La actualidad económica está tan ligada a la política, que los empresarios andamos casi más ocupados y preocupados por las noticias nacionales e internacionales, que de atender nuestras actividades productivas. De forma general, la marcha de las empresas está relativamente controlada por los directivos. Pero las sorpresas que cada mañana nos llevamos con los titulares de los informativos escritos o hablados resultan imprevisibles, y cada vez resultan más asombrosos.
Escuchamos de vez en cuando que España se posiciona como una de las economías más dinámicas de Europa en 2025. Pero ello no concuerda con las sugerencias que nos hace el FMI, el cual insta a España a fortalecer la presión fiscal con reformas. Recomienda ajustar el gasto público, elevar ciertos impuestos —como revisar los tipos reducidos del IVA—, alargar la vida laboral o mejorar la eficiencia del gasto público.
Sin embargo, el Gobierno parece hacer oídos sordos y toma el camino contrario. Reduce la jornada laboral; y lo hace de forma unilateral y oportunista. Las organizaciones empresariales defendemos la reducción de la jornada, pero ajustada a las necesidades de cada sector mediante la negociación colectiva.
No debemos olvidar tampoco que las autoridades internacionales alertan de una economía mundial afectada por la guerra comercial liderada por Estados Unidos, que dispara la incertidumbre y ralentiza el crecimiento. Además, anuncia una caída del crecimiento global al 2,8% en 2025, y prevé un fuerte aumento de la deuda pública mundial.
Por otro lado, seguimos pendientes del aumento del gasto en defensa que propone Europa, lo cual debe estar acompañado de planes creíbles de financiación. Porque a menudo los políticos lanzan sus discursos públicos a modo de propaganda anunciando gastos para intentar agradar al ciudadano. Pero es preciso explicar de dónde se va a obtener el dinero necesario para acometer esas “inversiones”.
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Andrés Ortega, presidente Federación Empresarial Segoviana
