos y así se evita además que aniden otro tipo de aves como las palomas.
— Centrándonos en el festival, ¿cuál fue la motivación principal para crearlo?
— Queríamos dar a conocer nuestra asociación y personalmente yo como bióloga y apasionada por los vencejos, mi mayor objetivo es divulgar desde hace muchísimos años la importancia que tienen estas aves, que han sido muy desconocidas pero que llevan con nosotros mucho. Con el descenso de la población que están sufriendo junto a otras aves migratorias, mi deber era poner en valor su importancia. Entonces, desde hace muchos años, más de 15, estoy en contacto con expertos de Frankfurt y Reino Unido. Allí hacen algo muy bonito que es comunicar, a través del arte, literatura, música, para poner en valor a estas aves, pero que llegue mejor a la gente, Una simple publicación técnica ni científica está bien, pero para que la gente en general lo conozca tenemos que hacerlo de otra manera. En España los pioneros en hacer el Festival de Vencejos fueron el Ayuntamiento de Alange, en Badajoz, junto con unos vencejeros extremeños que apostaron por el primer Festival de Vencejos y fue un éxito rotundo. Luego se ha unido Arévalo con su Vencejo Fest, el festival de Vencejos de Ávila, también se ha hecho en Madrigal de las Altas Torres, y faltaba el de Segovia, que ya llevamos este segundo festival, porque el primero, la verdad es que fue un éxito de asistencia y de participación. Aunque fue solamente una jornada, fue increíble cómo llegó a todo el público y cómo la gente se divirtió y conoció a los vencejos a través de actividades, de charlas, con buenos comunicadores y terminar como tiene que ser un buen festival con música.
— ¿Cómo se eligen las actividades que forman parte del programa?
— Desde luego el festival es monotemático, pero no se cierra a la participación de otros temas y de que se incluyan información de otras especies de aves, puesto que todo está relacionado, incluso también vegetación, el cambio climático, por cómo les afecta. Pero en principio los festivales no son jornadas técnicas, son jornadas para compartir. Entonces eligen las personas que intervienen según el contenido que hayan tenido de sus investigaciones o su participación o su experiencia. Por ejemplo, el año pasado tuvimos a los organizadores del festival de vencejos de Ávila, de Arévalo, y que nos contaran cómo ha sido su experiencia, por qué lo hicieron. No pudimos contar con los de Alange porque coincidían justo el año pasado las mismas fechas, pero sí tuvimos el mensaje de la persona que inició realmente todo esto. Es una vencejera belga, Martine Wouters, que fue la que inició el Día Mundial del Vencejo, la que propuso ese día el 7 de junio. No son jornadas científicas, son informativas de cara al público, por lo que buscamos que sean divertidas, con buena comunicación y que lleguen a todo el mundo, que todo el mundo sepa quiénes son los vencejos
— ¿Cómo fue la acogida de la primera edición? En esta han dispuesto de tres días en lugar de uno, cree que llegará a un mayor público?
—El año pasado realmente fue espectacular. Nosotros no esperábamos una respuesta tan abrumadora. Solamente fue una jornada, por la mañana se hizo las actividades de niños y por la tarde, en las charlas que se hicieron en la Alhóndiga, se cubrió el aforo inmediatamente. Se hizo la inauguración por parte de May Escobar, la concejala, y luego yo impartí la charla de la extraordinaria vida de los vencejos. El aforo eran 150 personas o algo así y se cubrió. Había gente esperando, haciendo fila para entrar y luego teníamos un punto de observación para ver a los vencejos mientras estaban marchando a dormir en el cielo desde el Acueducto. Ahí estuve hablando a la gente que se acercaba en la plaza del Azoguejo, y estuve yo creo que desde las seis o siete de la tarde hasta casi las diez de la noche hablando en una mesa que teníamos de información con folletos e ilustraciones mientras los vencejos hacían sus carruseles y jugaban. Fue muy bonito. Esta edición yo creo que la acogida final será igual o mejor. Yo lo deseo desde luego, pero con que vengan la gente y se interesen, que entren y que mantengan el asombro por ellos, me daría por satisfecha. Me gustaría que con eso consigamos un cambio de actitud en su día a día y que aprecien y conserven a estas aves tan maravillosas. Con eso, creo que ya habremos aprobado.
— ¿Han observado un cambio en la percepción o conocimiento del público sobre los vencejos desde la primera edición?
— Desde luego, o por lo menos ahora los ven más. Llevamos toda la vida viéndolos volar y escuchándolos, pero no hacemos caso. Y es que no estamos acostumbrados a mirar hacia arriba, para ver a otros vecinos que tenemos en la ciudad. Desde el año pasado a este, incluso desde hace algunos años que estamos haciendo actividades de vencejos, pero muy sencillas y muy modestas, la gente me dice, “Gloria, parece que este año han venido más vencejos” y yo creo que lo que han hecho es aprender a mirar. Entonces sí se dan cuenta de la cantidad de vencejos que tenemos y se fijan más. Eso ha sido una de las cosas que más me ha llamado la atención. Yo creo que la población sigue siendo la misma, pero la gente se está fijando más en los vencejos, que son el símbolo de la ciudad de Segovia.
—Es el único festival de vencejos en la provincia de Segovia, ¿hay previsión de ampliarlo a otros municipios?
— Pues sí, este año se va a hacer en Covarrubias, en Burgos. También se ha unido un festival de vencejos en Gijón y creo que hay uno en Barcelona. Es una semilla que se ha estado formando a lo largo de los años con mucho esfuerzo y que está teniendo muy buenos resultados. Yo creo que es una herramienta de divulgación ambiental y de educación ambiental fantástica, que llega todo el mundo y que lo podemos hacer de una forma alegre, divertida, una información siempre rigurosa y científica, para que no haya confusiones y que tenga buena información, pero que participemos todos y que disfrutemos de estos días de festivales.
—¿Cómo pueden colaborar los ciudadanos o entidades interesadas en futuras ediciones del festival?
— Hay muchas formas de colaborar. Hay otras asociaciones que se especializan en otras cosas, pero en el festival, lo importante es participar, acercarse, disfrutar de los días que vamos a tener y aprender, que nunca se pierda el asombro sobre lo que les vamos a contar y mantener ese asombro y esa sorpresa de lo que tenemos y que no nos damos cuenta que compartimos. Y bueno, si quieren participar en algo, colaborar como voluntarios o aportar sugerencias, estamos abiertos a todas las ideas, nos pueden escribir a la web, a aunatur.com o a festivaldevencejosdesegovia.com, a cualquiera de las dos webs. Yo encantadísima les puedo aconsejar y si tienen cualquier duda o consulta, pues, también encantada les puedo atender y sugerir soluciones.
