Uno de los principales acusados por el caso del crimen que tuvo lugar en La Higuera y que le costó la vida a una mujer de 47 años, apuntó ayer a su hermano, como posible autor; si bien él aceptó haber sido quien trasladó el cadáver hasta el lugar donde fue encontrado un mes más tarde.
J. L.R. es, hasta el momento, el principal acusado por este suceso ocurrido a finales de verano de 2012. Él abrió el turno de interrogatorios en la Audiencia Provincial. En su intervención aseguró que su hermano pudo ser el autor del fallecimiento de Rosa María De Andrés, con quien —según dijo— mantenía una relación sentimental. Admitió por otra parte que él ocultó el cadáver para encubrir a su hermano temiendo que fue él quien acabó con su vida tras una discusión.
Así se abrió la ronda de declaraciones por la muerte de Rosa María, de 47 años, que desapareció el 5 de septiembre de 2012 y su cuerpo sin vida fue hallado un mes después en un paraje deLastras del Pozo. En diciembre del mismo año entraron en prisión acusadas del homicidio tres personas: J.L.R, vecino de la víctima y principal sospechoso, y una pareja formada por el hombre A.D.S.P. y la mujer A.G.G. Otras tres personas fueron además detenidas por su presunta vinculación con el caso. Los seis prestaron declaración ante un tribunal encabezado por el presidente de la Audiencia, Andrés Palomo, en una vista oral que se presume durará cuatro días. El caso lo juzga un tribunal profesional, al considerarse que la finalidad de la muerte fue el robo.
La Fiscalía solicita 22 años y seis meses de cárcel para el principal acusado y penas de entre un año y nueve meses y cuatro años y medio para los otros cinco, acusados por diferentes delitos como encubrimiento, falsedad documental y receptación.
Según la versión del Ministerio Público, el 6 de septiembre J.L.R. accedió al chalé de su vecina para robar y golpeó a ésta con una porra hasta la muerte al ser sorprendido. Introdujo después el cuerpo en el maletero del coche de la víctima, limpió la sangre y se apoderó de joyas, una televisión y un portátil. Posteriormente trasladó el cadáver hasta Lastras del Pozo para ocultarlo. En su acción contó con el apoyo de A.G.G. y A.D.S.P, que encubrieron la muerte y ayudaron a vender los objetos sustraídos y el turismo de Rosa. Los otros tres acusados están supuestamente implicados en la venta del turismo a sabiendas de su origen ilícito.
En su comparecencia, de dos horas, J. L. R. negó ser el autor del fallecimiento de la mujer de La Higuera, de quien era vecino desde hacía unos tres meses, cuando se trasladó a vivir a un chalé colindante propiedad de su hermano. Es precisamente este hermano el que, según el principal acusado, pudo originar la muerte de Rosa María durante una discusión pasional la noche del 6 de septiembre.
J.L.R. ha explicado que al día siguiente, a petición de su hermano, acudió a casa de Rosa María para conocer cómo se encontraba tras la pelea. Al no haber respuesta a sus llamadas, accedió al interior del domicilio y halló el cuerpo de la mujer en el garaje con sangre en la cabeza. Seguro de que su hermano fue la última persona que estuvo con ella, optó por limpiar la sangre y trasladar el cadáver a otro lugar con el fin de encubrir a su familiar. En el paraje ‘El Sequedal’, en Lastras del Pozo, lugar frecuentado por él desde niño.
El fiscal desmontó algunos de sus testimonios entre los que encontró contradicciones.
Por su parte, la acusada A.G.G, quien acudió a vivir a La Higuera unos meses antes junto a su actual novio, A.D.S.P, pero que fue pareja del presunto homicida durante diez años, desmintió la buena relación que supuestamente había entre J.L.R. y su hermano, un extremo que confirmó en sus declaraciones el propio pariente.
El fiscal descartó una relación de éste con Rosa a la vista del registro telefónico, pues no constan llamadas entre los supuestos amantes en el último año antes del crimen, informa EP.
A.G.G insistió, por otro lado, en que el principal acusado manifestó en más de una ocasión su hartazgo de la vecina, posiblemente por los constantes problemas que tenía con todo el vecindario por los ladridos de sus perros. Pese a que en ocasiones pernoctaba junto a su pareja en el chalé de J.L.R, afirmó que en la noche del 6 de septiembre durmieron, como otras veces, en su furgoneta en la calle.
A.G.G, acusada con su novio de encubrimiento, expresó que conocía la intención de J.L.R. de vender un vehículo Fiat Punto de color rojo, propiedad de su tía, cuya procedencia ilícita ignoraba. Fue ella —aseveró—, quien hizo precisamente las gestiones para encontrar un comprador, si bien negó tener algo que ver con la transferencia posterior del coche, como también sostuvo su pareja. Fueron ambos quienes facilitaron a J.L.R. el contacto con el cuarto detenido, A.J.C, acusado de receptación y de ser el «asesor jurídico» de los tres anteriores, a los que según el fiscal aconsejó en sus declaraciones ante la Guardia Civil.
A.J.C, dedicado a la compra-venta de vehículos, admitió no obstante que la pareja le llamó únicamente para preguntarle si conocía de alguna persona interesada en adquirir el turismo y que, una vez se produjo la venta, ayudó al comprador a conseguir un justificante de la compra.
Un quinto detenido, A.G.B, se ha reconocido como el comprador del coche, una «ganga» de la que oyó hablar y por la que finalmente abonó 2.000 euros. Su intención, ha relatado, era ganar dinero «fácil» vendiéndoselo a su vez a F.J.P.G, el sexto de los detenidos, del que sabía que necesitaba con urgencia un vehículo para trabajar.
El Ministerio Público sostiene por el contrario que éstos, que conocían la situación irregular, contribuyeron a desviar cualquier sospecha en la adquisición ilícita del vehículo.
