En tiempos de IA, el periodismo de base sigue siendo imprescindible. Es imposible que ningún medio pueda tener una cobertura suficiente en una región como Castilla y León que es según el Instituto Nacional de Estadística español, la de mayor extensión de España con 94.200 kilómetros cuadrados (Más de 6.500 kilómetros cuadrados que Andalucía, la Autonomía que la sigue). Una superficie repartida entre 9 extensas provincias. Es muy meritoria toda la labor que hacen en el conjunto de la Comunidad los periódicos regionales y locales, radios y televisiones y otros medios digitales. Hay que recordar que en algunas zonas de la provincia de Soria la densidad de población es inferior a la de Laponia. Este hecho nos hace valorar como imprescindible la necesidad de un periodismo rural que no sólo se conforme con hablar de las circunstancias reales de sus pobladores sino que, sobre todo, de voz a sus habitantes y contribuya a dar soluciones a sus problemas.
En el reciente apagón que afectó a toda la península Ibérica hubo zonas que recuperaron la electricidad en un período razonable de tiempo pero en algunas zonas de Castilla y León, como la propia capital de Segovia, recuperamos la luz a las 03.30 de la madrugada del día siguiente y en otros pueblos de la provincia, como los de la zona de Villalvilla de Montejo, un pueblo con 25 habitantes censados en 2024, la luz no volvió hasta 21 horas después de producido el corte inicial. Estas son sólo algunas de las circunstancias más recientes que nos hacen pensar que sigue habiendo una tremenda brecha entre unas zonas geográficas y otras, entre las ciudades grandes y las ciudades pequeñas y, muy especialmente, entre las zonas urbanas y las zonas rurales.
Seguimos descuidando a ese campo que nos da de comer, mientras nuestro cada vez más habitual “encastillamiento” urbano puede llegar a producir fenómenos paradójicos como el que ya se produce en Estados Unidos, donde 16 millones de norteamericanos creen que la leche con chocolate viene de vacas marrones.
Es imprescindible crear redes de comunicación que sirvan para producir una auténtica comunicación bidireccional que nos va a enriquecer mutuamente y va a facilitar el que podamos acabar de comprender que el campo necesita muchos más apoyos de los que estamos siendo capaces de aportar hasta el momento. En este caso me voy a referir más concretamente al terreno de la comunicación que siempre se ha considerado un ámbito secundario pero que, sin embargo, en esta tercera década del siglo XXI cobra una importancia fundamental. Por ejemplo, el que no haya cobertura de 4G de forma generalizada impide que, tanto jóvenes como mayores que quieran emprender en zonas rurales, puedan hacerlo y limita las posibilidades de atracción de los establecimientos rurales y merma las oportunidades para todos los negocios y empresas ya preexistentes.
El pasado miércoles 30 de abril tuve ocasión de participar en una mesa redonda organizada por la Coordinadora para el Desarrollo Integral del Nordeste de Segovia (CODINSE), una asociación sin ánimo de lucro que trabaja desde 1992 por el desarrollo de la comarca. Agrupa a 57 municipios de 119 localidades con un total de unos 10.000 habitantes. Esta convocatoria se organizó para celebrar las tres décadas de Periodismo local que celebraba la publicación el Nordeste de Segovia, promovida por la propia coordinadora. Esta presentación se llevó a cabo en Campo de San Pedro un pueblo de poco más de 240 habitantes, a 90 kilómetros de la capital de Segovia.
El fundador de la publicación, Jesús López Ramos, Presidente de CODINSE, recordó que esta publicación tiene el inmenso mérito de existir desde 1992. El progresivo proceso de digitalización de los medios, ha hecho que este periódico haya pasado a ser digital. Esto ha creado una cierta decepción en sus lectores habituales de más edad. Por ello, desde la coordinadora se ha querido celebrar con un anuario especial impreso esta conmemoración. Además de la presencia del propio Presidente de CODINSE, el coloquio fue dinamizado por la actual coordinadora de la Revista, la periodista Rosa Matías, también participó Anabel Pérez Villa, una joven profesional de la comunicación que cuenta con el blog “mujeres rebeladas” una iniciativa que visibiliza la vida de mujeres anónimas. En mi participación, traté de aportar mi experiencia de 45 años como académico, profesional del periodismo y de la comunicación audiovisual.
Bajo el enunciado de “Voces del Territorio”, los grandes temas del coloquio se centraron en la necesidad de reforzar y recuperar la memoria colectiva de los más mayores, y en reconocer la identidad rural y el compromiso con la información de proximidad. Es cierto que la Cátedra de Reto Demográfico y Despoblación de Next Educación ha recogido 2682 medios que actualmente funcionan en nuestro país pero, muy pocos de esos proyectos funcionan como lo que debería ser un periodismo de auténtica co creación, o lo que en los países anglosajones se ha denominado engaged journalism o periodismo comprometido, dando, en este caso, el protagonismo de la información a los propios habitantes de las zonas rurales. Para ello sería imprescindible generalizar proyectos de formación en alfabetización mediática, informacional y digital y crear un pacto de estado que pudiera apoyar a medios locales y regionales en esos procesos de formación. Sigue siendo una constante que los medios locales y regionales reciban subvenciones para dar protagonismo a los patrocinadores privados o institucionales, limitando lo que deberían ser otros objetivos de servicio público. Hoy más que nunca en tiempos de IA generativa es imprescindible dar oportunidades para que los jóvenes aprendan del mundo rural. En el ámbito universitario se ha lanzado esa excelente idea llamada Campus Rural que financia la llegada de jóvenes universitarios a zonas de nuestro campo para que tomen contacto con el mundo rural y hagan sus prácticas remuneradas en zonas rurales, prestando un servicio imprescindible. El siguiente paso sería invitar a esos jóvenes para darles una oportunidad de establecerse profesionalmente durante más tiempo y poder especializarse, en el caso que nos ocupa, dando su apoyo en tareas comunicativas en el ámbito rural. Esto podría ser perfectamente compatible con la creación de ayudas mucho más focalizadas para los medios locales y regionales.
Esta idea llevaría aparejado el objetivo de que los políticos sean mucho más generosos dando apoyo a proyectos distintos que no se reduzcan a exigir a los medios financiados la presencia permanente de los propios políticos en los periódicos radios o televisiones locales y regionales y se presten a dar el verdadero protagonismo a los destinatarios de un servicio público esencial para el logro del bien común.
Agustín García Matilla, vicerrector campus María Zambrano de la Universidad de Valladolid.
