«Lo poco agrada y lo mucho cansa» o cómo una faena pasa de ser importante por la distribución de tiempos en su justa medida a alargarse hasta el punto de perder fuelle. El francés Sebastián Castella firmó este jueves una actuación de repercusión a un sobrero de Zacarías Moreno que salvó la tarde de Alcurrucén, a base de dominio a la par que suavidad, en la que decidió seguir toreando, pese a sonar un aviso, y terminó empalagando en exceso. En un vaivén de opiniones confrontadas en los tendidos, dejó un bajonazo que difuminó el premio. El reloj manda y más en Madrid.
Abrió plaza un toro armónico, musculado y lomirecto, que fue una amalgama de comportamientos, sin opción a lucimiento. Primero rompió con el aforismo de que el encaste Núñez es frío de salida, pues acudió con brío y clase al capote de Castella. Después, redujó su empuje en varas y manseó. Y en la muleta ofreció buen embroque, pero sin emoción. Justo de raza. El francés lo probó por ambos pitones, sabedor de que no era toro para triunfo en Madrid y con el público protestando, y despachó el trance con diligencia.
Completó el lote con un sobrero de Zacarías Moreno, largo, con cuello y fino de cabos, que se vino arriba en banderillas tras parear con eficacia Rafael Viotti y Alberto Zayas. Se fue a los medios Castella, donde molestó el viento y donde se pasó las guadañas del astado por la espalda en varias ocasiones para meter al público en la faena. Se vio las caras con un toro exigente, que careció de ritmo y requiría dominio. El francés se percató de ello y, cuando se acopló, dejó tandas en las que imprimió dominio a la par que suavidad. Alargó en exceso la faena y lo que iba camino de ser una actuación importante terminó por entrar en cauces soporíferos. El empalago del exceso. Escuchó un aviso y siguió toreando, con la plaza dividida: los que pedían que siguiera pegando pases y los que reclamaban que se fuera a por la espada. Al final, un bajonazo dejó todo en una ovación.

PERERA, SIN ESPADA
Uno de los castaños de la ‘casa Lozano’ sorteó en primer lugar Miguel Ángel Perera. Astado ojo de perdiz, acapachado y ‘amigable’ de cara, que tuvo una irregular embestida y al que le faltó un punto de raza. Fue pronto, pero derrotaba a la salida del muletazo. El extremeño limó asperezas y el toro mejoró su condición por el pitón izquierdo. Perera dejó naturales de hondura y mano baja; y después firmó tandas de derechazos donde la presentación de la muleta planchada y la ligazón fueron claves para dar con las teclas de la trasmisión. En el desenlace de la actuación, redujo distancias, donde también se encontró cómodo, aunque se atascó con el uso de los aceros.
Fue echándose la noche sobre el cielo de Madrid y el viento fue tomando parte. Dificultando el vuelo de las telas. Templado y con dominio, Perera cerró su lote con un soso y distraído ejemplar de Alcurrucén, con caja y alzada. La falta de raza del animal no dio opción a lucimiento, en un trasteo que, para las nulas posibilidades que se atisbaban, también se alargó en exceso. El largometraje continuó a espadas.

INTELIGENCIA DE LUQUE
No quería salir de chiqueros el tercero, un astado castaño listón, lucero, volcado de pitones y largo. Sin embargo, pronto metió la cara con clase y fijeza en las mecidas verónicas de Daniel Luque. Después, empujó en cierta medida en el peto del caballo y en banderillas apretó. Tuvo clase y nobleza, aunque le faltó un punto de chispa. Firmeza de Luque, que empezó con doblones y pases estéticos, y continuó una actuación de capacidad y variedad para terminar por luquecinas. Rubricó con media estocada y recogió una ovación del público.
El último de la tarde protagonizó la pelea más estimable en varas, y después Raúl Caricol ofreció un buen tercio de banderillas. Fue el toro de Alcurrucén que más opciones dispensó. Luque estuvo firme e inteligente y aprovechó la movilidad del animal en los primeros trances de muleta para bajarle la mano con precisión. Sin embargo, el ejemplar pronto fue a menos y no pudo romper la faena, pese dejar el sevillano buenos pasajes. De esta manera, se cerró uno de los festejos más extensos de la feria: casi tres horas.
Ficha
Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid). 12º festejo de la Feria de San Isidro. Lleno de ‘no hay billetes’. Toros de Alcurrucén, desiguales de presentación y faltos de raza, y Zacarías Moreno (cuarto bis), exigente.
Sebastián Castella, silencio y ovación tras leve petición (aviso).
Miguel Ángel Perera, silencio (aviso) y silencio (aviso).
Daniel Luque, ovación y silencio.
