El cuerpo de Santa Teresa de Jesús regresó este lunes al sepulcro de mármol, ubicado en el camarín alto de la Basílica de Nuestra Señora de la Anunciación, en Alba de Tormes (Salamanca) tras 15 días de veneración pública en los que fue honrado por más de 90.000 peregrinos, según datos facilitados por la Orden del Carmelo.
Ocho carmelitas descalzos, cada uno de un convento, llevaron en andas la urna de plata con los restos mortales de la Santa Andariega hasta la puerta del Museo Carmus para su despedida definitiva.
La comitiva, encabezada por una bandeja con todas las llaves que abren el sepulcro, estuvo acompañada por la Banda Municipal de Música de Alba de Tormes.
Una vez en el camarín alto, se excusó la presencia de los medios de comunicación para que la comunidad de las Hermanas Carmelitas Descalzas y los representantes de la Orden del Carmelo tuvieran un momento de intimidad antes del regreso definitivo de la urna de plata al sepulcro del mármol.
El prior de los Carmelitas de Alba de Tormes, Miguel Ángel González, agradeció al personal involucrado en el desarrollo de estos 15 días de “intensa espiritualidad”. El acto arrancó a primera hora de la mañana con la firma del acta notarial introducida dentro de la urna.
“Se ha retirado el hábito que tenía Santa Teresa de Jesús, que pasará a la sala de reliquias, y la Santa tiene ahora un hábito sencillo. Después, se ha procedido al cierre de la urna con sus llaves. La llave del padre general ha sido utilizada por él mismo para el cierre. La llave de las Carmelitas Descalzas ha sido utilizada por la madre priora para el cierre. La llave del duque la ha utilizado la señora alcaldesa en representación de la Casa Ducal y de la villa. Y la llave del rey la ha utilizado, hemos querido tener esa distinción, el padre prior de los Carmelitas Descalzos de Ávila, en representación de la Casa Real”, resumió González.
El prior recalcó que fue un momento de “especial emoción” que contó con la asistencia de carmelitas descalzas y carmelitas descalzos “venidos de distintos conventos de España y también de otros países del mundo”. “Un momento de intensa oración en un silencio y respeto extraordinarios”.
Esta ha sido, según matizó el prior, la veneración “más multitudinaria” de Santa Teresa de Jesús porque la de 1914 apenas duró un día y la de 1760 unas horas, siendo esta la tercera ocasión en la que el cuerpo de la Santa sale al encuentro con sus fieles desde su muerte, en 1582.
