Va avanzando la conmemoración del quinto centenario de la colocación de la primera piedra de la Catedral de Segovia. En este artículo se van a recordar algunos personajes de los que tenemos noticia por su contribución material al primer templo de la diócesis. Su generosidad y empeño continuaron la estela de grandes hombres que no escatimaron medios en lo que se refiere al culto de Dios y evangelización, apostando por lo mejor del arte de su tiempo.
Hemos de remontarnos al obispo Fadrique de Portugal que según Diego de Colmenares determinó la construcción de una nueva catedral. La primera piedra sería bendecida por su sucesor Diego de Ribera. Habría que esperar a 1768 para su consagración por Juan José Martínez Escalzo al que debemos el órgano del lado del evangelio, como a Bartolome de Ocampo y Mata el órgano del lado de la epístola construido en 1702. Francisco Pío Guadalupe Téllez canónigo de nuestra catedral que llegaría más tarde a arzobispo de Santo Domingo donó mil reales de plata a la Virgen de la Paz. A Antonio Idiáquez Martínez le correspondería el arreglo de la torre tras quemarse la aguja en una tormenta de 1614, encargando al Cabildo su sepulcro en la capilla de san Antonio Abad. La idea de una capilla dedicada a san Frutos hay que atribuirla a Domingo Guerra Leiva, nombrado para la silla de Segovia en 1728. Por último, entre los prelados mencionar, ya en el siglo pasado, a Julián Miranda Bistuer que compró los pasos de Semana Santa de escuela catalana, y a Remigio Gandásegui que donó las vidrieras de Maumejean del ábside.
En la construcción de la catedral tuvieron un papel determinante los fabriqueros, entre ellos cabe destacar a Juan Rodríguez que lo fue durante 40 años dejando memoria escrita de sus desvelos en la primera etapa constructiva. Le debemos entre otras cosas, que se haya construido con sillares en vez de mampostería, así como el acierto de los 4 talleres que realizaron las vidrieras manieristas de las naves. Otro fabriquero a recordar y que tuvo este oficio por dos décadas es Miguel Grijalba- Guzmán que logró los retablos de la capilla mayor y del trascoro.
Siguiendo con otros capitulares hago referencia a Juan Quintanapalla que dio 1000 maravedíes para fábrica; Antonio Calvo Ruiseñada y Antonio Gómez Dávila probables mentores del gran retablo de la capilla de Santiago recientemente restaurado; Tomás Plaza Aguirre consiguió que el pintor y pertiguero de la catedral Francisco Herranz realizara las vidrieras del siglo XVII, cuando ya no se sabía cómo hacerlas; Antonio Ayala Berganza que ideó la capilla de enterramiento de él y los otros 3 prebendados de su familia con destacados elementos barrocos.
El archivo capitular de la catedral tiene una gran deuda con el deán Tomás Baeza. Su rico y extenso legado son fuente de información imprescindible para conocer la historia decimonónica de Segovia. Antes que él, Pedro Arias-Dávila nos dejó el rezo de san Frutos y de la Inmaculada aprobados por Pablo V en 1610. El archivero Alonso Godos Poza haría en 1717 un extracto de los milagros de san Frutos. Conocido y querido por muchos de nosotros fue Hilario Sanz que como archivero durante 33 años acometió el traslado de los fondos del archivo desde la llamada librería al lugar actual consiguiendo subvenciones, y gastando sus energías en inventariar y clasificar 900 años de historia y música.
Al contemplar la catedral podemos pensar en su rica vida, en las personas que la construyeron, embellecieron y mantuvieron. Sea este un pequeño homenaje para ellas en el quinto centenario que celebramos.
