Israelíes y palestinos volverán a sentarse en la mesa de negociaciones el próximo 2 de septiembre con el objetivo de resolver un conflicto que les enfrenta desde hace ya más de seis décadas, el tiempo transcurrido desde que la ONU aprobó la creación de dos Estados, uno judío y otro árabe, una decisión que no fue aceptada por estos últimos, lo que desencadenó una sucesión de guerras abiertas, que finalmente han conducido a un enfrentamiento larvado, pero no por ello menos violento, cuya solución se antoja complicada.
El caso es que Estados Unidos, tras meses de intenso trabajo y no pocos reveses en el camino, relanzará el 2 de septiembre en Washington las negociaciones directas de paz entre israelíes y palestinos con el ambicioso objetivo de lograr un acuerdo en un año.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha invitado al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Abu Mazen, a una reunión en dos semanas para relanzar el diálogo directo de paz, que quedó suspendido hace 20 meses por la ofensiva militar hebrea en la franja de Gaza de diciembre de 2008 y enero de 2009.
Poco después de la invitación, solicitada por Tel Aviv, el Cuarteto emitió un comunicado en el que apoyó las negociaciones y un acuerdo que termine con la «ocupación» que empezó en 1967 y resulte en la proclamación de un «Estado palestino independiente, democrático y viable que conviva en paz y seguridad con Israel y sus otros vecinos».
Netanyahu aceptó de inmediato la llamada de EEUU, aseguró que «alcanzar un acuerdo de paz es difícil pero posible», y explicó que negociará «con el deseo genuino de alcanzar la paz entre los dos pueblos, al tiempo que preservar los intereses nacionales de Israel, el principal de ellos su seguridad».
Por su parte, los palestinos convocaron ayer por la noche una reunión de urgencia del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que se ocupa de las negociaciones de paz, en la que se decidirá la respuesta a la invitación, aunque todo indicaba que será afirmativa.
El anuncio se hizo tras siete rondas de diálogo indirecto, iniciado el pasado 9 de mayo con la mediación del enviado especial de EEUU para Oriente Próximo, George Mitchell, e innumerables consultas por parte de Clinton y de su equipo con el Cuarteto -EEUU, Rusia, la ONU y la UE-, los israelíes y los palestinos y líderes de la región.
El presidente de EEUU, Barack Obama, ha invitado al presidente de Egipto, Hosni Mubarak, y al rey Abdalá II de Jordania, a asistir a la cita, teniendo en cuenta su «papel crítico» en este esfuerzo conjunto de llevar la paz a Oriente Próximo.
Obama mantendrá el 1 de septiembre reuniones bilaterales con los cuatro líderes, seguidas de una cena, a la que asistirá también el representante del Cuarteto para Oriente Medio, Tony Blair. Al día siguiente, Clinton celebrará un encuentro trilateral con Netanyahu y Mazen en el Departamento de Estado para relanzar formalmente el diálogo y «resolver todos los asuntos del estatus final», que, dijo, «creemos podrán ser solucionados en el plazo de un año».
Lo más probable es que haya reuniones posteriores, algunas de las cuales se celebrarán «en la región», explicó después Mitchell.
El anuncio de ayer pone fin a semanas de especulaciones sobre la posibilidad de reanudar el diálogo directo entre las partes tras siete meses de intensas gestiones diplomáticas por parte de Estados Unidos. Mitchell ha organizado desde mayo pasado siete rondas de contactos indirectos con israelíes y palestinos para preparar el terreno.
Aunque Tel Aviv deseaba volver a la mesa de negociaciones, árabes y palestinos se negaban por sus dudas acerca de la sinceridad de la postura israelí. La ANP exigió garantías de que el proceso sería serio y basado en las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días de 1967, para evitar que se convierta en un nuevo fracaso.
Las presiones diplomáticas se intensificaron en los últimos días, ya que el 26 de septiembre vence la moratoria de 10 meses para la construcción de asentamientos en las colonias judías de Cisjordania.
La ONU advirtió esta semana de que en esta coyuntura es de suma importancia mantener en la región una «atmósfera adecuada» para facilitar el diálogo, por lo que pidió a las dos partes que se adhieran a sus compromisos en la Hoja de Ruta. En concreto, insistió en la necesidad de renovar la moratoria en los asentamientos y evitar cualquier tipo de provocación.
Mazen abandonó en diciembre de 2008 las negociaciones iniciadas en Annapolis (Estados Unidos) a finales de 2007, tras la ofensiva militar israelí en la franja de Gaza, que acabó con la vida de más de 1.400 palestinos, en su mayor parte civiles.
Pese a la esperanza que representa el relanzamiento del diálogo directo de paz, EEUU sabe que el camino no será fácil.
