La segunda jornada del Festival Titirimundi estuvo marcada por la lluvia y la tormenta que imposibilitaron la celebración de las funciones al aire libre por la tarde. La suspensión afectó a estas representaciones al aire libre, mientras que las funciones en espacios cerrados continúan según lo previsto.
Espectáculo ‘Viva!’
Sin embargo, los montajes en espacios cerrados continúan colgando el cartel de «no hay billetes», como es el caso de ‘Viva!’, una propuesta de teatro de objetos presentada por la compañía hispano-francesa Café con La Loquace.
La obra, escrita e interpretada por el segoviano Daniel Olmos y la francesa Lisa Peyron, aborda una historia profundamente personal: el feminicidio de la abuela de Olmos a manos de su abuelo durante la posguerra en un pueblo de la provincia de Segovia. “Es una historia que ha sido tabú durante muchos años a nivel familiar, y lo entiendo. Pero han pasado dos generaciones, y sentimos que ya era hora de poder hablar, denunciar y levantar ese velo que dejó la dictadura”, explicó Olmos a EFE.
‘Viva!’ se construye sobre una escenografía aparentemente banal: un despacho de abogado donde los objetos cotidianos —una grapadora, un rollo de celo, un lápiz— se transforman en personajes e instrumentos narrativos. “El teatro de objetos tiene algo mágico”, subrayó Peyron, “porque puedes contar historias muy duras sin hacer daño. Un lápiz rojo puede ser un comunista fusilado. Y cuando lo partes en escena, el público guarda silencio. Ha aceptado el juego, y ese personaje ya existe”.
Con humor y ternura, la pareja convierte el despacho de un abogado —profesión que el segoviano ejerció antes de volcarse en el teatro— en el escenario de un juicio emocional y colectivo. “Hablamos también de fosas comunes, de fusilamientos, de un pasado que aún hoy, en 2025, sigue sin resolverse. Porque no se trata de abrir heridas: es que no están cerradas”, insistió Olmos.
La comedia no suaviza el trasfondo, pero sí crea un espacio común con el espectador. “Nos reímos mucho, también de nosotros como pareja actual. Así, podemos hablar de machismo y violencia sin dar lecciones”, afirmó Peyron.
En sus funciones en Francia, el espectáculo se recibe como una historia desconocida pero cercana, especialmente en zonas con fuerte presencia de descendientes españoles. “Muchos nos dicen: ‘mi abuelo también’, ‘mi abuela también’. Se sienten reflejados y nos lo agradecen”, cuenta Olmos. En España, la reacción es distinta. “Cuando hablamos de fosas y de los dos bandos, hay un silencio denso. Es una historia de hace dos días”. En cambio, el relato de María, la abuela asesinada, encuentra una recepción más abierta, “porque es una historia universal”.
Ambos coinciden en que el objetivo de ‘Viva!’ no es sentar cátedra, sino abrir preguntas. “Antes que artistas somos ciudadanos. Sabíamos que íbamos a pisar un terreno sensible, pero para eso está el arte, ¿no? Para incomodar, para despertar, para seguir hablando después de la función”, concluye Olmos.
