La Guardia Civil desmanteló un grupo que asaltaba viviendas y comercios de ciudadanos chinos en Rivas Vaciamadrid y en la capital, en muchos casos vestidos con uniformes oficiales de la Policía Nacional, según informó ayer María Dolores Gimeno, comandante de la Guardia Civil, en una rueda de prensa celebrada en la Comandancia de Madrid.
Hasta el momento se esclarecieron dos robos en viviendas, cinco sustracciones de vehículos en tres momentos distintos y dos robos de comercios desarrollados entre verano de 2014 y la primavera de este año, aunque no se descarta —a raíz de las investigaciones y de las nuevas denuncias— que haya más.
Los integrantes de la banda robaban a ciudadanos chinos con un nivel adquisitivo medio y con negocios legales. El montante de lo robado asciende a 250.000 euros, según destacó la misma comandante.
La investigación se originó tras producirse el pasado mes de septiembre un robo en una vivienda en Rivas Vaciamadrid, en el cual los autores sustrajeron numerosos efectos de valor y tres llaves de vehículos, que más tarde fueron utilizadas para sustraer los turismos.
De las investigaciones realizadas los agentes constataron que los investigados seleccionaban como víctimas a ciudadanos de nacionalidad china, dedicados a actividades empresariales, a los que vigilaban para establecer rutinas y horarios, para finalmente perpetrar el robo en el momento más óptimo.
El objetivo de los ladrones eran las cajas fuertes, artículos de joyería y relojería, así como efectos informáticos y electrónicos. Si a su paso por la vivienda encontraban alguna llave de vehículo o comercio la sustraían también para hacerse con esos vehículos o para perpetrar nuevos robos en los establecimientos.
Una característica destacable de este grupo delictivo era la logística con la que contaban. Actuaban de forma muy organizada. En un primer momento robaban en las casas de los ciudadanos chinos. Para abrir las cerraduras de las mismas utilizaban muchas herramientas, tales como extractores de bombines, llaves falsas, maletines de apertura de cerraduras por el método del bumping e impresioning, y multitud de ganzúas.
Para saber los horarios y rutinas de sus víctimas desarrollaban dispositivos de seguimiento operativo, realizando las correspondientes fotografías y anotaciones.
