Que la Gimnástica Segoviana consiguiese su ansiado objetivo de la permanencia en Primera RFEF pasaba, en todas las quinielas a inicio de curso, por hacer del campo municipal de La Albuera un fortín. Pronóstico que, a falta de cinco jornadas para el final de la temporada, está lejos de cumplirse. Aunque aún está a tiempo de resurgir. Porque el equipo de Ramsés Gil, a seis puntos de la salvación con 15 en juego, afronta este domingo la primera de sus dos finales consecutivas que tendrá en un escenario segoviano transformado ahora en frágil y vulnerable a partes iguales.
Allí, el equipo gimnástico aún no conoce el triunfo en lo que va de 2025 y encadena ya hasta siete encuentros consecutivos sin ganar con un balance de cinco derrotas y dos empates que han llevado a la Segoviana a una situación límite. Por ello, recuperar en forma de triunfos La Albuera en esta recta final de temporada (quedan tres encuentros) es vital para mantener intactas las opciones de permanencia. Y, la primera prueba de fuego será este domingo cuando, a partir de las 12:00 horas, reciba la visita del Barakaldo en un duelo al que el conjunto de Ramsés Gil llega tras sus dos últimas derrotas frente a Celta Fortuna y Andorra.
Por su parte, la tesitura del Barakaldo no es mucho más favorable puesto que, tras un inicio de curso estelar que lo llevó a coquetear con las posiciones de playoff de ascenso, el conjunto vizcaíno encadena ahora hasta seis partidos consecutivos sin ganar. Con un último recorrido de cuatro derrotas y dos empates, el equipo dirigido por Imanol de la Sota convive en la parte noble de la clasificación ya que ocupa la décima plaza de la tabla, a la misma distancia de los puestos de playoff de ascenso que del descenso (a cinco puntos) y hará acto de presencia en el feudo segoviano tras caer por la mínima frente al Sestao River (2-3).
De esta manera, sin margen de maniobra y bajo la premisa innegociable de sumar de tres en tres para seguir aferrado a la lucha por la salvación, la Segoviana se encomienda al acierto en las áreas sobre el verde y el aliento de la afición gimnástica en las gradas para seguir creyendo en una permanencia que cada día está más cara. Es hora de recuperar La Albuera.
