El presidente del Consejo Nacional de Transición Interino (CNTR), Mustafá Abdel Jalil, aseguró ayer que el líder libio, Muamar el Gadafi, no será perseguido por sus crímenes si abandona el poder en un plazo de tres días.
«Si deja el país inmediatamente, en las próximas 72 horas, y deja de bombardear, nosotros renunciaremos a perseguirle por los crímenes», declaró el ex ministro de Justicia. Asimismo, advirtió de que no se ampliará la oferta.
Las declaraciones de Abdel Jalil, jefe del Gobierno de facto establecido por los rebeldes en Benghazi (este), se produjeron después de toda una riada de informaciones contradictorias sobre la propuesta de diálogo supuestamente ofrecida por representantes de Gadafi.
Según la televisión qatarí Al Yazira, un representante del Ejecutivo habría propuesto una salida del presidente del poder a cambio de que el Consejo Nacional Libio renunciara a perseguirlo judicialmente por los crímenes de que le acusa. Asimismo, el coronel habría exigido que se le permita salir sin problemas del país junto con su familia y que Naciones Unidas le garantice el derecho a disponer de sus bienes.
Las autoridades negaron categóricamente que hayan propuesto negociaciones con los rebeldes y un responsable del Ministerio de Asuntos Exteriores declaró a la cadena de televisión Al Arabiya que estas informaciones no tenían «absolutamente ningún sentido».
Por otra parte, un portavoz rebelde, Mustafá Gheriani, declaró que, efectivamente, un representante de Muamar el Gadafi había presentado una propuesta de diálogo al CNTR, pero precisó que la oposición había rechazado cualquier negociación con un dirigente que ha «derramado la sangre de los libios» y carece de credibilidad.
Así, el vicepresidente y portavoz del CNTR, Abdelhafiz Ghoga, tras hablar con varios miembros del consejo, decidía, sin previo anuncio, dirigirse a la gente que en ese momento se encontraba en la plaza de los Juzgados de Bengasi, donde se encuentra la sede de la administración opositora, para desmentir las supuestas negociaciones. «No hay diálogo y no hay nada llamado salida segura del país», afirmó Ghoga.
Asimismo, un miembro del Consejo, Jala al Gallal, declaró que Gadafi debe renunciar al poder y «asumir las consecuencias de sus actos» y rechazó cualquier acuerdo que suponga la inmunidad para el mandatario. «Una cosa es irse y otra que no se le persiga después, eso es inaceptable», aseveró.
Duros ataques
Por otro lado, el presidente libio trasladó ayer la ofensiva contra su pueblo hasta la estratégica ciudad de Zawiya, situada al oeste del país. Según informó un testigo, el dirigente ordenó a sus soldados que recuperasen la localidad «a cualquier precio», sin importar «a quién se lleven por delante», y para ello, desplegó más de 50 tanques al municipio.
Según informaciones de habitantes de la estratégica localidad, las tropas del régimen «habían dejado muertos» en sus asaltos por las casas, entre ellos un niño de cinco años.
Los opositores soportaron estoicamente el duro ataque de las fuerzas gadafistas, que con al menos seis incursiones aéreas mantuvieron arrinconados a los rebeldes en la defensa del puerto de Ras Lanuf, a unos 350 kilómetros al este de Bengasi.
Las consecuencias de los ataques, además de las bajas, fueron la evacuación y éxodo de los habitantes de esta terminal petrolera que tiene capacidad para exportar más de 200.000 barriles diarios.
