Guzmán Martín Manrique puede presumir de ser uno de los pocos jugadores del voleibol segoviano que ha conseguido levantar un título de campeón de España, después de lograr el título nacional júnior con el Río Duero de Soria en el Campeonato de España que acogió la ciudad pacense de Almendralejo, y que mostró a un conjunto intratable en todos sus partidos, que terminaron por el mismo marcador de 3-0, incluyendo las semifinales y la final.
El joven segoviano de 19 años, que apenas suma uno vinculado al voleibol tras dejar atrás su etapa como portero de fútbol sala, ha vivido una temporada de ensueño culminada con un rotundo éxito colectivo: “La sensación del equipo es muy positiva, ya no sólo por haber ganado el campeonato sino por cómo se ha conseguido”, explica con satisfacción. “Ganamos sin perder ni un set, cosa que se ve pocas veces, pero también pasamos por momentos difíciles que supimos solventar, así que la sensación es muy buena”.
La contundencia con la que el Río Duero se impuso en la competición nacional júnior no fue producto de la casualidad. Según Guzmán, el grupo ya partía con altas expectativas desde el inicio: “Sentíamos que éste era nuestro año. Tenemos muchos jugadores que jugaban este torneo por última vez, como Rodrigo y Alejandro que para mí fueron los mejores jugadores de la final y veíamos que, o era este año, o no lo sería ninguno, así que salimos al campeonato a darlo todo”.
El conjunto soriano se hizo con el título mostrando un dominio aplastante, sin perder un solo set en los siete partidos que disputó en Almendralejo
El rendimiento personal del jugador segoviano en el torneo fue acorde a su papel dentro de un bloque tan sólido como unido. Consciente del alto nivel de sus compañeros, y en especial de Alejandro Villalba, elegido MVP del campeonato y que comparte posición con él, Guzmán asumió un rol más secundario pero igualmente comprometido: “Yo llegué al equipo a aportar todo lo que pudiera. Soy un jugador que siempre va a sumar esté donde esté y, si en este campeonato me ha tocado jugar algo menos y estar más tiempo en el banquillo, pues aporto desde allí. Y lo que saliera a jugar, a intentar hacerlo lo mejor posible”, como sucedió en los encuentros de la primera y la segunda fase.

La trayectoria deportiva de Guzmán es atípica. Su formación previa como jugador de fútbol sala con la EFS Valverde en División de Honor juvenil dio un giro inesperado cuando se trasladó a Soria por motivos académicos. Allí, en una ciudad volcada con el voleibol y con el Río Duero como referencia, encontró un nuevo camino: “Los veranos solía jugar al vóley playa en la pista de El Sotillo, y más o menos se me daba bien, pero todavía no pensaba en jugar. Por un tema de estudios tuve que ir a Soria y, viendo que allí no hay mucho fútbol sala, a veces iba a ver al primer equipo del Río Duero de voleibol. Me gustaba mucho Pepe Villalba, un jugador al que he ido a ver bastante. Los amigos que hice eran del club y ya este año me decidí a entrar”. Y no se puede decir que su debut fuera especialmente sencillo: “Mi primer partido ‘oficial’ en el vóley fue en un campeonato de España universitario, cosa que no se ve mucho”, dice con una sonrisa.
«He tenido la gran suerte de que me tocara Manu Salvador como entrenador, porque me ha ayudado mucho a progresar»
Una de las claves de su rápida progresión ha sido el respaldo técnico recibido en su nuevo equipo, “ya que he tenido la gran suerte de que me tocara Manu Salvador como entrenador, porque yo no sabía demasiado de la técnica del voleibol. Manu sabe mucho, porque es el máximo anotador de la historia de la Superliga y me ha ayudado mucho a progresar. Pero es que siento que todavía me queda muchísimo por aprender”, señala con humildad.
Pese a su pasado en el fútbol y el fútbol sala, el joven segoviano siente que el voleibol ha llegado para quedarse en su vida: “Siento que he progresado mucho en poco más de un año que llevo entrenando y jugando. En fútbol sala jugaba de portero y a los porteros se les pide que paren… y ya está. En el voleibol hay mucho más sentimiento de equipo, porque si uno no lo hace bien en la jugada, ya toda ella no funciona. Se apoya mucho al compañero y por eso creo que el voleibol era justo lo que necesitaba”.
Lejos de acomodarse tras una temporada inaugural brillante —en la que ha competido en la Primera Nacional con el equipo filial del Río Duero—, Guzmán mantiene los pies en la tierra y la motivación intacta: “Lo que pienso ahora mismo es en entrenar a tope hasta el 1 de junio y venir en agosto con la intención de hacerlo mejor. Estoy muy orgulloso del equipo por este campeonato, pero el año que viene hay que ir a por más”.
