Pongo fin a mis apariciones en este foro después de once temporadas dando mi opinión sobre la actualidad deportiva local y provincial. Acabo satisfecho con mi tarea lo que es mucho teniendo en cuenta mi proverbial autoexigencia. Me quedo con ganas de escribir sobre temas que hubieran levantado ampollas, pero mi capacidad para alterar lo que no se quiere cambiar es nula, y no me ha merecido la pena arremeter contra molinos de viento a lomos de un rocín flaco. Y no crean que no me avergüenza esa suerte de cobardía. A pesar de ello he de reconocer que, en más de una oportunidad, me he quedado muy a gusto escribiendo lo que me ha parecido. Lo he gozado.
En Segovia se han hecho y se hacen cosas muy bien en materia deportiva. Y se han hecho y se hacen otras muy mal. Nunca hemos sido en esta bendita ciudad dados a aprovechar las fortalezas del beneficio común anteponiéndolas al ego, lo que no deja de ser una tragedia. Allá cada cual.
Pero comparezco aquí para dar las gracias, así en general, a las personas relacionadas con el deporte segoviano con las que mantengo la cordialidad suficiente como para poder mirarnos a la cara, pese a que en algunos casos nos hayamos dicho de todo. Algunas no se merecen mi respeto, la inmensa mayoría sí. Gracias a los amigos y a la familia, porque esta profesión es muchas veces tan ingrata que los desahogos siempre los sufren los mismos.
Y gracias también a quien me dio en su día la oportunidad de dirigirme a Segovia entera desde esta atalaya para la que nunca se me dio una directriz sobre lo que podía o no escribir. Y eso, se lo aseguro, no es lo habitual.
