El Ayuntamiento de Segovia, en su sesión plenaria de mayo, aprobó ayer de manera inicial la nueva Ordenanza Municipal de Ruido y Vibraciones, con el voto en contra de los doce concejales del PP, que criticó al equipo de Gobierno por “no tener voluntad política de alcanzar un consenso”, además de redactar el texto “un año más tarde de lo que marca la normativa”, según apuntó Azucena Suárez.
La concejala de Medio Ambiente, Paloma Maroto, explicó que la norma en vigor es de 1987 y era necesario adaptarse a la nueva legislación nacional y autonómica; “el ruido produce daño, desde molestias a problemas de salud y medioambientales, y las administraciones deben controlarlo”, dijo, haciendo hincapié en que se definen las condiciones de aislamiento que deben tener los edificios.
Para el PP, la prioridad no es el aislamiento de los edificios, sino combatir el ruido del ocio nocturno y criticó que no se incluya una norma especial sobre las zonas acústicamente saturadas. Azucena Suárez, justificó el voto en contra de su grupo asegurando que es una ordenanza “farragosa, que no aborda el problema real del ruido, y que deja en la indefensión muchos ciudadanos, en uno de los temas que más quejas genera en la ciudad”.