Al menos siete personas murieron ayer en el primer atentado con coche bomba que vive Noruega en el complejo gubernamental de Oslo, al que siguió un tiroteo en un campamento juvenil cercano a la capital, en el que, según testigos presenciales, hubo «otras nueve personas que perdieron la vida».
A las pocas horas de la sucesión de los ataques, un hombre que dijo pertenecer al grupo yihadista Ansar al-Yihad al-Alami reivindicó en un comunicado ambos golpes terroristas, afirmando que «solo es el inicio de nuestras cadena de acciones en respuesta a la publicación de las diversas caricaturas de Mahoma que aparecieron en los periódicos de aquí». Posteriormente, esta facción lo desmintió en un foro. Lo único cierto es que hay un detenido: el francotirador, que es caucasiano.
Así, los agentes de la Policía, que relacionaron los dos atentados, informaron de siete muertes y al menos 15 heridos en el golpe ocurrido a las 13,20 horas en un complejo de edificios del Gobierno situado en el centro de Oslo.
«Ningún miembro del ejecutivo resultó herido en la explosión de la capital», informó el primer ministro del país Jens Stoltenberg por vía telefónica y desde un lugar no revelado, por razones de seguridad, tras calificar la situación de muy grave. «Me he sentido muy impactado cuando he visitado los edificios alcanzados. Ha sido dramático», afirmó. Además, transmitió sus condolencias a las familias y los allegados de las víctimas.
Según algunos medios de comunicación noruegos, el objetivo del coche bomba de Oslo era el ministerio de Energía y Petróleo.
Sin embargo, al cierre de esta edición, persistía la confusión, en cuanto al número de víctimas del segundo ataque en un campamento de las juventudes socialdemócratas (UAF) en la isla de Utoya, cercana a la capital, y al que se esperaba acudiera hoy el propio Stoltenberg.
Aunque un testigo que se encontraba en el lugar de los hechos, indicó que vio más de una veintena de cadáveres tirados en el suelo. «He visto con mis propios ojos a 20 muertos en el agua», declaró Andre Skeie, de 26 años.
El tiroteo, en esta ínsula, ocurrió alrededor de las 15,30 horas, dos horas después del primer golpe, en unas instalaciones ocupadas por más de 560 personas.
El agresor era un hombre vestido con un uniforme de Policía que fue detenido posteriormente.
Mientras, en Oslo, las Fuerzas de Seguridad acordonaron todo el complejo gubernamental inmediatamente, al tiempo que se evacuaban las dependencias aledañas, como la estación de ferrocarril, varios centros comerciales y se registraba la zona en busca de otras posibles bombas. Asimismo, se desalojaron las redacciones de los principales medios del país. De hecho, al cierre de esta edición, las autoridades estaban pensándose cerrar el espacio aéreo.
Edificio muy dañado
El edificio que alberga las oficinas del primer ministro resultó seriamente afectado, junto con otros inmuebles vecinos, donde saltaron por los aires los cristales .
Tras la explosión se registraron escenas de pánico por las calles de la ciudad, con miles de personas corriendo, algunas de ellas completamente cubiertas de sangre.
Así, diversos medios locales informaron de la existencia de un automóvil destrozado, donde podría haber sido depositada una bomba, aparcado ante uno de los edificios más afectados.
