La Concejalía de Turismo y Patrimonio Histórico da por finalizadas las actuaciones tendentes a proteger con mayor seguridad a la Casa de la Moneda de posibles inundaciones. Las obras, calificadas de urgencia, se aprobaron tras la riada del pasado 2 de marzo, la mayor registrada en dos siglos y medio, según los estudios que maneja el Ayuntamiento.
La concejala Claudia de Santos explicó ayer a EL ADELANTADO que se ha ejecutado un plan de obras para dar mayor estanqueidad a los muros, tanto de la terraza, como de las instalaciones interiores, y la intervención, de la que la parte más visible es la barandilla de cristal instalada en el muro de la zona dedicada a terraza de la cafetería, está finalizada. De esta manera, la elevación se ha incrementado en 40 centímetros sin impedir la visión de los usuarios.
Además, también se han instalado dos compuertas para regular el agua del río que puede acceder a los canales ante una crecida, una bomba y otros elementos más pequeños con la finalidad de ofrecer una mayor protección ante riadas extraordinarias.
El montante de las obras ejecutadas el pasado mes de abril y finalizadas a principios de este mes asciende a 30.000 euros.
La última inundación se produjo en la CECA el pasado 2 de marzo, cuando el agua anegó la cafetería del restaurante y el patio de canales. El nivel del río se elevó en esa jornada 15 centímetros por encima del muro de la terraza y, desde ahí, se filtró por una ventana y una puerta al interior del establecimiento.
Afortunadamente, el agua no pudo entrar en la zona dedicada a museo gracias al ‘antepecho’ o talanquera que refuerza en esa zona los cristales de las ventanas, de un grosor especial, colocado a raíz de la inundación de marzo de 2013.
Los daños en las instalaciones este año consistieron en desperfectos en el sistema de calefacción, la terraza quedó anegada por barro y agua, lo que exigió una limpieza completa. Los gastos derivados de las reparaciones son asumidos por un seguro.
Comportamiento
Por otro lado, Claudia de Santos, sostiene que la CECA “está donde está, al lado del río y la naturaleza es imprevisible”. A pesar de todo, añade que el Ayuntamiento tiene en cuenta el comportamiento del río a lo largo de los últimos 550 años, que ha sido objeto de estudio.
En virtud de ese estudio se adoptaron en su momento medidas de protección “estándares”, para proteger de una riada que, según los modelos de predicción, solo se produce cada 50 años. Sin embargo, la del pasado mes de marzo fue equivalente a la que se produce únicamente cada 250 años, por lo que se han adoptado soluciones adicionales. “Confiemos en que no se produzca la que tiene lugar cada 500 años, porque entonces, desaparece”, concluyó.
