Sentimientos encontrados, sensaciones dispares. Como una herida que no se cierra en forma de oportunidad perdida o como un nuevo acto de heroica para seguir aferrado a la salvación, la Gimnástica Segoviana rescató en el último suspiro un empate frente al Barakaldo en un partido en el que el equipo vizcaíno golpeó primero con una diana tempranera y en el que, un arrebato final gimnástico, tuvo premio con la diana en el añadido de Diego Gómez (1-1). Un punto para seguir creyendo en la permanencia, dos puntos perdidos que la alejan de ella.
Sobre La Albuera, la Segoviana buscaba ahí poner fin a un maleficio en 2025 en el que encadenaba hasta siete encuentros consecutivos sin vencer. Ya son ocho, como un peaje eterno. Y, para ello, Ramsés Gil introdujo cuatro variaciones respecto al último once frente al Andorra en el que la principal novedad era el regreso a portería de Pablo Carmona en lugar de Héctor Oliva. En el resto del dibujo, David López ejerció de lateral derecho ante un Juan Silva lesionado con Rubén en el izquierdo y Sergi Molina y David López como pareja de centrales, centro del campo formado por Fer Llorente junto a Astray y Borrego y, arriba, repetía tridente con Berlanga y Tellechea en los extremos y Farrell en la punta de ataque.
La condena del balón parado
Pizarra aparte y, en frente, un Barakaldo con el fin de volver a engancharse a la terna por el playoff de ascenso que, práctico y sin necesidad de escaparates, le bastó medio bofetón para mandar a la lona a la Segoviana a la primera que pudo. Por medio de una acción a balón parado, Muguruza en el segundo palo libre de marco batió a Carmona a la salida de un córner con el que puso el 0-1 y, de paso, ahondó en la depresión gimnástica. No en sus palabras, pero sí en sus hechos. Tanto que, los números terminaron por desnudarlo en la primera parte con ningún disparo a puerta.
Lejos de las áreas, las sensaciones segovianas tampoco eran mejores con un equipo de Ramsés Gil plano, decaído, con más corazón que fútbol, incapaz de ser dañino ni encontrar a Fer Llorente en la medular ante una defensa vizcaína incontestable, sin errores ante las esporádicas intentonas de Berlanga y Tellechea y que jugó a las mil maravillas con la ansiedad de la Segoviana.
Aún así, dicha coyuntura la llevó ligeramente a crecer hasta el descanso, sin llegar a atisbar la portería defendida por Tena a excepción de un tímido disparo de Borrego que se marchó desviado, pero sí suficiente como para ganar terreno ante un Barakaldo precavido, con los deberes hechos y que trataba de matar el partido al contraataque.
Ya tras el paso por vestuarios, la mejoría gimnástica no cesó. Lo corroboró Fer Llorente con un nuevo lanzamiento muy alejado de la meta vizcaína en una acción que dio paso a un doble cambio de Ramsés Gil en el que dio entrada a Gómez y Fernán por Astray y Tellechea cerca de la hora de juego. Esa ventana, junto a la entrada de Céspedes por Rubén minutos más tarde, acabarían cambiando el partido. Entre medias, el conjunto de Imanol de la Sota acarició el segundo con un disparo desde larga distancia de Deje ante la salida de Carmona. Fue la última llegada del Barakaldo, pues la Segoviana resucitó.
Y entonces, apareció Diego Gómez
Con 20 minutos por delante, el conjunto azulgrana ya sí despertó de una vez por todas y se agarró con uñas y dientes al milagro de la salvación. Hasta empatarlo y rozar la victoria. En un ejercicio de resiliencia, la Segoviana dijo adiós a la desidia y tiró de orgullo para volcarse sobre la portería de Tena. Su insistencia acabó pagando pues, tras dos buenos remates de Diego Gómez junto a un disparo desde la frontal de Céspedes que obligó al portero del conjunto vasco a intervenir, el equipo de Ramsés Gil encontró el tesoro. Y,como casi siempre, a la heroica.
En el tiempo de prolongación y, con el destino siempre caprichoso, fue Diego Gómez quien se vistió de héroe gimnástico para acabar rescatando un valioso empate. Una diana de fe, de trabajo incondicional y la primera de la temporada para el ‘9’ con la que el delantero de Trescasas dijo adiós a lo grande a una larga sequía goleadora. El tanto dejó las tablas definitivas, aunque no fue por empeño gimnástico que, descamisado y al grito de ‘sí se puede’ entonado por La Albuera, tuvo la felicidad plena en dos últimas acciones que, ni Hugo Díaz con un disparo a las manos de Tena, ni uno último de Berlanga que se marchó rozando la escuadra vizcaína, acertaron.
Así, la Segoviana terminó sumando un punto insuficiente a ojos de la clasificación, pero que es mejor que ninguno y que la permite seguir enganchada al tren de la permanencia. Porque como predica el propio Ramsés Gil, el objetivo gimnástico es llegar al último partido con vida. Y, de momento, sigue con ella que, visto lo visto, no es poco.
