La superficie sembrada de cereal en la provincia de Segovia ha experimentado un retroceso significativo en la última campaña. Según los datos recogidos por la Unión de Campesinos de Segovia (UCCL), se han dejado de sembrar 9.000 hectáreas con respecto a la temporada anterior, lo que equivale, en términos agronómicos, a una superficie equivalente a toda la comarca agrícola de Santa María la Real de Nieva, aunque la pérdida de actividad cerealista viene produciéndose de forma sostenida en los últimos años. La organización agraria atribuye este descenso a la falta de rentabilidad que sufre el sector cerealista, afectado por el aumento continuado de los costes de producción y la caída del precio de venta del grano.
La UCCL presentó recientemente los datos que ponen negro sobre blanco en la situación que atraviesan los productores de cereal en la provincia, destacando el incremento de los insumos agrícolas y el encarecimiento de la maquinaria como factores determinantes en el deterioro de la viabilidad económica de las explotaciones.
El precio del trigo ha caído por debajo de los 200 euros por tonelada y el de la cebada llega solamente hasta los 186 euros, limitando los beneficios
Durante el año 2024, el precio de los fertilizantes se incrementó en un 12%, y en lo que va de 2025, el aumento ha sido del 3%. A ello se suma un alza acumulada en el coste de la maquinaria agrícola, cuyo precio, según indica la UCCL, se ha duplicado desde el inicio de la pandemia. Como resultado, el coste medio de producción por hectárea en la provincia se sitúa actualmente en torno a los 750 euros.
Esta subida de costes obliga a los agricultores a alcanzar rendimientos muy elevados para cubrir gastos, en una exigencia de rendimiento difícil de alcanzar para la mayoría de explotaciones de cereal, especialmente en una provincia como Segovia, donde el 92% de la superficie cultivable es de secano.
NO SE CUBREN COSTES
La producción media en la última campaña fue de 2.811 kilos por hectárea en el caso del trigo, y de 2.590 en el caso de la cebada. Con esos rendimientos y el coste medio de producción señalado, el resultado para muchas explotaciones es la pérdida directa. Según los cálculos de la organización, los agricultores están soportando pérdidas de hasta 200 euros por hectárea en una campaña media.
La provincia cuenta con una amplia superficie dedicada al secano, donde la rotación de cereales ha sido históricamente la base de la actividad agraria. La pérdida de rentabilidad está llevando, sin embargo, a muchos agricultores a reducir superficie sembrada o directamente a abandonar la actividad.
CAÍDA DE PRECIOS
Uno de los factores que más preocupan a los productores es la evolución del precio del cereal en los mercados. Desde principios de este año, el trigo ha pasado de cotizar a 217 euros por tonelada a hacerlo a 199. La cebada, por su parte, ha bajado desde los 202 euros por tonelada hasta los 186. Estas caídas de precios se producen en un contexto de costes al alza y limitan todavía más las posibilidades de que las explotaciones logren beneficios.
Desde UCCL Segovia se apunta a las importaciones como uno de los principales factores que presionan los precios a la baja. Además, se denuncia el papel de los intermediarios en la cadena alimentaria, donde, según la organización, no se están respetando los precios mínimos fijados por ley. En este sentido, la Unión de Campesinos reclama el cumplimiento efectivo de la Ley de la Cadena Alimentaria, que prohíbe de manera expresa las ventas por debajo de coste.
Unión de Campesinos de Segovia advierte de movilizaciones ante la falta de respuesta de las administraciones por la competencia desleal de terceros países
Asimismo, los responsables de UCCL exigen la incorporación de cláusulas espejo para los productos importados desde países terceros, como Ucrania, de modo que se impongan a estas mercancías los mismos requisitos y condiciones que a las producciones nacionales. Consideran que, sin estas medidas, se está generando una competencia desleal que perjudica gravemente a los agricultores locales.
La situación ha llevado a la Unión de Campesinos a estudiar la posibilidad de convocar movilizaciones en defensa del sector cerealista. Aunque todavía no se ha tomado una decisión definitiva, desde la organización se baraja tanto la opción de concentraciones como la de manifestaciones, bien a nivel provincial o regional.
Desde la organización agraria se ha insistido en que la continuidad del cultivo de cereal en la provincia depende de que se tomen medidas urgentes que devuelvan la viabilidad económica a las explotaciones. En caso contrario, auguran un aumento del abandono de tierras y una progresiva pérdida de superficie sembrada.
PLANTAS FOTOVOLTAICAS
Ya sea causa o consecuencia, la irrupción de los proyectos fotovoltaicos y eólicos en Segovia ha venido a ocupar el terreno de anteriormente ocupaban los tractores. Actualmente, los precios de alquiler oscilan entre 1.000 y 2.000 euros por hectárea al año, dependiendo de factores como la ubicación, proximidad a infraestructuras eléctricas y características del terreno gracias a contratos que suelen tener una duración de 20 a 30 años, con posibilidad de prórroga.
El agricultor ve en las plantas fotovoltaicas como la solución a una disyuntiva que pasa por seguir trabajando la tierra prácticamente a pérdidas, teniendo en cuenta que el relevo generacional no se está produciendo de la mejor manera posible, o arrendar un terreno que ponga en la mano un buen dinero, si bien es cierto que el hecho de que ese mayor ingreso afecte a la declaración de la renta viene a poner un cierto margen de duda en los propietarios de los terrenos.
QUE NO LLUEVA MÁS
El sector agrario celebra hoy la festividad de San Isidro Labrador, patrón de los agricultores, con la tradicional combinación de actos religiosos, procesiones y rogativas para que la campaña se desarrolle sin contratiempos. Este año, sin embargo, el agua no es la principal preocupación del campo, al menos en lo que respecta a las reservas. Con los embalses del Duero al 92% de su capacidad y pastos y forrajes asegurados, el exceso de precipitaciones está dificultando la entrada a muchas fincas para completar las siembras de primavera.

Desde ASAJA, su presidente regional, Donaciano Dujo, pidió simbólicamente al patrón del campo “que eche el freno unos pocos días a las nubes, para que los agricultores podamos completar las siembras de primavera, girasol en secano y cultivos de regadío como patatas, remolacha y maíz”. En muchas parcelas todavía no se ha podido entrar por la acumulación de agua, lo que puede repercutir negativamente en los rendimientos, especialmente en los cultivos de regadío, al acortarse sus ciclos de desarrollo.
Los datos recogidos por el ITACYL apuntan a una campaña de cereal de invierno con buenas perspectivas por encima de la media de la última década
Respecto al cereal de invierno, los datos recogidos por los técnicos del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL) apuntan, de momento, a una campaña con buenas perspectivas, algo por encima de la media de la última década. La cosecha viene ligeramente retrasada, pero bien asentada gracias a la humedad acumulada durante la primavera. Aun así, el sector afronta con cautela el mes de mayo, que tradicionalmente concentra los mayores riesgos climáticos y sanitarios para este cultivo.
Las temperaturas elevadas, las plagas —insectos y hongos cada vez más extendidos— y los episodios de pedrisco o lluvias fuertes pueden causar daños en las espigas o provocar encamados que comprometan la recolección. Esta incertidumbre ha reactivado en los últimos días la campaña de seguros agrarios, con un incremento en la contratación de pólizas frente al pedrisco y otros riesgos climáticos.
La buena evolución del cultivo no se traduce, sin embargo, en una mejora de la situación económica del sector. La principal preocupación en estos momentos es la falta de rentabilidad del cereal, agravada por la evolución de los mercados internacionales y el aumento sostenido de los costes de producción.

